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EL ABORTO


Enviado por   •  12 de Diciembre de 2013  •  1.881 Palabras (8 Páginas)  •  178 Visitas

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En el campo de la filosofía, el aborto tiene implicaciones éticas, de una ética laica, naturalmente. El problema que se formula es el de saber si es moral o inmoral su práctica consciente, con independencia de los casos permitidos o prohibidos por las leyes. No se trata de legalidad, sino de moralidad y –hay que insistir en ello– no todo lo que es legal es moral, pues existen conductas permitidas legalmente, pero enormemente inmorales.

Con frecuencia se discute en especial si la práctica del aborto supone disponer de una vida, y más exactamente de una vida humana que no puede defenderse, lo que lo hace más grave. El problema filosófico fundamental es, pues, determinar en qué condiciones el producto de la concepción es no sólo vida, sino específicamente "vida humana", pues "vida" biológica sin duda lo es.

Si se pretende que la unión de los gametos masculino y femenino constituyen vida orgánica, la cuestión no es filosófica, pertenece a la biología y otros campos y, por supuesto, la respuesta es, supongo, afirmativa, sí hay vida orgánica, biológica, y la hay aun antes de la unión. Sólo es filosófica cuando la pregunta es sobre si hay o no vida humana, es decir, no vida del cuerpo humano, ni de sus órganos, ni de cualquiera de sus partes o de sus desprendimientos. La cuestión radica, pues, en saber qué es en estos casos lo "humano" de la vida.

A menudo entre los interlocutores que discuten sobre el tema se olvida justamente eso; a saber, que, naturalmente, el producto de la concepción vive desde el mismo momento que el óvulo es fecundado, pero, claro, vive, de la misma manera en que también viven los gametos masculino y femenino, antes de la fecundación, y que los espermatozoides no fecundantes mueren por millones. Pero, la cuestión, insisto, está justamente en preguntarse, si esa vida es ya vida humana, o sólo se trata de vida biológica. Al no ser fecundado un óvulo y morir y al morir los múltiples espermatozoides, ¿mueren con ellos millares de seres humanos? Si así fuera habría que evitar la procreación pues quien eyacula se convertiría en un homicida múltiple. ¿En qué momento, pues, la vida es vida humana y no sólo vida biológica? ¿Puede determinarse ese momento con alguna precisión? Este es, si no el único, sí uno de los problemas filosóficos en relación con el aborto, y se relaciona con el derecho, con la religión y especialmente con la ética.

Pocos advierten que los problemas éticos que el aborto plantea no son propios del aborto en cuanto tal, en casi ninguna de sus modalidades; se generan en áreas diferentes y a veces resultan falsos problemas o problemas mal planteados. Sus fuentes suelen ser el derecho (o, mejor, las leyes), la religión (alguna religión) y la ignorancia, que son, por igual, responsables de que tales problemas o seudoproblemas se formulen.

La religión (el catolicismo) contribuye al considerar pecado grave su práctica. Supone que al abortar intencionalmente y sin necesidad se comete un crimen, pues se priva de la vida, se dice, "a un ser humano". La Iglesia católica considera al cigoto, o sea el producto inmediato de la fecundación, el óvulo fecundado, como un ser humano, lo cual no deja de ser sorprendente. De nada sirve en su caso la llamada "pastilla del día siguiente": el pecado se comete y la pecadora recibe ipso facto su castigo, justamente el castigo más severo. Pero para la filosofía no cristiana, llamémosle laica o independiente, el ser "humano" no existe y tampoco la vida "humana", sino a partir de la presencia de la conciencia. Vivir es, por ejemplo, para Ortega "estar en el mundo", pero no sólo "estar" , sino darse cuenta de que se está. Esta conciencia lo es, entonces, de la propia existencia. "Si vivo –dice Ortega-y no soy consciente de que vivo, no vivo". El óvulo apenas fecundado, el cigoto, no cuenta con este componente y tampoco el mismo feto después. "Si me duele la muela, pero no soy consciente de mi dolor de muelas, no me duele la muela." Podría haber –añado–, un absceso putrefacto, pero es una verdad perogrullesca que si no soy consciente de que a muela me duele, entonces no me duele. El dolor supone tener conciencia de su existencia y si esta no existe, tampoco existe el dolor. Así también la vida, claro, la vida humana, pues la otra, la orgánica, la biológica es otra cosa, sostén de la primera, pero diferente de ella.

Ciertamente, el cigoto es parte del cuerpo de la mujer encinta y, aunque independiente, del hombre que la fecundó, y es el punto de partida de un nuevo ser humano, pero no es aún humano, como en rigor no son humanos los gametos aunque fueran también punto de partida para la existencia del cigoto (pues todo tiene un punto de partida y una causa); así tampoco mis dedos, ni mis dientes, ni mi corazón ni mi estómago, en tanto partes de mi cuerpo, a pesar de que alguno de esos componentes pudiera enfermar y matarme. La rodilla izquierda me duele, pero no es por sí misma consciente de su dolor y menos de su propia existencia, podrían quirúrgicamente ponerme una prótesis, y yo continuaría viviendo. El óvulo fecundado (cigoto), biológicamente vivo, por supuesto, puede ser extirpado y no por ello se mata a un ser humano, como no se mata a un ser humano cuando se le extirpa el apéndice vivo en una intervención quirúrgica, ni cuando se le extrae un cálculo renal o se le corta un miembro atacado por la gangrena. Se les corta no para matar al ser biológico del cual son fragmentos, sino, al contrario, para que viva más y mejor, tanto

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