El Desafío Del Educador
Enviado por bettogranja • 9 de Diciembre de 2011 • 361 Palabras (2 Páginas) • 586 Visitas
La escuela es el motor del cambio social. Desde ahí se forman los líderes y los funcionarios, los maestros del futuro, los empresarios, ingenieros y científicos que tendrán la responsabilidad de construir sociedades más justas, más igualitarias, más plurales y tolerantes. Sociedades, en suma, más democráticas. La escuela es la célula generadora, inicial, primigenia. Los demócratas se forman ahí y desde ahí. Los ciudadanos responsables, comprometidos, honestos son egresados de nuestras escuelas. O lo hacemos nosotros, o no lo hará nadie más que nosotros. Este es nuestro país, nuestra sociedad y comunidad, el trabajo nos corresponde a nosotros.
Como padres de familia, debemos acercarnos a los centros educativos, interactuar con nuestros profesores, participar en las actividades escolares, promover acciones constructivas a favor de la escuela de nuestros maestros y de nuestros hijos y alumnos.
El respeto, respaldo y admiración social que debemos a nuestros maestros empieza en casa, en el mensaje de nuestros padres, en la relación y opinión de nuestros padres hacia los docentes. No podemos pedir a los niños y jóvenes que crean y confíen en sus maestros, si escuchan en casa comentarios críticos o negativos.
El maestros es un apóstol de la educación, su imagen y respeto social, depende también de quienes convivimos y trabajamos con ellos en la formación de nuestros hijos. Los primeros responsables de que –en efecto- sean ejemplo y motor de cambio, son los propios docentes.
Construyamos escuelas abiertas, libres, fértiles en el diálogo y el debate, ricas en el análisis y la interpretación, multicolores en la tolerancia y la apertura, modernas y digitales en la interconexión y sus posibilidades.
Aplaudamos a los maestros que abrazan con pasión su ejercicio profesional, que se dedican con ahínco y júbilo a trabajar con los jóvenes, a guiarlos y orientarlos e un mundo cambiante y con frecuencia confuso.
Los países se edifican desde la escuela. Los sistemas se integran con personas reales que recibieron una educación y una formación en valores. Este es nuestro momento de asumir con entereza esa grave responsabilidad y hacerlo, de forma sistemática metodológica, por los siguientes 20 o 25 años. Solo entonces, podremos ver con claridad los resultados.
Ahí está el mundo, que no espera.
Alberto Granja Gómez
Universidad La Salle
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