El Destierro - Mio Cid
Enviado por rubernmartinez • 27 de Abril de 2014 • 625 Palabras (3 Páginas) • 631 Visitas
EL DESTIERRO
El destierro era una pena propia de los hombres ricos. El destierro en la Edad Media era igual a una pérdida de toda posesión y de su familia. El desterrado ya a no es un súbdito, como todos los demás, con el destierro se rompía todo el lazo del vasallaje entre el rey.
El destierro se denomina como un exilio, pero a diferencia de este en el destierro se pierde toda posesión, mientras que en el exilio no. El destierro se aplicaba algunas veces como pena subsidiaria en caso de insolvencia y se impondrían con frecuencia en los delitos de carácter político. Para abandonar el reino, al desterrado se le concedía un plazo. En las partidas de Alfonso X se concedían tres plazos: el primero, de tres días; el segundo, de nueve y el tercero, de tres. Los vasallos del desterrado debían servirle en el destierro.
En el Mio Cid se le es concebido un plazo para marcharse de 9 días, Mio Cid en su destierro da la opción a sus vasallos si quieren acompañarle o no, a los que le acompañen nada les faltara y regresaran con riqueza, es acompañado por varios hombres, por sus hombres más fieles y de confianza, estos hombre siguen sirviéndole en el destierro, ya que los lazos personales del vasallaje eran más fuertes que los que les unían al rey como simples súbditos.
El rey podía echar de sus tierras a cualquier hombre rico, pero debía concederle un plazo de cierta cantidad de días para marcharse; debía darle un caballo y alguien que le guiara en el camino. Durante el transcurso de ese tiempo el desterrado estaba bajo la protección de la paz y se halla plenamente a salvo de los ataques de sus adversarios.
“Se perseguía con el destierro dos finalidades: infligir al delincuente una pena, como la que supone el alejarse de su hogar, y evitar que ésta se convirtiera en teatro de la venganza de la sangre. La duración del destierro es indeterminada, termina sólo cuando la parte ofendida se presta a la reconciliación.”
Si la persona a la cual han echado injustamente luchaba contra su rey al servicio de otro rey o señor y sus campañas hacían botín en las tierras del rey o de alguno de sus vasallos, se debía enviar todo el botín a él. En la segunda ocasión, estaban obligados a hacer lo mismo, pero mandando únicamente la mitad del botín. De ahí en adelante, quedaban libres de ese compromiso sin que el rey pudiera hacer algo.
En Mio Cid él le manda, cada vez que ganaba alguna batalla, cosas al rey para demostrarle la riqueza que él ahora tenía. En el primer cantar le manda 12 caballos, pero ya en el segundo como el buen vasallo que era, Mio Cid entrega al rey 100 caballos, todos estos con silla, listos para montar, demostrando así la lealtad que él tiene a su rey. Además no eran simples caballos, estos eran de los mejores caballos que se podían conseguir.
El destierro en esta
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