El Español
Enviado por Kemyttger • 5 de Septiembre de 2013 • 1.266 Palabras (6 Páginas) • 316 Visitas
Esta diferencia es crucial a la hora de hablar sobre que se hace en psicoanálisis, donde la arqueología del sujeto cumple con ciertos axiomas psíquicos que Freud mas allá de describirlos, mediante la técnica se encargo de tabularlos en la vida anímica de quienes se recostaron en su diván. Muchos opinan que el psicoanálisis "no va al grano" o que "es lento y redundante", lo que nos lleva a pensar y demostrar dos cosas:
1.- Existe una concepción de un sujeto "descompuesto" o, para términos de la psicología medico/científica "trastornado" al que hay que arreglar o al que hay que pasarlo a un estado anterior.
2.- Existe un deseo colectivo e incluso ontológico de llenar un hueco. De tapar una fuga, de amalgamar una iancia. Delirio colectivo que los resultados de la praxis psicológica solo han provocado que el ser humano clone un pedazo de si a una realidad colectiva que no conoce del todo y lo peor de todo, que no cuestiona y que en última instancia, no le pertenece.
Al momento en que retomamos el Edipo y el complejo de castración no podemos dejar pasar lo que Braunstein nos dice sobre lo que estos dos fenómenos y escenarios psíquicos inscriben en la vida del sujeto:
La elección de objeto se basa en una extraña premisa: la renuncia al objeto, una renuncia que se impone al sujeto mediante la amenaza de la castración. La declinación, la resignación, es obligada y hace de los objetos consecutivos objetos que fallan, objetos cuya esencia es la falla, objetos que –no importa cuan erguidos aparezcan- son monumentos al hoyo que envuelven (Braunstein, 1994).
¿Que es lo que el psicoanálisis entonces nos quiere decir? Braunstein nos explica y nos confirma lo que Lacan nos quiso decir respecto a una falta que no existe, que la función y propósito que el sujeto le atribuye le hace estar en el centro del hoyo en el que está envuelto, y que si a lo largo de su vida ese fantasma se rige bajo la misma lógica, muy probablemente, tratando de taponear la iancia, además de abrir una nueva, también se hunde más en la que siempre ha estado. El sujeto entonces desarrolla un lenguaje por la esencia del objeto, es decir, que hablamos porque hay una falla y por lo tanto hay un sentido de falta del cual hay una vida entera en cada sujeto para hablarla. El sujeto sufre porque al ser sexuado y atravesado por el lenguaje le es impregnada la ontología inconsciente del deseo, de una búsqueda de la falta y su respectivo goce y porque las reglas del juego las pone un agente exterior y megalómano, la prohibición.
¿Es justo para el sujeto ignorársele tan frenético sufrimiento? ¿Es factible el hecho de no tomar en cuenta la posibilidad que tiene el sujeto de hablar y hacerse por sí mismo, y continuar con la idea de que cada sujeto no puede ser algo sin ser hablado por el otro? Con este ultimo cuestionamiento nos referimos a que, en el momento en el que Freud advirtió el advenimiento de la sombra del final de Edipo Rey es una amenaza y condena en cada uno de nosotros, la única forma de lograr atravesar dicho escenario es mediante lo que busca el psicoanálisis: posibilitar la construcción de lo mas único y singular de sí y de todas las consecuencias que esto envuelve.
Cuando un paciente en nuestra práctica como estudiantes nos viene con una certeza, la intervención psicoanalítica se encarga de poner de cabeza dicha certeza, de discutirle, de subvertirle, de que encuentre que la raíz de su sufrimiento mas allá de una certeza es una mera posibilidad realizada y que esta al mismo nivel y condiciones para ser algo diferente. Invitarlos a que hablen de lo primero que viene a la mente nos sirve para romper la mera censura de lo inexpresable, de lo que un sujeto
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