El Esquizofrenico

EL ESQUIZOFRENICO

Esta era la historia de un chavo de 15 años con la enfermedad de esquizofrenia llamado Alejandro. Este vivía con su familia (una hermana menor llamada Sofía, su mamá llamada Beatriz y su padre llamado Marco) en una casa en el centro de la ciudad de Guadalajara.

Un 4 de Febrero por la mañana Alejandro olvido tomar su medicamento para el control de su enfermedad; estaban viendo la T.V. su hermana Sofía y Alejandro, sus padres estaban en la cocina; Alejandro perdió el control y empezó a estrangular a su hermana hasta dejarla sin vida, sus padres intentaron detenerlo pero sus intentos para detenerlos eran fallidos. Llamaron a la policía pero cuando había llegado ya era demasiado tarde, Sofía había muerto.

Sus padres tras la pérdida de su hija Sofía decidieron internar a Alejandro en un hospital psiquiátrico. Alejandro en contra de la decisión de sus padres escapó de su casa; huyó al lado norte del país, donde nadie pudiera identificarlo.

Las primeras noches durmió en parques y calles de la ciudad; pidiendo limosnas compraba comida pues en su escape no llevo ni un centavo.

Tras la 5ta noche de su escape, decidió conseguir un empleo, en cualquier lugar. Fue a varias tiendas y fruterías pero en ninguna quisieron ofrecerle empleo, triste, por no conseguir empleo, camino sin rumbo por la ciudad, en su caminata se encontró con un anciano muy agradable, este le dijo -¡Hola! ¿Cómo estas? ¿Estas solo no es verdad?-, Alejandro, triste y con la cara hacia abajo contestó –Si, escape de mi casa hace varios días, y no tengo dinero ni a donde ir-, el anciano compasivo, le dijo varios lugares donde podía ir a quedarse a dormir, y le ofreció que le ayudara a vender su periódico, Alejandro obviamente aceptó.

Siguiendo su caminata Alejandro fue a uno de los lugares que el anciano le había mencionado para pasar la noche; iba corriendo, gritando incoherencias y dando saltos por la calle. Cuando llego al albergue, el administrador le asigno una habitación, Alejandro tomo la llave de su habitación y corriendo por el albergue llego a su cuarto.

Alejandro perdió el control repentinamente y empezó a destrozar los objetos y a rasguñar las sabanas de la cama, rompió las ventanas y con los vidrios que estaban tirados por el piso comenzó a cortarse los brazos, gritando y saltando por el cuarto, los de la habitación de al lado escucharon y molestos gritaron: -¡Silencio! ¡Estamos tratado de dormir!-, Alejandro riéndose grito -¡Ja! ¡Te cortare en pedazos! -, los vecinos enfurecieron y fueron a la habitación de Alejandro, tocaron la puerta muy fuerte gritando: -¡Abre niño!-, Alejandro abrió la puerta y le encajo un vidrio en el pecho a uno de los vecinos, Alejandro corriendo salió del albergue y corrió sin rumbo por las calles de la ciudad. Paso la noche abajo de una banca de un parque.

Al amanecer Alejandro fue a buscar al anciano para vender su periódico. Caminando por la calle dando saltos y gritando cosas sin sentido llego al lugar donde estaba el anciano, este le dijo: -¡Buenos Días! ¿Qué tal tu noche? ¿La pasaste bien?-, Alejandro con una sonrisa le contesto:-¡Claro que si!, me divertí mucho en ese albergue-, el anciano alegre le dio una caja con periódicos y le dijo: -Ve muchacho, ¡a trabajar!-,

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