El Etrusco
Enviado por ceciandres • 3 de Junio de 2014 • 408 Palabras (2 Páginas) • 294 Visitas
EL ETRUSCO
Turmo, el inmortal, es el narrador y protagonista de la obra. Comienza a recordar la historia de su vida cuando ésta toca a su fin. Concluyo que se trata de un hombre sacro, muy arraigado en las costumbres de su tierra. Pero pronto se conoce que no siempre fue así; el inicio de su historia, que se dispone a escribir, comienza de camino a un Oráculo de Delfos que está en los últimos coletazos de su cenit, en medio de lo que la Historia ha dado en llamar “la revuelta de Jonia”. Turmo acude a purificarse, pero no como un simple humano, aunque a veces dé señas de ello, sino como los antiguos héroes, los cuales cada vez que acudían a la pitia provocaban convulsiones en el Oráculo. Allí conoce a Dorieo, hijo de aquel personaje espartano, medio mítico medio histórico, que terminó habitando el subsuelo de Sicilia (en realidad, históricamente es el mismo Dorieo, tanto el padre como el hijo). Pronto les une una gran amistad y fueron compañeros en una de las naves comandadas por Dionisio de Focea en la Batalla de Lade. Como es bien sabido, la derrota de la flota jonia hizo de este navarca un pirata que acosó a las naves fenicias en su huida a Sicilia. De camino, conocen a un galeno llamado Micón que rápidamente conformará la tripleta de amigos que desembarcarán en Sicilia. Allí Turmo conoce a Arsinoe, sacerdotisa del templo de la Afrodita de Erix. Esta mujer marcará, para lo bueno y para lo malo, gran parte de la vida del protagonista. Tras diversas vicisitudes, Turmo y Arsinoe acabarán en la inmunda e incipiente hija de la loba, en Roma, cobijo de ladrones y asesinos, de recios y avaros patricios y plebeyos con aspiraciones, de augures etruscos y sitios sagrados; en resumen, cobijo de romanos. Allí la naturaleza inmortal de Turmo irá ganando en conciencia, sobre todo a raíz de sus continuos viajes a las ciudades etruscas.
Como el héroe troyano Eneas, el protagonista de esta novela, Lario Turmo, está predestinado a superar las mil y una pruebas que Afrodita pondrá en su largo peregrinar por Asia Menor y Grecia. Las guerras contra el poder de Roma en que participa, al lado de Amílcar Barca, así como las intrigas y celos ruines, afligen su existencia, pero al mismo tiempo le dan la fuerza necesaria para reconocerse como un escogido de los dioses que algún día reinará en Etruria.
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