El Futuro Del Pais
Enviado por lalodj • 20 de Noviembre de 2013 • 2.169 Palabras (9 Páginas) • 349 Visitas
Los Jóvenes somos el futuro de nuestro país. Nuestra formación y desarrollo dependen de la madurez de la sociedad que nos forma, esto incluye a nuestra familia, amigos, cultura, política y educación. Por eso siempre hemos estado en la pauta de conversación de todo tema, nos llaman "La Esperanza", vivimos para continuar una tarea, un proyecto de país, de sociedad.
Pareciera que ahora no se le diera la importancia necesaria a la etapa de formación en que están los adolescentes. Vivimos en un tiempo en el que todo lo que se refiere a juventud es bueno y envidiable. La sociedad que, en vez de entregar frutos, imita a una juventud inmadura e impide un crecimiento emocional para enfrentar el futuro. Las referencias positivas son mínimas o se mezclan con las negativas. Ropa, música, movimientos e imágenes conforman el lenguaje simbólico que caracteriza a los jóvenes. Van construyendo su identidad en donde la publicidad y cultura televisiva marcan lo que está de moda y el objeto a consumir: Planteamientos vanos, políticas surrealistas, conversaciones irónicas y sin contenidos, ligereza en el habla y falta de argumentos, así como el libertinaje en alcohol y el sexo, reflejan inmadurez en nuestra sociedad.
La entrada al mundo adulto exige cambios, madurez a niveles personales que manifiestan el verdadero sentido de la adolescencia, para lograr una autonomía personal. El adolescente en medio de su desorientación y conflictos internos busca cómo llegar a una personalidad responsable, lograr su independencia... en definitiva, volverse Persona. Alguien que no sabe valerse por sí mismo, pero quiere hacerlo, y al intentar conseguirlo pone en marcha capacidades nuevas, es decir, inmaduras. A medida que el niño va creciendo, se va volviendo menos ordenado, menos sociable, menos respetuoso que antes y más difícil de manejar. Los adolescentes no saben muy bien lo que quieren o a qué aspiran. Surge una dificultad emocional al llegar a el planteamiento de preguntas que no encuentran respuesta:
¿Qué hago aquí?
¿Cuál es el fin de todo esto?
¿Para qué? ¿Por Qué?
¿Afrontar una realidad preocupada de mis intereses o una para y por la sociedad?
DELINCUENCIA JUVENIL
Las actividades ilegales que desarrollan jóvenes, cuya conducta no discurre por unas causas sociales aceptadas ni sigue las mismas pautas de integración que la mayoría, no surgen repetidamente, sino que forman parte de un proceso gradual de socialización desviada que poco a poco se va agravando. Este proceso se manifiesta más agudamente en la adolescencia, cuando el joven está más capacitado para realizar acciones por cuenta propia.
Entre adolescentes no podemos considerar la existencia de un solo tipo de delincuente, ya que se observan entre ellos diferentes modos de comportamiento y actos de distinta gravedad. En algunos jóvenes, la delincuencia es algo transitoria, utilizado para llamar la atención a falta de autodomínio, mientras que para otros se convierte en norma de vida. Cuanto más joven sea el delincuente, más probabilidades, habrá de que reincida, y los reincidentes, a su vez son quienes tienen más probabilidades de convertirse en delincuentes adultos.
Es importante el aumento experimentado por la delincuencia juvenil en los últimos años.
Unas de las razones por las que la delincuencia alcanza su máxima frecuencia entre la adolescencia media y la final es que, en esta época, muchos jóvenes son capaces de aprender a adaptarse por sí mismos, sin el auxilio de padres o tutores.
Aunque la delincuencia continúa ligada a la miseria, su practica se ha extendido últimamente a los grupos socioeconómicos medios y altos. Entre las nuevas delincuencia juvenil, estudiadas actualmente en diversas zonas del País, cabe distinguir los casos que son producto de la aparición de nuevas oportunidades de delincuencia, no difieren en lo esencial de las formas tradicionales.
La identificación de las tendencias de la delincuencia juvenil depende en primer término del examen de las estadísticas.
Los cambios en concepto de delincuencia contribuyen, tal vez, en el factor que más influyen en las estadísticas de prevalencia.
Se considera que la delincuencia comienza a los 8, 13, 14 ó 15 años de edad, respectivamente. Cuando se fija una edad más tardía con frecuencia no se dispone de datos a cerca del número de niños que comparecen ante los Tribunales Tutelares de Menores u otro tipo de Organismo encargado de los niños difíciles.
La delincuencia alcanza, de ordinario, su punto máximo entre los 13 y 1 años de edad; pues, es un periodo en el cual el menor tiende particularmente a relacionarse con los otros chicos de su edad.
La banda de adolescentes sirve a la vez como lazo social para jóvenes desarrollados y como agente canalizador de su agresividad hacia los adultos. A semejanza del mundo animal, en la banda juvenil se da la seguridad de un territorio. La obsesión de la seguridad se garantiza por la integridad en el territorio y la lealtad respecto al grupo, que a menudo se convierte en temeridad.
Existe mayor número de muchachos que de muchachas delincuentes, aunque esta diferencia empieza a disminuir al final de la adolescencia a causa del incremento de la delincuencia femenina en dicha etapa, también existe una diferencia entre sexos en función del tipo y de la gravedad de los delitos cometidos. En las muchachas son más frecuentes los hurtos menores y la prostitución, mientras que abunda entre los muchachos la agresión física, los robos, la alteración del orden, etc.
Los menores de 13 a 17 años dirigen la mayoría de sus actos delictivos contra la propiedad; en la adolescencia final por el contrario, los mismos afectan con más frecuencia a las personas. En el medio rural los actos son, en su mayoría, individuales, en cambio en el medio urbano suelen realizarse en grupo, respaldos por el apoyo mutuo que encuentran los jóvenes en la banda.
La influencia del medio en el desarrollo de la delincuencia juvenil es también muy importante, los niños colocados en un medio muy pobre o que viven en condiciones difíciles están fuertemente tentados de descifrar su existencia por el robo o por la búsqueda de consolaciones dudosas. Estas son una de las razones del enorme número de condenas por delincuencia juvenil durante la guerra, las privaciones, los cambios del medio social, la inquietud y el medio han ejercido una influencia disolvente y han dado un golpe a la vida moral, de la cual todavía no se ha repuesto en los ambientes donde hay malas viviendas, donde reina la promiscuidad y la miseria,
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