El Matadero, Esteban Echeverria

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 Esteban Echeverría es un autor argentino, precursor del romanticismo desde 1830 en su país. Escribió, entre los años 1838-1840  “El Matadero”, una obra breve que presenta situaciones y lugares posibles de relacionarse con la historia de una Argentina del siglo XIX liderada  por Juan Manuel de Rosas, en la que existió una gran rivalidad entre unitarios y federales, también mencionada, o mejor dicho remarcada, a lo largo del texto de Echeverría. En esta pugna el deprecio, el odio de los unos hacia los otros está presente a todo momento. A tal punto de generar burlas, comparaciones con animales y hasta un enfrentamiento que culmina con la muerte de un unitario pero sigue presente en la ideología de los personajes. Para describir y narrar todos los hechos, posibles reflejos de la situación de la argentina en aquella época, Echeverría hizo uso de la ficción en la que un narrador romántico contribuyó con su subjetividad, ironía y otros recursos. Dada esta ambigüedad, es difícil la tarea de asignar un género específico a la obra.

  Cuando se escribió “el matadero”, Buenos Aires era gobernada por Rosas, quien ejercía su segundo mandato que se extendió desde 1835-1852. Argentina estaba dividida entre quienes apoyaban una idea de gobierno centralista, querían establecer un único poder central en Buenos Aires, y quienes optaban por un gobierno federal buscando mantener la autonomía de las provincias. En el texto, es posible encontrar elementos que equiparan organizaciones, formas de actuar y descripciones del matadero de la convalecencia con esta parte de la historia argentina y el gobierno de ese entonces.

  Podríamos comenzar desarrollando una comparación del espacio en el que se dan los hechos en la obra, un matadero de Barracas, y la provincia Buenos Aires. Ambos presentan un esquema político con diversos cargos. En el texto el matadero es presentado como “pequeña república”, cuya sede es la casilla del juez. Esta cuenta con tres espacios de los que uno es una habitación que utilizan para reuniones y también juzgar a los unitarios que toman en cautiverio. A modo de comparación podríamos decir que la función de esta casilla en el texto, es la de la casa de gobierno en Buenos Aires donde el papel de juez sería ocupado por Rosas. Esta última comparación podría explicarse relacionando ambas personalidades: la del juez, caudillo de los carniceros, un hombre respetado, de carácter fuerte, capaz de ejercer poder y establecer el orden y la calma entre los trabajadores, los concurrentes y el lugar; y la de Rosas, un gobernante popular, estricto, perseguidor y tirano.

 Echeverría  describe al matadero como un lugar brusco, bárbaro, de inmundicias, regado de sangre. Desde este aspecto, podríamos compararlo con el régimen rosista de la época, un gobierno persecutor, tirano, cruel, acusador, despectivo con quienes contradecían sus ideales.

 Una marca importante es la del topic civilización-barbarie presente en la descripción de unitarios y federales. A los primeros los describe como un sujeto paciente, prolijo, de una personalidad culta y heroica que posee un lenguaje amplio, decente, amigo de la libertad, que se resiste a perder su dignidad. Los carniceros y jinetes, Matasiete y el juez del matadero, son las figuras federales que muestran el poder en "El Matadero". Son personas que pronuncian frases cortas y recurren a la violencia para dominar al resto, aún cuando actúen de forma cobarde y en patotas. Al igual que la población inculta, su vocabulario es grosero y vulgar.

  La oposición entre unitarios y federales se da en el texto de forma cruel, se basa en chistes, comentarios bromistas y enfrentamientos sanguinarios. En un episodio, casi al final del texto,  se narra el encuentro de un joven unitario con un grupo de federales, que termina en la muerte del unitario. Lo descripto en este episodio, la forma en la que actúa el joven antes de morir y la forma en la que muere, nos permite comprarlo con otro episodio grotesco y fuerte de la obra, la matanza de un toro en el matadero. En ambas víctimas podemos ver actitudes similares, se resisten a su destino, la muerte en mano de federales; se encolerizan, muestran miradas feroces, como si echaran fuego por sus ojos y sus bocas espuma por la impotencia del momento. Tanto el animal como el unitario mueren maniatados, en el matadero, en manos de federales y agotados de tanto resistirse.

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