El Medico A La Fuerza De Moliere
Enviado por marianaleano • 20 de Febrero de 2014 • 1.221 Palabras (5 Páginas) • 404 Visitas
1)
Sganarelle
Martina
Señor Roberto
Lucas
Jacqueline
Valerio
Geronte
Lucinda
Leandro
Thiraut
Perrin
3)
INICIO
La escena esta situada en una fiesta
- (Sganarelle y Martina discutiendo en el baño de la casa)
Sganarelle.– (enojado) ¡Ya te dije! ¡El que manda aquí soy yo!
Martina.– (indignada) ¡No sólo por que seas el hombre de la casa significa que puedes hacer lo que se te antoje! ¡Yo quiero que vivas a mi antojo y no estoy aquí para aguantar tus excesos!
Sganarelle.– ¡Cuánta razón tenía Aristóteles al decir que una mujer es peor que el mismísimo demonio!
Martina.– El demonio aquí eres tú, el único que te entiende al parecer es Aristóteles.
Sganarelle.– ¡Tienes razón! Seguramente el se daría cuenta de que el único que sabe razonar aquí soy yo. ¡A ver si te encuentras a un hombre como yo, que haya servido por 6 años a un médico famoso y que no ande por ahí quejándose de todo!
Martina: .– ¿Razonar? Si razonaras sabrías que el único agradecido por tenerme ¡eres tú!
- (Se salen del baño y se dirigen a donde están los demás invitados fingiendo que todo está bien)
Sgnarelle.– (bajo y disimulando) ¿Agradecido? Tú y yo sabemos que tú fuiste la dichosa en encontrar a un hombre como yo.
Martina.– (burlona) ¿Cómo puedo ser dichosa en encontrarte? Si a lo único que me has llevado es a aguantar todos tus papelitos, tus excesos y tu holgazanería. (Empieza a subir la voz) ¡Un traidor que se come todo lo que tengo!
Sganarelle.– Mientes; me bebo una parte.
Martina.– (gritando) ¡Un monstruo que me ha quitado hasta la cama que tenía!
Sganarelle.– Así te vas a levantar más temprano.
Martina.– ¡Que en pocas palabras no me deja ni un mueble que hay en la casa!
Sganarelle.– Es para mudarnos más fácil
Martina.– ¡Tengo cuatro niños encima!
Sganarelle.– Déjalos en el suelo.
- (Los invitados ríen ante los comentarios de Sganarelle, y Martina indignada trata de arreglar la situación dejando a su esposo en ridículo.)
Martina.– ¡Y que para terminar desde que se levanta hasta que anochece no hace más que jugar y beber!
Sganarelle.– (alto y seguro) Es para no aburrirme con semejante mujer como tú. Lo único para lo que eres bueno es para quejarte todo el día, estar lloriqueando por las cosas que hago y no hacer nada al respecto.
- (Martina avergonzada sale corriendo del lugar y se dirige a casa sola.)
- (Es la mañana y Martina va sola caminando por la calle, con una cara pensativa y una mueca de venganza.)
Martina.– (hablándose a ella misma) Debo encontrar una manera de vengarme de este patán, no puedo permitirle otra más… ¡Ni una más! Pero ¿qué puedo hacer? Yo sé que una mujer siempre tiene en sus manos como vengarse de su marido. Quiero una venganza de la que nunca se vaya a olvidar.
- (Martina se acerca a Valerio y a Lucas y da vueltas, soñando aparte.)
Lucas.– (A Valerio, sin ver a Martina) Yo creo que ya me rindo Valerio, no puedo encontrarle solución alguna a este problema, llevamos mucho tiempo tratando y ¡nada!
Valerio.– (A Lucas, sin ver a Martina) ¿Y qué quieres que hagamos? Debemos de obedecer al señor, llevamos trabajando desde que éramos jóvenes con él y lo mínimo que podemos hacer es ayudar a su hija para que ya esté bien.
- (Martina balbuceando sigue preguntándose qué puede hacer para vengarse y no se da cuenta de la presencia de Valerio y Lucas.)
Lucas.– Quizás ya sólo es un capricho de el señor. ¿No se te hace raro que ningún medico la haya podido curar?
Valerio.– Pues, yo no sé. Pero tenemos que seguir buscando, lo más probable es que hemos buscado en lugares equivocados la respuesta.
Martina.– (sigue creyéndose sola) Si; tengo que vengarme al precio que sea. Nunca olvidaré la vergüenza por la que me
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