El Pequeño Vampiro
Enviado por • 28 de Abril de 2015 • 10.231 Palabras (41 Páginas) • 151 Visitas
EL PEQUEÑO VAMPIRO EN PELIGRO
ARGUMENTO
Los padres de Anton de pronto se han vuelto desconfiados, debido a la foto que el padre les hizo a Anton y Anna.
Es chocante que de ésta tan solo se vea el libro que sostenía en la mano. Pero aún hay algo peor: los dos guardianes del cementerio quieren <<embellecer>> la parte del cementerio en la que los vampiros tienen su hogar...
LOS PERSONAJES DE ESTE LIBRO
A Antón le gusta leer historias emocionantes y espantosas. Especialmente le encantan las historias de vampiros, de cuyas costumbres está totalmente al corriente.
Los padres de Antón no creen del todo en vampiros.
El padre de Antón trabaja en una oficina; su madre es maestra.
Rüdiger, el pequeño vampiro, es vampiro desde hace por lo menos ciento cincuenta años. El hecho de que sea tan pequeño tiene una razón sencilla: se convirtió ya de niño en vampiro. Su amistad con Antón empezó estando Antón una vez más solo en casa. Allí estaba de repente el pequeño vampiro sentado en el poyete de la ventana. Antón temblaba de miedo, pero el pequeño vampiro le aseguró que ya había «comido». Realmente, Antón se había imaginado a los vampiros mucho más terribles y, después de que Rüdiger le confesara su predilección por las historias de vampiros y su temor a la oscuridad, le encontró verdaderamente simpático. A partir de entonces la vida bastante monótona de Antón se volvió muy emocionante: el pequeño vampiro trajo consigo también una capa para él, y juntos volaron hacia el cementerio y la Cripta Schlotterstein. Pronto conoció Antón a otros miembros de la familia de vampiros.
Anna es la hermana de Rüdiger, su hermana «pequeña», como a él le gusta resaltar. Pero Anna es casi tan fuerte como Rüdiger, sólo que más valiente y arrojada que él. También a Anna le gusta leer historias espeluznantes.
Lumpi el Fuerte, hermano mayor de Rüdiger, es un vampiro muy irascible. Su voz, a veces alta, a veces chillona, demuestra que él se encuentra en los años de crecimiento. Lo único malo es que no saldrá nunca de este difícil estado, porque se convirtió en vampiro durante la pubertad.
Tía Dorothee es el vampiro más sanguinario de todos.
Encontrarse con ella después de ponerse el sol puede resultar mortalmente peligroso.
A los restantes parientes del pequeño vampiro no llega a conocerlos Antón personalmente. Pero ha visto una vez sus ataúdes en la Cripta Schlotterstein.
Geiermeier, el guardián del cementerio, persigue a los vampiros. Por eso los vampiros han trasladado sus ataúdes a una cripta subterránea. Hasta ahora Geiermeier no ha conseguido encontrar el agujero de entrada a la cripta.
Schnuppermaul es de Stuttgart y es jardinero de cementerio. Debe ayudar a Geiermeier a embellecer el cementerio y echar a los vampiros.
LA FOTO
Cuando Antón apareció para desayunar el sábado por la mañana notó enseguida que pasaba algo malo. A primera vista todo parecía estar como siempre: la mesa puesta con los panecillos frescos, la música de la radio, y sin embargo...
Se sentó, empezó a untar un panecillo y esperó.
No tuvo que esperar demasiado; su padre carraspeó y luego dijo:
—Antón, tenemos que hablar contigo.
—¿Conmigo? —dijo Antón, y fue a servirse leche con marcada indiferencia. Pero, naturalmente, su mano tembló y tiró la mitad fuera.
—¿Es que no puedes poner atención? —preguntó indignada su madre.
Antón cogió un paño.
—Bueno... —empezó de nuevo su padre—. Se trata de esos extraños amigos tuyos.
—¿Qué amigos? —se hizo el ignorante Antón.
—¡Anna y Rüdiger!
La cara de Antón se puso ligeramente colorada..., como siempre que se hablaba de sus mejores amigos: el pequeño vampiro, Rüdiger von Schlotterstein, y su hermana Anna.
—¿Y qué pasa con ellos?
—¡Mira!
Su padre sacó del bolsillo interior de su chaqueta una funda roja alargada: una funda de fotos.
—Bueno, ¿y qué? —inquirió Antón encogiéndose de hombros.
¡Qué le importaban a él las fotos de sus padres!
—Tú mira dentro —dijo su madre con voz dura.
—Si vosotros lo decís...
Antón sacó de la funda un montón de fotos y las miró de mala gana. Las primeras fotos eran exactamente como él había esperado: aburridas vistas de casas, árboles, nubes...
Pero después... ¡Antón se quedó de piedra!
Era la foto que su padre les había hecho a Anna y a él el pasado sábado. Antón reconoció el confetti encima de la alfombra, los floreros volcados, el sofá revuelto..., lo único que no veía era a Anna. ¡No salía en la foto a pesar de que estaba junto a Antón cuando la tomaron!
Se acordaba como si lo estuviera viendo de cómo la deslumbrante luz del flash la había asustado y, pegando un grito, se había tapado la cara con las manos.
Mientras observaba atónito la foto le oyó decir a su padre:
—¡Bueno, y ahora me gustaría saber qué es lo que tienes que decir a esto!
—¿A qué? —preguntó Antón.
Su padre contestó excitado:
—Sé muy bien que os hice la foto a los dos. Entonces, ¿por qué no sale Anna en la foto?
—¿Y porqué me lo preguntas a mí? —tartamudeó Antón.
—Porque son tus amigos —exclamó su madre—. Esos... ¡vampiros!
Era la primera vez que ella no usaba la palabra «vampiro» de forma burlona y despectiva. Ahora, de repente, sonó seria, amenazante..., como si ella creyera en vampiros.
Antón estaba demasiado confuso como para poder decir algo. El sabía que los vampiros no se reflejan en el espejo..., pero no tenía ni idea de que tampoco se les pudiera sacar en una foto.
—Yo..., probablemente no la encuadraste correctamente a ella dentro del visor —murmuró.
—¿Que no la encuadré en el visor? —repitió su padre indignado—. ¡Tú mira bien la foto!
Antón lo hizo... y entonces descubrió algo increíble: un libro parecía estar flotando en el aire. Antón giró la foto para poder leer el título del libro. Era Romeo y Julieta, el libro que Anna había leído el sábado.
Flotaba exactamente donde debería estar la mano de Anna..., sólo que ¡no se veía la mano!
Increíble..., ¡pero Antón tenía la prueba delante de los ojos!
Notó cómo le
...