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El Proceso De Lectura Y Escritura


Enviado por   •  1 de Mayo de 2014  •  10.743 Palabras (43 Páginas)  •  240 Visitas

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Capitulo I. Ambientes de aprendizaje y escritura

Desde nuestra perspectiva como docentes pensamos que la educación requiere transformaciones teóricas y prácticas dentro de su campo pedagógico; por consiguiente, se hace necesario que los niños en su proceso de aprendizaje puedan desarrollarse en un ambiente propicio, que les brinde oportunidades de interacción, desempeño y crecimiento.

Para ello, es propicio hablar de un ambiente de aprendizaje apto para la construcción de una escritura con sentido dentro de la etapa escolar; que pueda contribuir a reafirmar de un modo práctico y comprensible la importancia crítica del profesor y el profesionalismo inherente al papel del enseñante.

El ambiente de aprendizaje se refiere al empleo del espacio en su más amplio sentido; también, se refiere al maestro cuando trata de ser “estudiante de la enseñanza”; o sea persona que desarrolla y mantiene una capacidad reflexiva, logrando en el proceso una claridad de intenciones y una capacidad para efectuar juicios personales acerca de sus clases; es decir, pone de relieve el aspecto comunicativo, por tanto, el papel del lenguaje es muy importante como mediación imprescindible en los procesos de significación .

Los profesores pueden emplear la organización espacial para diseñar ambientes que estimulen, como había sido mencionado la interacción del lenguaje, influye en la mayor parte del movimiento, de las conductas físicas, cognitivas y afectivas de los niños.

La disposición del ambiente puede operar en asociación con las interacciones más directas del maestro con los estudiantes y la mayor parte del trabajo del profesor para crear ambientes de aprendizaje, exige la organización de espacios y de materiales que respalden las acciones físicas de los que aprenden

La clave es comprender los intercambios sociales que tienen lugar en la vida del aula. Dentro de este análisis, el objeto de estudio ha de ser el sistema sociocultural en que los niños aprenden, entendiendo que este sistema es activamente creado por los maestros y los estudiantes en torno al conocimiento y la cultura que se crean mutuamente.

La cultura crea el conocimiento, estructurando las prácticas en la que los adultos comprometen a los niños para favorecer su desarrollo. El conocimiento crea cultura, organizando la interacción social entre el niño y el maestro, ya que juntos generan nuevas prácticas o ideas que serán aceptadas en determinados contextos.

El maestro es quien tiene la labor de ir construyendo continuamente sus propias formas de conocimiento, incluso sus representaciones de lo que son los procesos de enseñanza y aprendizaje en el aula, cuando interactúan con sus alumnos. Es precisamente esa construcción en la se quiere enfatizar, teniendo en la cuenta, que el aprendizaje está mediatizado por instrumentos socio - culturales y que tanto el niño como el profesor, construyen el conocimiento conjuntamente a través de procesos de participación guiada, y de allí que todos pueden considerarse aprendices.

Los niños aprenden construyendo representaciones compartidas, utilizando instrumentos que van más allá del marco de la escuela y que en el proceso de aprendizaje, quienes participan de la situación “se apropian” y hacen suyas nuevas formas de acercarse a la realidad.

Para poder lograr una “comunidad de aprendizaje” bien estructurada, se requiere comprender un ambiente adecuado durante la clase; se trata de algo que es difícil de describir pero que se da cuando existe una atmósfera de responsabilidad individual.

El ambiente es algo compartido, es decir, quienes hacen parte de la situación y poseen un sentimiento compartido, por tanto, los niños van aprendiendo a participar en un sistema social, lo cual significa que pueden escuchar a los otros y ser escuchados . En otras palabras, se establece una comunidad de discurso en la que existen discusiones constructivas, lo cual permite al profesor entender y detectar las posibles lagunas de conocimiento que tienen los alumnos y los pasos intermedios que debe promover para que los estudiantes consigan un aprendizaje adecuado.

Para ello necesitamos conocer cuál es el dominio real de nuestros alumnos y qué retos globales y específicos les estamos planteando, así como los “puentes invisibles” que a veces trazamos con nuestras ayudas.

La finalidad de un ambiente de aprendizaje adecuado, y por tanto del maestro está en enseñar a pensar, o dicho de otra manera, a prender a aprender, desarrollando toda una serie de habilidades como procesadores activos y críticos del conocimiento.

El aprendizaje, se obtiene pues, en la misma medida en que se establece un vínculo entre el nuevo material de aprendizaje y los conocimientos previos del alumno, si se relaciona de forma sustantiva y no arbitraria con lo que el alumno “ya sabe”.

Nuestra función es demostrar que los niños piensan a propósito de la escritura, y que su pensamiento tiene interés, coherencia, validez y extraordinario potencial educativo. Hay que escucharlos. Hay que ser capaces de escucharlos desde los primeros balbuceos escritos (simples garabatos).

No podemos por tanto, reducir al niño a un par de ojos que ven, un par de oídos que escuchan, un aparato fonatorio que emite sonidos y una mano que aprieta con torpeza hoja de papel; detrás o más allá hay un sujeto que piensa y trata de incorporar a sus propios saberes en este maravilloso medio de representar y recrear la lengua que es la escritura, todas las escrituras... Esos niños y niñas curiosas, ávidas por saber y entender están en todas partes, en el norte y en el sur, en el centro y en la periferia. No los desplacemos a otros lugares haciéndolos a un lado y olvidándonos de ellos.

Ellos se plantean, y desde muy temprano, preguntan con profundo sentido epistemológico:¿Qué es lo que la escritura representa? y ¿cómo lo representa? Reduciéndolos a aprendices de una técnica, menospreciamos su intelecto, impidiéndoles tomar contacto con los objetos en los que la escritura se realiza, despreciamos (mal-preciamos o hacemos inútiles) sus esfuerzos cognitivos.

Si se pide a una persona corriente que defina la escritura, es casi seguro que dará la siguiente respuesta: ”Eso es lo más fácil del mundo”. Todos los niños saben que la escritura es parte de la educación elemental y que la expresión “ABC” indica los rudimentos más sencillos de cualquier materia de nuestro conocimiento”.

El problema sin embargo, no es tan sencillo. La escritura comenzó a enseñarle al hombre a comunicar sus pensamientos y sentimientos mediante signos visibles,

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