El Ultimo Castillo

Los demás reclusos, todos ex militares que se encuentran ahí por distintas razones, reconocen en el General a un líder con la habilidad para librarlos de los abusos e injusticias que comete el Coronel Winter contra ellos. El General comienza a ver con sus propios ojos como los reos son castigados severamente, incluso con medidas que van en contra del código de disciplina carcelaria. En un momento dado el General sufre uno de esos castigos, y ahí donde la trama toma un giro impresionante.

El General es un estratega, y maneja la situación como quien juega ajedrez contra un adversario poderoso. Se teje la red de intrigas, se hacen alianzas y comienza el juego para destronar al rey del castillo. Resulta sumamente interesante observar como se desarrolla el juego de ajedrez, y es que la estrategia del General está basada precisamente en ese juego, lo cual aporta un elemento de sorpresa y emoción a la película.

El Ultimo Castillo es una reflexión, una batalla y una lección sobre la dignidad y como esta debe defenderse. Los presos no desean tomar el Castillo para salir libres, sino para librarse de las opresiones, y garantizar sus derechos. Podemos observar en esta forma una analogía de lo que significa ser un verdadero soldado, aunque esta condición se haya perdido.

Las actuaciones

Robert Redford demuestra, una vez más, porqué es un actor de una trayectoria tan distinguida. Su interpretación del General Irwin es impresionante desde cualquier ángulo que se vea. James Gandolfini, el gangster tan sui generis de Los Soprano, hace gala de sus dotes como actor de carácter al dar vida al frió y malvado Coronel Winter en una forma muy convincente.

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