El autogol de Colombia. Ensayo basado en el documental “Los dos Escobar”

El autogol de Colombia

Ensayo basado en el documental “Los dos Escobar”

Dirigido y producido Jeff y Michael Zimbalist

Escrito por: Camilo Mahecha

Según los datos estadísticos de fuentes oficiales en Colombia, la tasa de homicidios en el país muestra una línea exponencial que va creciendo al pasar cada uno de los años en la década de los ochenta hasta llegar a su punto más alto en el año de 1991 con 79 hechos por cada 100.000 habitantes*,  estos resultados son semejantes a la llamada época de La Violencia ocurrida entre 1948 y 1957.

Las causas se dan gracias al auge económico que trae consigo el negocio ilícito del narcotráfico, los nuevos dólares que circulando abiertamente por el país ponen nuevas reglas y precios a la vida humana, desde el tendero en cualquier barrio humilde hasta los más importantes políticos, las bandas criminales eran el ejercito de lo que se conoció en esa época como “Los grandes capos”, es difícil hablar de esta época marcada por la violencia, el terror y la droga sin nombrar al tan conocido mundialmente Pablo Escobar.

Pablo Emilio Escobar, nacido en la ciudad de Medellín logró crear su imperio a partir del fraude, la extorción y el asesinato inicialmente en su ciudad natal pero luego por todo el país. Un hombre que llego a tener prestigio y apoyo entre muchas personas, no solo por el poder que tenía gracias al dinero que poseía, sino porque era capaz de darles a quienes se encontraban en condiciones de pobreza, como en el caso de las canchas de futbol en las comunas más pobres de Medellín. Las iluminó, permitió que más niños y jóvenes tuvieran la opción de utilizarlas en las horas de la noche, este tipo de actos se pueden ver desde varios puntos de vista, uno político, por el hecho de que eso le permitía ganarse la confianza de la gente y otro más común, su pasión que sentía por ese deporte, lo único que lo conmovía o lo que lo distraía aun cuando su vida corría peligro, como lo confiesa su lugarteniente más cercano, John Jairo Velázquez alias “Popeye”.

Si por un lado tenemos al enemigo, al monstruo, al maligno, al rico y poderoso Pablo Escobar en el que se encarnan la mayoría de antivalores que una persona en sociedad puede ostentar, por el otro tenemos un Escobar más, a Andrés, es el Colombiano promedio, que tiene ambiciones pero no le quiere hacer daño a nadie, que llega lejos pero es por su talento nato, que respeta a todas las personas que lo rodean, un colombiano como la mayoría que desea lo mejor su familia, amigos y país.

Andrés Escobar desde pequeño se apasiono por el futbol, era su deseo; gracias a su juicio y dedicación logró ingresar al Atlético Nacional (equipo que había comprado Pablo Escobar), en donde tuvo grandes éxitos que luego lo llevaron a la selección colombiana y por su carácter sereno y digno llegó a ser el capitán.

El futbol ha sido y es de gran importancia para la sociedad colombiana y en esa época reflejaba mucho de lo que sucedía en Colombia, como en muchos otros campos, el negocio de la droga necesitaba lavar los millones y millones de dólares que llegaban al país y por medio de la venta de la boletería se hacia esta tarea, además que ser dueños de un equipo de futbol era un capricho personal de capos como Pablo Escobar, los hermanos Orejuela o Gonzalo Rodríguez Gacha.[pic 1]

Estaba completamente permeado o mejor dicho, manejado el futbol colombiano por las manos del narcotráfico, es casi de ficción ver que se armaban partidos de futbol con jugadores famosos como Asprilla, Valderrama, Valencia, Freddy Rincón, Rene Higuita, y el capitán Andrés Escobar símbolos del orgullo y la esperanza de Colombia, en La Catedral, la cárcel de Pablo Escobar.

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