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El hombre contemporáneo yel existencialismo


Enviado por   •  12 de Octubre de 2013  •  Ensayo  •  2.388 Palabras (10 Páginas)  •  293 Visitas

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El hombre contemporáneo yel existencialismo

“Moderno, contemporáneo...una forma insistente cuyo contenido es cambiante e indeterminado.”

El doctor jean baptiste se describe a sí mismo como un hombre fornido, ya por los cuarentas, buena gente, decente, soltero y lindo. Su profesión es ser abogado y que defiende principalmente a viudas y huérfanos y no cobraba a los pobres. En el momento en el que está narrando la historia, ya no tiene dinero, pero cuenta que en su juventud tuvo grandes riquezas. Como abogado, era honrado y siempre estaba del lado bueno. Era también artista y deportista, educado y muy bondadoso. Siempre aspira a ser un hombre de honor y respetado.

“...al ciego le guiaba por el paso de peatones, entre los obstáculos de la circulación. Del mismo modo, siempre me gustó dar indicaciones a los transeúntes, ofrecerles fuego, empujar un carro averiado,...” (Camus, 22)

Todas las noches se encuentra en el mismo bar, y hasta me atrevería a decir que es un alcohólico, pues todas las horas del día las acompaña con una copa, aún y cuando acaba de despertarse. Pero el alcohol le sirve para filosofar y por eso continúa bebiéndolo. Llega a reconocer que éste lo ayuda a descubrir el secreto humano de los seres y el mundo, “pero el cansancio desaparecía, y con él, el secreto” (Camus, 30).

Es un personaje al que cuesta mucho trabajo entender, pues a veces cambia de opinión y sus reflexiones, anécdotas y vida entera dan el perfil del hombre contemporáneo. Es un hombre estudioso del hombre. A veces simulaba tomarse la vida en serio, y parecía estar ausente en los momentos en los que ocupaba más sitio. Es un personaje lleno de sentimientos, pero canalizados hacia él mismo, por eso no podía vivir sin los demás, porque son “los otros” los que lo hacen sentir bien; en este caso, no son su infierno.

“Yo quería ser el dueño de mis liberalidades” (Camus, 24)

“Mis criminales, al matar, habían obedecido a sus sentimientos” (Camus, 27)

“A veces es verdad que me parecía sufrir realmente” (Camus, 60)

Duda del amor y la amistad, pero no los niega. En una ocasión estuvo dispuesto a matarse por sus amigos, para bromearlos o castigarlos. “la amistad es distraída o impotente” (Camus, 32).

Las mujeres, según él, se le ofrecían por montones, pero nunca se enamoró realmente, pues amar implica dar y sacrificarse y él se amaba demasiado a sí mismo como para darse. Su técnica consistía en hacerse menos ante ellas, como que les cumplía los requisitos, les daba un ser desprotegido y enfermo al cual cuidar; por eso y por satisfacerse solo a él mismo, nunca duró en una relación. Cuenta que a una en especial, la trató realmente mal , era su juguete, la mortificaba ( y hasta podemos decir que se le nota un poco de arrepentimiento) y sorprendentemente, por este trato, acabó por atarse a ella, aunque después la olvidó.

“Las amaba, lo que equivale a decir que jamás he amado a ninguna” “Por supuesto, el verdadero amor es excepcional, a lo sumo hay dos o tres por siglo. Lo demás es vanidad o aburrimiento” (Camus, 54)

“La abandonaba y la recuperaba, la hacía entregarse en momentos y lugares inapropiados, la trataba de modo tan brutal...” (Camus, 59)

“La prensa del corazón le enseñaba (a la mujer) a hablar de amor, pero no a hacerlo)”(Camus, 90)

Jean Baptiste es feliz, está de acuerdo con la vida, pero está insatisfecho: desea más felicidad. No obstante, saca mucho a relucir la muerte y el “delicioso” sentimiento del dolor y la autocompasión, que siempre ponemos en práctica, pues a veces hacemos todo lo posible para quedarnos solos y abandonarnos en la tristeza y la compasión.

“Cuando mi soledad quedaba bien demostrada, podía entonces abandonarme a la delicia de una viril tristeza” (Camus, 78)

Marca, también, muchas características del hombre moderno: el amor no se deslinda del dolor con el hombre contemporáneo, se rechaza el esclavismo, es inseguro... . Existe un constante debate de ideas: con el hombre moderno, las guerras, además de físicas, son intelectuales, económicas, en lucha por el poder, el control y el mercado.

“La esclavitud..¡ah, no¡ estamos en contra”. “Alguien tiene que tener la última palabra, porque a toda razón puede oponérsele otra, y así no se acabaría nunca”. (Camus, 43).

“Qué importa humillar al espíritu, si por ese medio conseguimos dominar el mundo” (Camus, 52)

“Los hombres no se convencen de las razones, de la sinceridad y de la gravedad de las penas de uno más que cuando uno muere. Mientras uno vive, el caso es dudoso, y sólo tiene derecho al escepticismo de los hombres”: (Camus, 69)

Otra gran característica del hombre contemporáneo es su gran indiferencia a los problemas que no le afectan directamente, cosa que a nosotros nos sucede mucho, porque vemos a esos problemas muy “por encima”, o bien, todo lo que se hace, se hace sin ganas o con muy pocas, es decir, vivimos al día y lo cumplimos como requisito, y todos los días vivimos con nosotros mismos, y eso nos harta. La indiferencia es como la consecuencia a la que llevan los excesos y lo malo del mundo: al no sentir nada. Concluye diciendo que en un futuro, describirán al hombre moderno con dos palabras: leía el periódico y fornicaba.

“En el fondo, ya nada me importaba. La guerra, el suicidio, el amor, la miseria, eran cosas a las que les prestaba atención cuando las circunstancias me obligaban a ello, pero lo hacía de manera cortés y superficial” (Camus, 47).

“¡Todos esos libros, apenas leídos, esos amigos, apenas queridos, esas mujeres, apenas poseídas, esas ciudades, apenas visitadas ¡ Hacía gestos por aburrimiento o distracción.” (Camus, 48)

“La indiferencia, que ocupaba tanto lugar en mí, no encontraba ya resistencia. ¡ Ya no sentía emociones¡” (Camus, 97).

“No le describiré ese campo: Nosotros, hijos del medio siglo, no tenemos necesidad de ilustraciones para imaginarnos estos lugares.” (Camus, 113).

Un ejemplo más del hombre contemporáneo es la apatía. Como encontramos apatía en el personaje de el estraño, Jean Baptiste también la tiene, como cualquier hombre del siglo (y pienso más que de estas últimas décadas, en las que ya no tenemos ganas de nada y nuestra capacidad de sorpresa y asombro es mínima), y también habla de ella.

“No deseamos, pues, ni corregirnos ni mejorarnos. Lo que deseamos únicamente es ser compadecidos y animados en nuestra vía. Al mismo tiempo querríamos no ser culpables y no hacer el esfuerzo de purificarnos. No tenemos ni suficiente cinismo ni virtud; no poseemos ni la energía del mal ni del bien” (Camus,76)

El personaje caracteriza al hombre moderno o contemporáneo

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