El periquillo sarniento
Enviado por GabrielaLechuga • 6 de Noviembre de 2012 • Trabajo • 1.622 Palabras (7 Páginas) • 777 Visitas
El periquillo sarniento
Capitulo 1
Comienza Periquillo escribiendo el motivo que tuvo para dejar a sus hijos estos cuadernos, y da razón de sus padres, patria, nacimiento y demás ocurrencias de su infancia.
Postrado en una cama muchos meses hace, batallando con los médicos y enfermedades, y esperando con resignación el día que, cumplido el orden de la divina Providencia, hayáis de cerrar mis ojos, queridos hijos míos, he pensado dejaros escritos los nada raros sucesos de mi vida, para que os sepáis guardar y precaver de muchos de los peligros que amenazan y aun lastiman al hombre en el discurso de sus días.
Deseo que en esta lectura aprendáis a desechar muchos errores que notaréis por mí y por otros, y que, prevenidos con mis lecciones, no os expongáis a sufrir los malos tratamientos que yo he sufrido por mi culpa; satisfechos de que mejor es aprovechar el desengaño en las cabezas ajenas que en la propia […]
Hijos míos, después de mi muerte leeréis por primera vez estos escritos. Dirigid entonces vuestros votos por mí al trono de las misericordias; escarmentad en mis locuras; no os dejéis seducir por las falsedades de los hombres; aprended las máximas que os enseño, acordándoos que las aprendí a costa de muy dolorosas experiencias;
jamás alabéis mi obra, pues ha tenido más parte en ella el deseo de aprovecharos; y empapados en estas consideraciones, comenzad a leer.
Mi patria, padres, nacimiento y primera educación
Nací en México, capital de América Septentrional, en la Nueva España. Ningunos elogios serían bastantes en mi boca para dedicarlos a mi casa patria; pero, por serlo, ningunos más sospechosos. Los que la habitan y los extranjeros que la han visto pueden hacer su panegírico más creíble, pues no tienen el estorbo de la parcialidad, cuyo lente de aumento puede a veces disfrazar los defectos, como poner en grande las ventajas de la patria aun a los mismos naturales; y así, dejando la descripción de México para los curiosos imparciales, digo: que nací en ésta y rica populosa ciudad por los años de 1771 a 73, de unos padres no opulentos, pero no constituidos en la miseria; al mismo tiempo que eran de una limpia sangre, la hacían lucir y conocer por su virtud. ¡Oh, si siempre los hijos siguieran constantemente los buenos ejemplos de sus padres! […]
Mis padres ya habían citado a los padrinos, y no pobres, sencillamente persuadidos a que en el caso de orfandad me servirían de apoyo.
Tenían los pobres viejos menos conocimiento del mundo que el que yo he adquirido, pues tengo muy profunda experiencia de que los más de los padrinos no
saben las obligaciones que contraen al respecto a los ahijados, y así creen que hacen mucho con darles medio real cuando los ven, y si sus padres mueren, se acuerdan de ellos como si nunca los hubieran visto. Bien es verdad que hay algunos padrinos que cumplen con su obligación exactamente, y aun se anticipan a sus propios padres en proteger y educar a sus ahijados.
¡Gloria eterna a semejantes padrinos! […]
Bautizáronme, por fin, y pusiéronme por nombre Pedro, llevando después, como es uso, el apellido de mi padre, que era Sarmiento.
Mi madre era bonita, y mi padre la amaba con extremo; con esto y la persuasión de mis discretas tías, se determinó nemine discrepante (esta fórmula, usada en la universidad, quiere decir en castellano sin oposición, unánimemente.),a darme nodriza, o chichigua como acá decimos.
¡Ay, hijos! Si os casareis algún día y tuviereis sucesión, no la encomendéis a los ciudadanos mercenarios de esta clase de gentes: lo uno, porque regularmente son abandonadas y al menor descuido son causa de que se enfermen los niños; pues como no los aman y sólo los alimentan por su mercenario interés, no se guardan de hacer cóleras, de comer mil cosas que dañan su salud, y de consiguiente la de las criaturas que se les confían, ni de cometer otros excesos perjudiciales, que no digo por no ofender vuestras
modestias; y lo otro, porque es una cosa que escandaliza a la naturaleza que una madre racional haga lo que no hace una burra, una gata, una perra, ni ninguna hembra puramente animal y destituida de razón.
No sólo consiguieron mis padres hacerme un mal genio con su abandono, sino también enfermizo con su cuidado. Mis nodrizas comenzaron a debilitar mi salud, y hacerme resabido, soberbio e impertinente con sus desarreglos y descuidos y mis padres la acabaron de destruir con su prolijo y mal entendido
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