El y la maestra que tenemos-El y la maestra que necesitamos
Enviado por 30082012 • 12 de Noviembre de 2014 • Ensayo • 637 Palabras (3 Páginas) • 177 Visitas
El y la maestra que tenemos-El y la maestra que necesitamos
Repasando el devenir social y político del estado venezolano, y enfocando particularmente el caso de la educación sistematizada, destaca el hecho de que siempre se ha puesto énfasis en las exigencias que se hacen a quien aspira el desempeño docente, más la respuesta en el “deber ser”, que se traduce necesariamente en el desarrollo integral de país, ha dejado mucho que desear. ¿Es que acaso la realidad de la educación venezolana se manifiesta en la dualidad: el docente que se tiene y el docente que se quiere?, y, ¿a quién compete la responsabilidad de ello?. Evidentemente al mismo estado, pues yendo al citado art. 104, también se lee: “El ingreso, promoción y permanencia en el sistema educativo, serán establecidos por la ley y responderá a criterios de evaluación de méritos, sin injerencia partidista o de otra naturaleza no académica”. Nuevamente la ley es más que clara y puntual, sólo que tal vez no se cumple puesto que los resultados, evidenciados en la calidad del producto que es el estudiante, no es la esperada, y esto se evidencia año tras año, bástese tomar la muestra de cualquier proceso evaluativo final, en cualquier periodo, de cualquier institución educativa, en cualquier nivel.
Claras están las pautas, y siempre ha sido así, que se espera un docente probo, idóneo, ético, competente y actualizado, sin temor al cambio, que es la tónica de los tiempos, hoy más que nunca que la dinámica tecnológica, la superpoblación y la condición cada vez menos rural del país se patentan. Sin embargo ese docente no se manifiesta.
Tiempo atrás se achacaba esta deficiencia a la actitud que muchos maestros tomaban en su desempeño: el distanciamiento, la suficiencia basada en el desprecio de un criterio que difiriera del suyo, los métodos de evaluación netamente cuantitativos, el espacio inadecuado para el desarrollo del proceso enseñanza- aprendizaje (cuatro paredes en un aula), la falta de recursos, entre otros. Hoy día es inexcusable dicha actitud tomando e cuenta el énfasis puesto en el desarrollo del paradigma constructivista en la educación que requiere un docente cuyo perfil comprenda ser creativo, innovador, estimulante, motivador, comprensivo, tolerante y crítico, y sería verdaderamente “mala fe” obviarlo. Cursos y más cursos de capacitación, amén de la formación académica para la docencia, los medios de comunicación, y hasta el discurso cotidiano en las relaciones humanas, enuncian a vox populi la propuesta.
Es pobrísimo entonces asegurar que ello se debe a la falta de formación e información, puesto que de ser así se pondrían en entredicho las propuestas de las entidades formadoras de docentes: universidades y pedagógicos, que dependen del Ministerio de Educación como ente rector, y quien se guía a su vez del prospecto legal subrayado en la Ley Orgánica de Educación y su Reglamento.
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