Ensayo Macario B. Taven
Enviado por lupita111 • 20 de Abril de 2014 • 1.361 Palabras (6 Páginas) • 865 Visitas
Desarrollo
Cuando creemos que conocemos la pobreza, nos encontramos con historias como la de Macario; un leñador de un pequeño pueblecito que era padre de once hijos, que vivían en un jacal al que él no cambiaría `por una casa bien hecha, pues el no deseaba riquezas porque su más grande anhelo era el comerse un pavo asado él solo, sin ser visto por sus hambrientos hijos ya que el siempre se quedaba con hambre por compartir la poca comida con ellos y esposa.
Desde antes que amaneciera salía todos los días del año, incluyendo los domingos, para recoger leña que posteriormente vendería por dos reales, y a veces menos. Cuando llegaba a su casa tiraba el bulto de leña que traía a cuestas, y arrastrando los pies de cansancio se tiraba en una silla y esperaba que su mujer le sirviera la misma comida de siempre, que eran frijoles negros, chile verde y tortillas; y aunque ya sabía lo que comería, preguntaba que había de comer, solo para que sus hijos no lo consideraran solo una “bestia de carga”.
Servida la comida, daba gracias a Dios e inmediatamente empezaba a comer, lo que interrumpía después de haber ingerido escasos bocados, al ver que sus hijos lo veían deseando que les dejara algunas sobras para ellos comer un poco más de la ración que ya habían terminado; dejaba de comer, y luego de beber agua le pedía a Dios que le concediera comerse un pavo entero. Sus hijos tantas veces habían escuchado ese lamento, que ya no significaba nada para ellos.
Su esposa, estaba consciente de que Macario siempre se quedaba con hambre para que sus hijos pudieran disfrutar un bocado mas, lo que la motivo a ahorrar hasta el último centavo de lo que ganaba lavando ajeno para algún día poder darle a su esposo la satisfacción que tanto deseaba. Después de mucho tiempo de ahorrar, logró comprarle el pavo, el que preparo con mucho amor mientras todos dormían, para que estuviera listo antes del amanecer.
Macario se levanto de su cama como cualquier día, y preparándose para ir a trabajar, su esposa lo felicito por ser el día de su santo y le dio el pavo que tanto se merecía, y que por tantos años había deseado, le dijo que se fuera a lo más profundo del bosque y se lo comiera sin que nadie lo viera; por ningún momento le paso por la mente compartirle un pedacito de pavo, pues en lo único que pensaba, era llegar rápido al bosque donde estaría solo para disfrutar el pavo.
Llego a un lugar que considero apropiado para comer y formo un mantel con las hojas de plátano que envolvían el pavo; pensaba acostarse después de comer, para que el día fuera lo más parecido a una fiesta, que sería la primera en su vida desde que tenía memoria. Se disponía a comer, cuando noto la presencia de una persona a escasos metros de él, era un hombre vestido de charro cuyo traje dejaba ver la enorme riqueza que poseía, también lucia un gran bigote, con una barba como de chivo y una mirada penetrante.
El hombre, con el afán de comer una pieza del pavo de Macario, le propuso cambiarle, desde las espuelas de plata por un muslo de pavo, hasta la botonadura de oro del pantalón que vestía por la pechuga; Macario no acepto pues él era tan pobre que no tenia caballo para usar las espuelas y temía que si aceptaba los botones de oro, lo fueran a encarcelar por ladrón; haciéndole saber que por más que insistiera no le compartiría la comida que con tanto esfuerzo le preparo su mujer, le dijo que se regresara al infierno de donde había salido, y el charro, renegando y maldiciendo a la humanidad, se marcho.
Nuevamente tomo la pieza de pavo que se disponía a comer antes de que aquel hombre lo interrumpiera, cuando noto la presencia de otra persona, parada en el mismo sitio donde había estado el charro; esta persona daba la apariencia de ser alguien sumamente fatigado,
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