Etica Para Amador
Enviado por javier_med • 29 de Marzo de 2012 • 389 Palabras (2 Páginas) • 308 Visitas
Fernando Savater
Ética para Amador
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Capítulo I
DE QUÉ VA LA ÉTICA
Hay ciencias que se estudian por simple interés de saber cosas nuevas;
otras, para aprender una destreza que permita hacer o utilizar algo; la mayoría, para
obtener un puesto de trabajo y ganarse con él la vida. Si no sentimos curiosidad ni
necesidad de realizar tales estudios podemos prescindir tranquilamente de ellos.
Abundan los conocimientos muy interesantes pero sin los cuales uno se las arregla
bastante bien para vivir: yo, por ejemplo, lamento no tener ni idea de astrofísica ni de
ebanistería, que a otros les darán tantas satisfacciones, aunque tal ignorancia no me
ha impedido ir tirando hasta la fecha. Y tú, si no me equivoco, conoces las reglas del
fútbol pero estás bastante pez en béisbol. No tiene mayor importancia, disfrutas con
los mundiales, pasas olímpicamente de la liga americana y todos tan contentos.
Lo que quiero decir es que ciertas cosas uno puede aprenderlas o no, a
voluntad. Como nadie es capaz de saberlo todo, no hay más remedio que elegir y
aceptar con humildad lo mucho que ignoramos. Se puede vivir sin saber astrofísica,
ni ebanistería, ni fútbol, incluso sin saber leer ni escribir: se vive peor, si quieres, pero
se vive. Ahora bien, otras cosas hay que saberlas porque en ello, como suele decirse,
nos va la vida. Es preciso estar enterado, por ejemplo de que saltar desde el balcón
de un sexto piso no es cosa buena para la salud; o de que una dieta de clavos (¡con
perdón de los fakires!) y ácido prúsico no permite llegar a viejo. Tampoco es
aconsejable ignorar que si uno cada vez que se cruza con el vecino le atiza un
mamporro las consecuencias serán antes o después muy desagradables. Pequeñeces
así son importantes. Se puede vivir de muchos modos pero hay modos que no dejan
vivir.
En una palabra, entre todos los saberes posibles existe al menos uno
imprescindible: el de que ciertas cosas nos convienen y otras no. No nos convienen
ciertos alimentos ni nos convienen ciertos comportamientos ni ciertas actitudes. Me
refiero, claro está , a que no nos convienen si queremos seguir viviendo. Si lo que uno
quiere es reventar cuanto antes, beber lejía puede ser muy adecuado o también
procurar rodearse del mayor número de enemigos posible. Pero de momento vamos
a suponer que lo que preferimos es vivir: los respetables gustos del suicida los
dejaremos por ahora de lado. De modo que ciertas cosas nos convienen y a lo que nos
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