Federico Garcia Lorca
Enviado por mariasabel7 • 19 de Marzo de 2014 • 2.519 Palabras (11 Páginas) • 438 Visitas
1. Relacione temática y estilísticamente “Paisaje de la multitud que vomita” y “Ciudad sin sueño” de Federico García Lorca con otro del mismo autor elegido por usted que pertenezca a este ciclo.
Antes de empezar a relacionar el tema y la estilística de los poemas, apuntaré el tercer poema que vamos a comparar; va a ser “Aurora”.
Es importante hablar de un contexto previo que sirva de introducción al ejercicio, ya que es imprescindible para poder obtener una mejor comprensión de los poemas. Digo esto porque sabemos que este trío de poemas pertenece al poemario escrito por Federico en la ciudad de Nueva York, (“Poeta en Nueva York”) como producto de su estancia en la ciudad de la Estatua de la Libertad como profesor en la Universidad de Columbia. En este poemario queda reflejado el sentimiento de angustia, crítica, soledad que le produce la estancia en esta ciudad de aparente progreso y lujo. Para mostrar al lector ese asco que siente, se vale del uso de vocablos que nos sugieren repugnancia y sobre todo una atmósfera de negación, ausencia de todo lo material y humano, la muerte. Ejemplo de ello puede ser el uso recurrente del nombre palomas (paloma tradicionalmente es símbolo de libertad, de paz y al ir acompañada por esqueletos elimina la carga positiva que sugiere este vocablo para transformarlo en muerte, negando la libertad o la paz que simbolizaban en la literatura tradicional). El autor se vale de paisajes oscuros, llenos de cieno, barro, de aguas sucias, donde los marginados están desamparados y cada habitante es un autómata sin sentimientos colectivos, luchando por sobrevivir cada día. Todo ello es visto desde diferentes perspectivas: la colectiva (con el uso de verbos en primera persona del plural), la subjetiva (en la que el autor refleja sus sentimientos que no pueden ser más que soledad y desamparo seguido de la inevitable crítica tanto a la metrópoli como a la sociedad) y el hombre en general visto como individuo. Como temas principales del poemario podemos señalar la soledad y la muerte, reflejado en la mayoría de los poemas recopilados, el amor que es soledad y por supuesto, la crítica social. En consecuencia, el poeta se vale de la atmósfera negativa que reina en la ciudad para crear una obra de clara tendencia vanguardista que lo afianzará como uno de los poetas más importantes de su generación (la del 27) y de la literatura española.
A continuación, iremos exponiendo el tema principal y los elementos estilísticos utilizados de cada poema, todo ello relacionado con ese todo que supone el poemario.
Empezaré con el poema “Paisaje de la multitud que vomita”. El poema, según mi punto de vista (hay que apuntar que al tratarse de imágenes surrealistas sólo podemos hacer una aproximación al significado íntegro de la pieza) trata de describir una situación cotidiana de cualquier ciudad: el metro. Habla del cuadro en el que se encuentra y lo describe con elementos negativos que logran trasladar al lector un aura de negatividad y muerte. Vemos que se centra en un personaje en especial: la mujer. Esta, que normalmente simboliza la fertilidad o la belleza, al ir acompañada del adjetivo gorda consigue dar un efecto contrario al anterior, deshumanizando a la mujer debido a la repetición de este sintagma a lo largo del poema, aparte de darle algo de ritmo al mismo. Como hemos apuntado anteriormente, Federico se centra en personajes marginados para trasladar la crítica social. En esta pieza, se centrará en esa mujer, deshumanizada, incluso con características animales. En la primera estrofa, la mujer se muestra malvada, arrancando la vida (“arrancando las raíces”) y sin compasión (“vuelve del revés los pulpos agonizantes”). Otro rasgo de esta estofa, es que esta mujer gorda es “enemiga de la luna”, lo que enfatiza esa ausencia de feminidad de la mujer. A su vez, notamos un halo de muerte, de ausencia de vida a lo largo de esta estrofa movido por el comportamiento de la mujer que, por ejemplo, pone calaveras de paloma en pisos deshabitados (muerte). Lo que nos hace deducir que donde se encuentra la mujer es el metro es que esta “filtraba un ansia de luz en las circulaciones subterráneas”; se podría decir que esta proporcionaba luz a la oscuridad. Dentro del metro se respira muerte, son los muertos los que se encuentran allí, los que están muertos para la sociedad. En la segunda estrofa, sigue describiendo la situación en la que se encuentra, lleno de personajes marginados, como “mujeres vacías”. Utiliza el verbo vomitar como sinónimo de asco y repugnancia ante la situación tan desagradable en la que se encuentra; es el única acción que le produce tal atmósfera de caos. Se debe a que los muertos le obligan a protestar, a vomitar ante esa situación tan desagradable. En la última estrofa del poema, vemos que la mujer está rodeada de gente corriente como taberneros. Lo que llama la atención de esta estrofa, es que las niñas se remiten a la Luna, a la feminidad ya que aún son jóvenes y no quieren acabar animalizadas, como le ocurre a la “mujer gorda”. Rendido ante la situación en la que se encuentra, sin nadie (caballo) que le pueda guiar (“sin caballo que corte los espesos musgos de mis sienes”) el autor se encuentra desamparado. El caos sólo se disuelve cuando el metro para y la multitud se agolpa para salir; el metro, o la ciudad vomita a la multitud, al pueblo.
Estilísticamente, vemos que el poema se compone de tres estrofas en las que no tenemos armonía métrica, prima el verso libre. Igualmente, no encontramos rima, sino una sucesión de imágenes vanguardistas en las que encontramos repeticiones de palabras clave que dan ritmo al poema y propician la armonía, como puede ser la repetición del sintagma nominal “la mujer gorda”, que se repite a lo largo de todo el poema para ordenar las partes de la pieza. Podemos destacar el uso en la primera estrofa de la tercera persona del singular, para describir el comportamiento de esa mujer. El uso del polisíndeton (repetición en este caso de la conjunción “y”) en esta estrofa produce la acumulación de los distintas acciones que realiza la mujer. En la segunda estrofa se cambia de personas, pasando de la tercera del plural (al hablar de las gentes que se encuentran allí); la tercera persona del singular para describir el cuadro ante que se encuentra y el uso de la segunda persona singular del imperativo (“vomita”), ya que es lo único que se puede hacer ante tal situación. Podemos observar multitud de vocablos que enfatizan esa carga negativa a lo largo del poema, como el uso del adverbio de negación “no”. Cada vocablo que aparece en la descripción tanto de la gente como del lugar aparece acompañado de un adjetivo que sirve para enfatizar esa carga negativa, esa ausencia de vida que denota el poema. La última estrofa se caracteriza
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