Formas de prostitución
Enviado por ade10 • 20 de Enero de 2013 • Trabajo • 7.336 Palabras (30 Páginas) • 458 Visitas
define como el acto de participar en actividades sexuales a cambio de dinero o bienes. Aunque esta actividad es llevada a cabo por miembros de ambos sexos, es más frecuente en mujeres, aunque también se aplica a hombres. La prostitución puede ser tanto heterosexual como homosexual, y puede involucrar a travestidos y transexuales. El término genérico empleado para referirse a quien la ejerce es prostituto/a.
Según el DRAE, la prostitución es la "actividad a la que se dedica quien mantiene relaciones sexuales con otras personas, a cambio de dinero",1 aunque suele considerarse del mismo modo cualquier otro tipo de retribución.
Al hablar de prostitución, se sobreentiende que la persona que la ejerce no aplica más criterio en la elección del cliente que el de recibir el pago correspondiente, es decir, que no existe ningún tipo de emoción ni relación afectiva. De modo que, en un sentido más genérico y coloquial de la palabra, se dice también que se prostituye, por extensión, cualquier persona que "vende" sus servicios profesionales (no sexuales) por una causa que no le importa o incluso que considera indigna, con el único aliciente de recibir un pago.
Algunos sinónimos de prostitución son lenocinio, trabajo sexual y comercio sexual.
Otras formas de prostitución
A veces se usa el término prostitución en el sentido mucho más amplio, de mantener relaciones sexuales con un fin distinto de la reproducción o el placer de una de las partes, incluyendo formas (principalmente históricas) de prostitución religiosa, en las que se practica sexo en cumplimiento de preceptos religiosos específicos. La llamada «prostitución religiosa» desapareció paulatinamente del mundo occidental durante el Imperio romano, aunque ha seguido practicándose en otras culturas hasta fechas recientes, y ha visto un repunte con la aparición de religiones alternativas en Occidente.
También entrarían en esta definición más genérica el uso del sexo como forma de espionaje, y los casos de hombres y mujeres manteniendo relaciones con personas famosas, a fin de vender la historia a la prensa del corazón a cambio de fama y/o dinero. En estos dos casos se usa la equiparación con la prostitución con un ánimo evidentemente peyorativo.
Prostitución masculina
Artículo principal: Prostitución masculina.
Aunque la mayoría de las prostitutas son mujeres que ofrecen sus servicios a hombres, también existen prostitutos, que ofrecen sus servicios principalmente a hombres, o a mujeres en menor proporción (por lo general sólo a unos o a otros, pero no a ambos, ni de manera simultánea ni tampoco indistinta).
Prostitución y delincuencia
La prostitución es hoy día una práctica ilegal en muchos países, propia de ambientes marginales y relacionada con otras formas de delincuencia. Muchas mujeres y niños son obligados a ejercerla por parte de individuos o bandas criminales organizadas, hasta el punto de que las Naciones Unidas, ya en 1949, promovieron una convención para el control de la prostitución y la lucha contra el tráfico de personas esclavizadas generado a su alrededor.2
Las Naciones Unidas declaró en 2009 que las estimaciones muestran que podría haber alrededor de 270.000 víctimas de la trata de personas en la Unión Europea.3
Condiciones laborales
En algunos países, principalmente en Europa Occidental (Holanda y Alemania), la prostitución es un oficio regulado en el que sus trabajadores y trabajadoras pagan sus impuestos y no arrastran una imagen social tan degradada (éste es el llamado «modelo pro regulación»; sus partidarios consideran a las personas que ejercen la prostitución un tipo más de trabajador sexual). Sin embargo, en otros países del mismo entorno, la situación jurídica y social es diferente: en Suecia, Noruega 4 e Islandia,5 6 7 8 se persigue la adquisición de servicios, pero no la labor de las prostitutas (es el llamado «modelo abolicionista»): allí, la prostitución se considera una forma de violencia contra las mujeres, y se penaliza a los hombres que las explotan al comprar sus servicios sexuales; en la mayor parte de los casos, las prostitutas son víctimas que requieren ayuda, y se intenta educar al público, pues se considera que la igualdad en el trato hacia ambos géneros (femenino y masculino) continuará siendo inalcanzable mientras haya hombres que compren, vendan, y exploten a mujeres, niñas, y niños, prostituyéndolos.9
La figura de la prostituta está también estrechamente ligada a la del proxeneta, persona que recibe un porcentaje de los beneficios conseguidos por la misma. En principio el proxeneta recibe ese dinero como pago por un servicio, habitualmente el de actuar como mediador entre la prostituta y el cliente, proveer la habitación o lugar donde tiene lugar el servicio sexual, proveer algún tipo de protección a la trabajadora sexual, etc. Sin embargo, cuanto más marginal es el tipo de prostitución, más se convierte el proxeneta en un mero extorsionador, que en su grado más bajo retiene a las prostitutas bajo su control mediante amenazas y abusos que incluso llegan a la violencia física (secuestros). Esta situación es más habitual (y prácticamente la norma) en países donde la prostitución es ilegal.
Sin embargo, la legalización no es suficiente garantía para evitar este tipo de abusos; en países europeos donde la prostitución es legal, como España, las fuerzas de seguridad detectan e intervienen de manera periódica en locales en los que se retiene a mujeres por la fuerza, obligándolas a prostituirse víctimas de redes de trata de blancas.10
Uso lingüístico
Etimología
El término «prostitución» proviene del latín prostitutio, que tiene el mismo significado que el actual y que a su vez proviene de otro término latino, prostituere, que significa literalmente ‘exhibir para la venta’.11 12
Una versión ampliamente extendida sobre el origen del término, aunque incorrecta, afirma que el término «puta» viene del verbo latino putare, ‘pensar’. Se argumenta que, con la progresiva conquista romana de las antiguas zonas griegas, aumentó la cantidad de esclavos y esclavas de dicho pueblo. Al ver los romanos que las mujeres (a las que al parecer usaban mayoritariamente como prostitutas) eran conocedoras de la ciencia y la política, las calificaron como pensadoras o, en latín, putas. Aunque no deja de tener cierto encanto, esta versión contradice la propia historia de Roma, que no sometió a las ciudades-estado griegas a una conquista súbita, sino a una progresiva absorción.
Por otra parte, aunque en la Grecia clásica las hetairas tenían gran preeminencia, en general el papel de la mujer en la cultura griega era muy secundario. Además, prostitutio
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