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Guion. El desafío de Aracne . Mito


Enviado por   •  18 de Mayo de 2020  •  Reseña  •  1.359 Palabras (6 Páginas)  •  2.433 Visitas

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El desafío de Aracne

Mito

Escenario:

El hermoso país de Lidia a orillas del mar mediterráneo

Personajes:

  • Aracne
  • Atenea
  • Afrodita
  • El forastero
  • La viejecilla
  • Aldeana 1
  • Aldeana 2
  • Aldeana 3


[Se abre el telón]

Aldeana 1 [Sentada en una silla sosteniendo un libro]. - ¡Oh!, hola, ustedes deben ser mi querido público, ¿no es así? Bueno, supongo que quieren escuchar la historia de nuestra querida princesa Aracne y su desgracia, pues bueno, el fatídico día comenzó así.

[Se cierra el telón]

[Se abre el telón mostrando el comedor donde se encuentra Idmón y Aracne]

Aracne: Buenos días padre.

Idmón: Buenos días hija, ¿Cómo has pasado la noche?

Aracne. - ¡Casi tan fabulosa como yo!

Idmón. - veo que sigues muy feliz por tu reciente victoria contra aquella tejedora, que, emm… ¿Cuál era su nombre?

Aracne. - Que importa su nombre, yo fui la ganadora, demostrando una vez más quien es la mejor tejedora de toda Lidia. Como sea, necesito ir al pueblo a realizar algunas entregas de mis maravillosos y perfectos tejidos, hasta luego padre.

[Aracne sale de escena dejando solo a su padre]

Idmón [gritando]: ¡No regreses muy tarde y cuídate!

[se cierra el telón]

[Se abre el telón cambiando de escena mientras Aracne camina por el pueblo, y las 3 aldeanas están tejiendo]

Aldeana 1.- Buenos días jovencita Aracne

Aracne. - Buenos días querida

Forastero. - Muy buenos días tengo bella dama, he venido de muy lejos a presenciar los hermosos tejidos de aquella doncella de nombre Aracne, sabrá usted, ¿dónde la podre encontrar?

Aldeana 2. – si gusta esperarla caballero, no tarda en llegar.

[Las 3 aldeanas que se encuentran allí murmullan algo entre ellas incapaz de escucharse]

Aracne. - ¿Acaso escuche mi nombre?, por supuesto que sí, buen día caballero yo soy aquella a la que usted busca de nombre Aracne, ¿Necesita algo?

Forastero. – Así es jovencita, me encantaría poder observar sus tan lindas obras.

Aracne. - ¿Lindas?, querrás decir bellas, perfectas, hermosas, dignas de los dioses, es más, juro por todo el púrpura que hay en Lidia, que mis tejidos son tan preciosos que me hacen incluso mejor que la mismísima Atenea.

Forastero. – Bueno, lo que usted diga jovencita, necesito pues todo esto [saca una lista de pedidos para Aracne]

Aracne. – No hay problema caballero, sígame.

[Salen de escena los 5]

 [Entra en escena Atenea caminando alrededor de su alcoba mientras afrodita está sentada ajena a lo que le ocurre a Atenea]

Atenea [llena de enojo]. – Pero, ¡¿quién se ha creído esa mocosa engreída para ofender a una diosa y sobre todo a mí?!

Afrodita [despreocupada]. - Querida, ya sabes cómo son los mortales, no le tomes importancia o te saldrán arrugas de tanto enojo.

Atenea. - Tienes razón, me voy a calmar y todo fluirá como debe ser…sólo necesito respirar y… ¡tengo una idea!

Afrodita. - ¿idea sobre qué?

Atenea. - Sobre la soberbia mortal, le daré una oportunidad para que se arrepienta sobre lo que hizo y pida perdón por ello.

Afrodita. - ¿Y si nunca se arrepiente?

Atenea. - La castigaré. Ahora la cuestión será, ¿Cómo la castigare?... ya sé, la convertiré en una alumna del colegio de bachilleres…mmm no es muy poco castigo, ya sé la obligare a que me diga los significados del examen de Carmen Ruth, no no tampoco, es muy fácil.

Afrodita. - Déjalo querida no vale la pena.

Atenea. – No, si valdrá la pena. Ya se me ocurrirá algo, por ahora bajare al mundo de los mortales para darle la oportunidad de redimirse, deséame suerte.

Afrodita. - Suerte querida.

[Salen de escena Atenea y Afrodita]

 [Entra en escena Aracne y las 3 aldeanas]

Aldeana 3.- Aracne querida, ¿sigues tejiendo?

Aracne. – Por supuesto que sí, no puedo dejar todo el trabajo de lado

Aldeana 3. - ¿Qué tanto trabajo tiene querida Aracne?

Aracne. – El suficiente como para que no me estén molestando

Aldana 2. – Perdone, ella suele ser algo imprudente con la gente de la realeza

Aracne. – Como sea, solo ocúpense de lo suyo.

[Entra la viejecita a la escena observando todos los tejidos hermosos de Aracne]

Viejecita. - ¿Los has hecho tú?

Aracne. – ¿Acaso no es obvio?, soy la mejor tejedora de toda lidia.

Viejecita. – Pensé que sólo las manos de una diosa podían tejer unas telas tan perfectas.

Aracne. – jajajaja, ¿disculpa?, pero si mis creaciones son mucho mejores de lo que un dios puede crear, de hecho, yo soy incluso mejor que la mismísima Atenea.

Viejecita. – No digas eso muchacha o Atenea te castigará. Los dioses no perdonan a quienes los desprecian.

Aracne. – Yo no desprecio a nadie, solo me limito a decirla la verdad, soy mucho mejor tejedora que Atenea, eso es todo.

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