HOMBRE

1) Quien cuenta, narra la historia o dice la historia y quien o quienes escuchan o siguen la historia. No es posible sin la presencia de uno de ellos, pues se exigen mutuamente, en efecto para que tenga lugar esa vivacidad del habla supone una suerte de acuerdo tácito para que se desarrolle el acto mismo de narrar o cantar. Se narra, se canta se dice porque hay quienes están interesados en escuchar la historia o quienes se sienten convocados por el narrador para escucharlo. Ese acuerdo tácito a su vez se traslada a eventos narrativos singulares; lo propio ocurre tratándose de una literatura totalmente censurada, como puede ser el caso de la historia de las rebeliones.

2) Hablantes- oyentes que han establecido por un modo de acuerdo tácito, pero dicho contrato está corroborado por un adecuado manejo de tiempo. El momento es una clave de la realización de la literatura oral.

3) Y tiene lugar, de hecho, en un espacio determinado que presiona sobre los códigos que enunciará el narrado hablante.

4) El texto oral exige una reciprocidad creciente entre el que dice y el que escucha .es decir, oír es posible gracias a la convergencia de circunstancias especiales, un momento determinado y un espacio adecuado. Historias donde el oyente se mira perplejo, sorprendido, convocado a la risa y acaso enternecido. Se trata siempre de una secuencia activa y dinámica.

...