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¿Hay alguno, entre los que hacen la gracia de escuchar este cuento, el que no sepa que es un espantajo?


Enviado por   •  6 de Febrero de 2017  •  Ensayo  •  1.090 Palabras (5 Páginas)  •  488 Visitas

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EL ESPANTAJO

Daniel Barros Grez

¿Hay alguno, entre los que hacen la gracia de escuchar este cuento, el que no sepa que es un espantajo? Es, especialmente un muñeco feo, con paja q y ropa vieja, que se ponen para espantar, se coloca en sembrados para espantar a los pájaros. ¿Hay alguien que, al recorrer nuestros cultivados campos, no haya fijado su atención en esos artísticos maniquís, planteando por nuestros ingeniosos guasos, (un campesino de chile), en medio de sus sembradíos, con el fin de ahuyentar las aves dañinas? Apenas principia al desarrollarse el fruto de las huertas, y ya su dueño anda afanoso buscando con que fabricar el cuidador.

- ¡Mujer!, ¡Mujer! –Su parienta una mujer muy simpática, chaparra con cabello largo y unos ojos hermosos color miel, con pestañas largas y negras, -Dice ¿Has como los mangos están cayendo y los choclos es mazorca de maíz muñequeando, que es bendicen de dios? Ya es hora de hacer un espantajo para los pájaros que están molestando… Busca por ahí cosa feas espantosas.

Poco después, marchan ambos para la huerta fea, horrorosa y oscura, el marido un señor alto de tez morena, ojos oscuros y resaltantes, con un carácter horrible, tenía un palo alto y viejo en la mano, y la mujer con un atado de útiles compuesto de lo más inútil que el rancho feo y viejo encierra. Plantase el palo en el punto más culminante del sembrado bonito pero el lugar horrible, después de haberlo metido dentro de una pierna de una pata de calzón hecho pedazos, cuya otra pierna colgando a merced del viento soplando demasiado fuerte, semejando en todo a la vicia pierna de un invalido. Un envoltorio de fajina haz de ramas muy delgadas forma la caja del cuerpo, el cual se envuelve en unas tiras muy delgadas que cuando Vivian unidas, tuvieron él honor de llamarse fustán especie de falda larga de la señora; y a la altura de los hombros se ata en cruz una varilla flexible, para figurar los brazos bonitos y muy puestos, cubriendo todo aquello con unos jirones de poncho abrigo de manta, de un color horrible, por ultimo un manojo de pasto seco, todo quemado y horrible, encajado en la punta del palo viejo, forma con chapeo que es un sombrero y todo, la cabeza, sobre la cual se pone a modo de gorro un vieja calceta de la que era la sirvienta una señora chaparra de tez morena sus ojos color café oscuros, pero era muy cochina.

-¿Qué te parece? -Dice al fin su mujer, después de haber hecho el último gesto, ese gesto sublime con que el genio aprueba su propia obra del espantajo--, ¿Qué te parece, hija? ¡Que vengan ahora los horribles pájaros!

-solamente le falta la muleta, para que sea el ño cucho cojo, en mismita persona,-contesta la mujer , dando una gran carcajadota.

Tal fue la escena que, poco mas o menos, paso un día, en uno de los vallecitos de la costa de Colchagua. Mes y medio después, cuando las sandias jugosas y los mangos jugosos estaban pintando, empezó el dueño de la chacra que es granja a mirar el reojo a un vecino es un señor alto de tez normal de ojos café claro, cabello negro y nadie sabía sus mañas que tenía; por habérsele puesto en la cabeza el mal pensamiento de que aquel hombre venía a robarle la fruta todas las noches aunque estuviera oscura y fea la noche. Ya varias veces le había visto rondar en torno de la huerta, y aun asomare por los portillos de la cerca, como para elegir de antemano las mejores sandias. Tales temores obligaban a nuestro chacarero que es granjero, a pasarse todas las noches sin dormir, cuando ahí habían muchas veces que espantaban, allí está muy feo oscuro y aparte muy pero muy viejo, lo ponían a cuidar su sembrado, para ver si podrían atrapar al ladrón.

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