Insidia Silenciosa

Insidia Silenciosa

Sucede y no siempre, que te encuentras en un lugar en el que no sabes si perteneces o simplemente eres una extensión de línea entre todos los que ocupan el sitio. Eso es lo que siento en estos instantes; eso es lo que siento hace algún tiempo 1. Además han pasado tantas cosas en mi vida: tantas tristezas y tantas desilusiones que me hacen desconfiar de hasta algún integrante de mi familia. No podría decir que no quiero a estas chicas con las que he compartido momentos, risas y experiencias que siempre llevaré en mi confundido ser, pero las miro en esta habitación, las escucho hablar y con honestidad se han convertido en las personas con las que menos tiempo quiero pasar. Es el momento en el que quiero buscar mi rumbo, dejar de hacerles creer que soy como ellas y que no me doy cuenta de aquel secreto que ocultan detrás de esas sonrisas fingidas.

Como todos los dieciséis de cada mes, nos juntamos para una estúpida “pijamada party” para unir y fortalecer más, según ellas, nuestra amistad. Conociendo su manera de pensar, no comprendo como una de ellas llevó el juego de la ouija para comunicarse con algún espíritu divagante. Al parecer se lo estaban tomando a la broma, aunque honestamente yo nunca he creído en nada de estas cosas. Con todos las ideas que pasan por mi caótica cabeza, no ignoro el momento, pero tampoco les prestó atención, solo sigo viendo la forma de hablar con ellas y escuchar la verdad que me esconden. Risas, preguntas al aire sin respuestas concretas y una canción de fondo irreconocible y aun así pegadiza2, veo la perfecta escena de una película adolescente, en la que todas estamos unidas compartiendo un momento diferente, apostando sin temor a la comunicación con un ser que ya no está en nuestra realidad. Mi incredulidad me hacía pensar que era un inocente juego. Cuando íbamos a empezar a dos de las chicas les dio esa presión en el pecho de que algo podía salir mal, así que decidieron guardar ese tablero y desaparecerlo.

No se oía nada; todo era silencio en la habitación. Por primera vez no sabía cómo decir lo que tenía en mi mente, porque todo estaba ahí desafortunadamente, todo eso que ellas no quisieron escuchar antes y que siempre me cortaban, perdiéndose la comunicación. Echada en la cama, yo sigo aguantando esa angustia, ese sentirse caer y seguir cayendo como en un sueño y más que un sueño3. Todo lo tengo en la punta de la lengua y aun así no puedo expresarme. Creo que en todo este tiempo no he sido yo misma y todo lo he ocultado; tantos sentimientos reprimidos y ahogados, obligándome a callar. Desde que terminé con mi primer amor ya no fui la misma de antes. Terminar una relación es doloroso y hasta traumante, pero más aún cuando hay una traición con otra persona igual de importante; una hermana: tú mejor amiga, y que todo el mundo lo comente a tus espaldas. Les he dado la pregunta, pero

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