Instrucciones Para Vvivir En Mexico
Enviado por casarmas • 19 de Agosto de 2013 • 590 Palabras (3 Páginas) • 256 Visitas
LLEVABA UN SOL ADENTRO
Jorge estaba trabajando en una novela que, tentativamente iba a llamarse Isabel cantaba, cuando
llegó la invitación para el encuentro de escritores en Colombia. Camino a ese encuentro, ya se
sabe, ocurrió el accidente. Jorge había dudado al principio: no quería interrumpir el trabajo de su
libro. Sin embargo, cuando la hora de tomar una decisión llegó, él estaba en un momento de su
novela en el que tenía que detenerse y comenzarla de nuevo. Eso era normal ya que así trabajaba
él, deteniéndose de vez en cuando y comenzando todo otra vez. Algunas veces tardaba varios días
en tener una idea clara de por dónde dirigiría la nueva corriente de su historia. Pero una vez que
encontraba la solución nada lo detenía y cambiaba muchísimo su versión anterior. Algún
personaje secundario se convertía en protagonista, otro que antes era asesinado esta vez era el
asesino. Cambiaba a sus personajes incluso físicamente.
Vivíamos en París desde hacía algunos años, sin frecuentar a mucha gente. No pocas de las
cenas que hacíamos en casa con amigos fueron cocinadas por Jorge. Le gustaba inventar recetas y
mezclaba, con mucho acierto según nuestros amigos, la cocina italiana con la mexicana. Hacía
muchos platos diferentes y disfrutaba especialmente hacer las compras para la cena. Sobre todo
con la vida de barrio que hay en París, donde cada uno de los comerciantes (el de los quesos, el de
los vinos, el del pan) ya conocía a Jorge, lo aconsejaba y lo complacía en sus gustos. Había un
vendedor de periódicos que se parecía increíblemente a un tío suyo de Guanajuato. Jorge no dejaba
de divertirse con el parecido y llegó a tener un trato cordial con ese hombre. Muchas veces
hacía un recorrido un poco más largo para comprarle a él los periódicos en vez de adquirirlos en la
esquina.
A Jorge le gustaba mucho caminar en París. Se convirtió en lo que los franceses llaman un
flaneur, alguien que pasea por las calles disfrutando muchísimo todo lo que se ve, sin un rumbo
muy fijo y disponible siempre a la sorpresa. Caminar al lado del río era un gran placer, así como
recorrer los puestos de bouquinistes: los libreros de viejo que tienen sus pequeños puestos sobre
los muelles del Sena. Hay algunos barrios en los que las calles mismas son muy agradables y Jorge
llegó a conocer muy bien la ciudad. Hacía esas caminatas generalmente por las tardes, porque en
las mañanas escribía y era muy riguroso consigo mismo en la continuidad de su trabajo. Por las
mañanas cada uno se hacía su propio desayuno. El mío era muy escueto mientras que a Jorge le
gustaba que fuera más bien abundante. Luego escribía en su estudio durante toda la mañana. Su
mesa
...