Interacción Social asociada al conocimiento de contenido como acción recíproca entre dos o más agentes de aprendizaje

2.3.7 Interacción Social asociada al conocimiento de contenido como acción recíproca entre dos o más agentes de aprendizaje. Asociado al contenido y a las prácticas pedagógicas, así como a los enfoques y modelos pedagógicos que surgen en el siglo XIX y XX, autores tales como Makarenko, Ausubel, Gadamer y Piaget (2003), ofrecen perspectivas diferentes acerca de la enseñanza y del aprendizaje. Estos referentes tienen mucho que ver con la interacción social, con la didáctica, la pedagogía y la filosofía de la educación. Concierne, entonces realizar apreciaciones, dentro de la perspectiva de los elementos observados. Cada docente como informante clave explica sus vivencias escolares y los vínculos que se establecen en el aula según el modelo que aplica en su práctica pedagógica y algunos aspectos que exceden lo académico, tales como: la cultura, ética, axiología, ideologías y anécdotas vividas.

El ambiente escolar tiene una relación directa con el contexto social, donde está ubicada la institución educativa; en una comunidad rural focalizada por características de estrato socioeconómico en nivel 1 del SISBEN para el caso; similitudes en los núcleos familiares proyecta una dinámica, que incide en el desempeño académico de los estudiantes y que está permeado por la actitud y relación que establezca con los docentes según lo manifiesto por Martínez, Vergel, Zafra, (2016).

Marc y Picard (1992), afirman que no existe relación social “que no se inscriba en un cierto contexto institucional (...) esta consiste en una matriz que aporta a la relación un código, representaciones, normas de roles y rituales que permiten la relación y le dan sus características significativas” (p. 91). En tal sentido, se infiere que estos representantes también consideran a la interacción social como un fenómeno institucional que afecta a las relaciones sociales y por ende lo es; la escuela, al igual que la familia son la base de la sociedad y es donde los estudiantes permanecen gran parte de su tiempo fuera de casa.

El autor apoyado en el discurso de O‘Sullivan (1997) manifiesta que la interacción puede ser comprendida como “el intercambio y la negociación del sentido entre dos o más participantes situados en contextos sociales, donde, el acento está puesto en la comunicación y la reciprocidad entre quienes promulgan, utilizan y construyen los códigos y las reglas” (p. 196). Para tal efecto es relevante tener en cuenta la interacción social, desde la perspectiva de otros autores.

Para ser más específicos, se hizo necesario considerar el discurso de Jiménez (1998), quien relaciona la interacción con las emociones y afirma: “Lo emocional, en términos metafóricos, es como el combustible que necesita una determinada operación mental de orden superior, en especial desde el docente, pues existen operaciones automatizadas en el ser humano, como las que intervienen en la inteligencia motriz” (p. 24). De lo anterior se infiere que los sentimientos y emociones agradables y positivas, suelen ser el motor perfecto para propiciar un correcto aprendizaje, y de esta manera, hacer los procesos mentales pertinentes para llegar a la solución de cualquier situación planteada durante la clase. Otro aspecto importante en la investigación es considerar la construcción del mundo del sujeto investigado, a partir del discurso de Jiménez (1998), quien afirma:

Las emociones básicas del ser humano (como la felicidad, la tristeza, la ira, la repugnancia y el miedo) han sido menospreciadas por la cultura occidental, debido a que son consideradas como recursos de acciones arbitrarias en las cuales no actúa la racionalidad. Los conceptos derivados de estas emociones, como el amor, el odio y el sentido del humor, son señales que difícilmente tienen estructuradas simbólicas, por lo tanto, no puede haber conceptos analíticos referidos a ellos, problematizando en cierta medida su estudio (…) la cognición y la emoción están interconectadas biológica y psíquicamente y que los sentimientos afectan las acciones con las cuales los sujetos construyen el mundo (p. 10).

Por lo anterior se considera que el estudiante es quien va construyendo su propio mundo y lo hace a partir de las situaciones propias del contexto donde se desenvuelve, teniendo en cuenta los valores y principios marcados por la cultura a la que pertenece, esto quiere decir que la interacción social se da continuamente desde el seno de su hogar y se fortalece en la escuela.

El autor apoyado en el discurso de Düsteler (2002) plantea que la interacción es la acción recíproca entre estudiante maestro y a su vez es considerado como proceso básico mediante el cual captamos información relevante de aquello que nos rodea (s.p.); por otra parte Max Weber a finales del siglo XIX y principios del XX, plantea la interacción “como el comportamiento social con dos componentes, la acción o comportamiento mismo y como el significado que el actor le da a su comportamiento”. Ese significado, que Weber llamo orientación, lo relaciona como una persona percibe su comportamiento en relación a otras personas y desde este significado como afecta el ambiente para establecer relaciones, motivaciones y aprendizaje . Es ese reconocimiento del otro que es afectado, que hace una acción o interacción social.

2.3.8 Escalas para Medir la Interacción social. Las escalas, test o cuestionario permiten evaluar el grado de interacción social e índice de reactividad interpersonal de un docente frente a su estudiante con factores asociados a la interacción social, la motivación, la empatía, por ello el conocimiento del estado de ánimo de las personas con quien se interactúa; es importante porque permite modular comportamientos en la interacción con los demás; dentro de las escalas para medir las tendencias empáticas de las personas, las más utilizadas han sido, la escala de empatía de Hogan (1969) adopta una perspectiva cognitiva de la empatía (habilidad para tomar la perspectiva de otra persona); el cuestionario para la medida de la empatía emocional (QMEE); Merhrabian y Epstein (1972) adopta una perspectiva de carácter afectivo (tendencia a reaccionar emocionalmente ante las experiencias de otras personas)y el índice de reactividad interpersonal (IRI) de Davis (1983). Como apunta Davis (1996, p.56).

Según Davis (ob. cit.; 57) el IRI, por su parte, ha sido desarrollado asumiendo la multidimensionalidad del constructo empatía. Así, esta escala se da por cuatro subescalas que miden tanto el componente cognitivo como el afectivo. Concretamente, estas subescalas de siete (7) ítems cada una, son la sub-escala de toma de perspectiva, tendencia a adoptar espontáneamente el punto de vista psicológico del otro en las situaciones de la vida cotidiana; la subescala de fantasía, tendencia imaginarse en situaciones

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