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LA LOCURA DE ÁYAX


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2015  •  Apuntes  •  1.765 Palabras (8 Páginas)  •  150 Visitas

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LA LOCURA DE ÁYAX

a. Cuando Tetis decidió conceder las armas de Aquiles al griego más valiente que quedaba vivo delante de Troya, solamente Ayax y Odiseo, que habían defendido juntos el cadáver757, se atravieron a reclamarlas. Algunos dicen que Agamenón, quien aborrecía a toda la Casa de Éaco, rechazó las pretensiones de Áyax y repartió las armas entre Menelao y Odiseo, cuya buena voluntad estimaba mucho más758; otros dicen que evitó lo odioso de una decisión remitiendo el caso a una reunión de los caudillos griegos, que la resolvieron en votación secreta; o que la remitió a los cretenses y los otros aliados; o que obligó a sus prisioneros troyanos a declarar cuál de los dos reclamantes les había hecho más daño759. Pero la verdad es que, mientras Ayax y Odiseo seguían jactándose competitivamente de sus hazañas, Néstor le aconsejó a Agamenón que por la noche enviase espías para que escuchasen al pie de las murallas de Troya la opinión imparcial de los enemigos al respecto. Los espías oyeron lo que decían unas muchachas que conversaban entre ellas: cuando una elogió a Ayax por haber retirado el cadáver de Aquiles del campo de batalla entre una tormenta de proyectiles, otra, por instigación de Atenea, replicó: «¡Tonterías! Hasta una esclava habría hecho lo mismo una vez que alguien le ha puesto un cadáver en los hombros; pero si le hubieran puesto armas en la mano habría estado demasiado asustada para utilizarlas. Odiseo, y no Ayax, sufrió el embate más fuerte de nuestro ataque»760.

b. En consecuencia, Agamenón concedió las armas a Odiseo. Él y Menelao nunca se hubiesen atrevido, por supuesto, a insultar a Ayax de esta manera si Aquiles hubiera estado vivo, pues Aquiles quería entrañablemente a su valiente primo. Fue el mismo Zeus quien provocó la querella761.

c. Con una ira muda, Ayax decidió vengarse de sus compatriotas griegos aquella misma noche; pero Atenea le enloqueció e hizo que se lanzara espada en mano contra las vacas y las ovejas tomadas de las granjas troyanas como parte del botín común. Tras una gran matanza, encadenó a los animales sobrevivientes y los llevó al campamento, donde continuó su matanza. Eligió dos carneros de patas blancas, cercenó la cabeza y la lengua a uno de ellos, al que tomó por Agamenón o Menelao, y ató el otro a una columna, donde lo azotó con un ronzal, gritando insultos y llamándole pérfido Odiseo762.

d. Por fin recobró el juicio y, completamente desesperado, llamó a Eurísaces, hijo con Tecmesa, y le entregó el enorme escudo séptuple del cual había recibido su nombre. «El resto de mis armas será enterrado conmigo cuando muera», dijo. Teucro, el hermanastro de Ayax e hijo de Hesíone, la hermana cautiva de Príamo, se hallaba en aquel momento en Misia, pero Áyax le dejó un mensaje designándolo guardián de Eurísaces, a quien debía llevar a casa de sus abuelos Telamón y Euribea en Salamina. Luego, después de decir a Tecmesa que eludiría la ira de Atenea bañándose en agua de mar y encontrando un trozo de tierra no hollada en el que pudiera enterrar con seguridad la espada, salió, decidido a matarse.

e. Fijó en tierra la espada —la misma que le había dado Héctor a cambio del tahalí de púrpura— con la punta hacia arriba, y después de pedir a Zeus que le hiciera saber a Teucro dónde se podía encontrar su cadáver; a Hermes que condujera su alma a los Campos de Asfódelos; y a las Erinias que le vengaran, se arrojó sobre ella. La espada, que detestaba lo que Ayax le pedía, se dobló en la forma de arco, y ya había amanecido cuando por fin consiguió suicidarse poniendo la punta bajo su axila vulnerable763.

f. Entretanto Teucro volvió a Misia y estuvo a punto de que lo mataran los griegos, indignados por la matanza de su ganado. Calcante, a quien no se había otorgado la previsión profética del suicidio, llevó aparte a Teucro y le aconsejó que encerrara a Ayax en su tienda, pues le había enloquecido la ira de Atenea. Podalirio, hijo de Asclepio, se mostró de acuerdo; era un médico tan experto como su hermano Macaón el cirujano y el primero que diagnosticó la locura de Ajax por sus ojos llameantes764. Pero Teucro se limitó a sacudir la cabeza, pues Zeus le había informado ya de la muerte de su hermano, y salió tristemente con Tecmeas en busca del cadáver.

g. Encontró a Ayax tendido en un charco de sangre y Teucro se quedó consternado. ¿Cómo podía volver a Salamina y hacer frente a su padre Telamón? Mientras se hallaba allí tirándose de los pelos se presentó Menelao y le prohibió enterrar a Ayax, a quien había que dejar a merced de los voraces milanos y los piadosos buitres. Teucro lo envió a paseo y, dejando que Eurísaces, vestido de suplicante, expusiera mechones de su cabello, del de Teucro y del de Tecmesa, para guardar así el cadáver de Ayax —sobre el que Tecmesa había extendido su túnica—, se presentó airado ante Agamenón. Odiseo intervino en la subsiguiente disputa y no sólo instó a Agamenón para que permitiera los ritos fúnebres, sino que además se ofreció a ayudar a Teucro a realizarlos. Teucro no aceptó ese servicio, aunque agradeció la cortesía de Odiseo. Finalmente Agamenón, por consejo de Calcante, permitió que Ayax fuese enterrado en un ataúd de suicida en el cabo Reteo, y no que fuera quemado en una pira como si hubiera caído honorablemente en la batalla765.

h. Algunos sostienen que la causa de la querella entre Ayax y Odiseo fue la posesión del Paladio y que se produjo

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