La Avalancha
Enviado por Nicstef • 25 de Abril de 2013 • 635 Palabras (3 Páginas) • 587 Visitas
-DE HOY, MATUTINO DOMINICANO-
“La avalancha” es una novela que acaba de publicar el brillante escritor Manuel Matos Moquete. Y como él inserta su narración en ese género, hay que suponer que todas las situaciones y personajes son ficticios por lo que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Sin embargo, al recorrer las páginas de esa obra cuya lectura apasiona hasta consumirla en horas, uno cree que está viviendo parte de la tremenda verdad de la presencia haitiana en Le Petit Haití, ese enorme espacio de los alrededores del Mercado Modelo del que se han apoderado numerosos vecinos del otro lado de la Isla.
Aunque llamados por sus verdaderos nombres están barrios y calles del entorno, las generales de los protagonistas parecen ser invención del acucioso intelectual que de forma tan patética describe características de esa inmigración, aunque lo publicado sea producto de su imaginación primorosa. Hay haitianófilos, racistas descomunales, xenófobos intransigentes, mercaderes de esa mano de obra casi imprescindible en las construcciones, empresarios y militares enriquecidos con el tráfico humano, comerciantes desplazados por los negocios de los extraños, criollas cambiando sus dominicanos por el negro foráneo y hombres como embrujados por la dureza de los glúteos, los senos erectos, la incansable e incondicional entrega a las descargas sexuales de esas morenas que los desquiciaban.
“La Duarte estaba en el Petit Haití. Era una calle repleta de buhoneros que habían atravesado la frontera cargados de ropa, perfume y pedrería barata. La Mella era otra calle también ocupada por haitianos. Había venta de cosméticos y zapatos sin marcas, frituras y chucherías de toda laya desplegados en las esquinas, los zaguanes y en edificios de hoteles convertidos en almacenes improvisados... La Emilio Prud-Homme se había transformado en parte de la misma porquería. La 16 de Agosto y la 30 de Marzo eran también parte de la baratura de todo lo que habitaba en el Petit Haití... La vida nocturna había cambiado. Después de las siete de la noche la población callejera era una calaña infame que hablaba creol... Ahora todo había empeorado. Duarte y Mella nunca lo habían pensado. Tampoco el tímido Benito González. El benemérito don Antonio del Monte y Tejada jamás lo imaginó. Que sus calles pertenecieran a esa inmundicia del Petit Haití”, describe un personaje.
En ese Pequeño Haití de “La Avalancha” había violaciones, atracos, tráfico de todo, negocio de niños, magia, vudú, patuá, decapitaciones, uniones de extranjeros y nativos, camionas, extradición, pintura naif, grajo, hedor, peste, violencia, trabajo honrado, burdeles para pedófilos, tonton-macoute, juegos de azar, vagancia, recuerdos del “chapeo” de 1937, desfiles mortuorios, comedores improvisados, sucios, llenos de polvo y moscas, delitos satánicos, afrodisíacos, sexo...
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