La Expulsión De Los Judíos

El debate sobre la expulsión de los judíos en España viene de muy antiguo. En efecto, los judíos constituyeron en la España medieval una de las comunidades más prósperas de su historia, tanto bajo el dominio musulmán como, posteriormente, en los reinos cristianos. Por eso, la Monarquía tenía importantes razones para mantener en sus reinos a un pueblo que contribuía en forma considerable a la riqueza nacional y sobre todo a las finanzas del Estado. Ciertamente, desde finales del siglo XIV, los momentos de tensión entre cristianos y judíos se habían hecho más frecuentes y más graves, al igual que la persecución de 1391 en la que a lo largo de todo el territorio, fanáticos católicos llevaban a cabo masacres que representaban el principio del fin de la comunidad judía, dando lugar a movimientos de conversión al cristianismo que a la larga no hicieron sino complicar más la situación. En efecto, muchos nuevos cristianos convertidos desde 1391, sólo se habían bautizado para escaparse de la persecución. Al alejar el peligro, algunos practicaban de nuevo el judaísmo y otros, mucho más numerosos, habían convervado, en su vida cotidiana, costumbres religiosas antiguas. Así, la masa católica les reprochó a los conversos judaizar más o menos de manera abierta. Además, el bautismo asimiló a los conversos a los cristianos, que desde el punto de vista de los derechos civiles, tienen accesos a funciones que anteriormente les estaban prohibidas. Pueden entrar en los regimientos, aliarse por vía del matrimonio con familias nobles entre otros. De este modo, cobró importancia el antisemitismo. Concernía tanto aquellos que permanecieron judíos como los conversos. A fin de solucionar aquellos problemas, los Reyes Católicos crearon un tribunal especial que tenía como objetivo vigilar a la pureza de la fe en los conversos y expulsar a aquellos que estaban decididos a quedarse judíos. Dicho tribunal se llamaba la Inquisición. En efecto, por la Bula Exigit sincerae devotionis del 1 de noviembre de 1478, el Papa Sixto IV autorizó a los Reyes Católicos a nombrar a unos inquisidores en sus reinos. El objetivo era forzar a los conversos a integrarse totalmente a los cristianos y renunciar a todas las costumbres heridas de su pasado judío. Sin embargo, sólo se arremetío la Inquisición contra los nuevos cristianos procedidos del judaísmo, de los que pensábamos que su conversión no era sincera. En lo que atañe a aquellos que preferieron quedarse judíos, permanecieron libres de practicar su religión ; en 1480, solamente se contentaron con volver a poner en vigor disposiciones antiguas, en especial de la obligación de llevar señales distintas y vivir en barrios reservados. Sin embargo, el 31 de marzo de 1492, el Edicto de Granada fue editado en la Alhambra por los Reyes Católicos  en el cual se obliga a todos los judíos de la península Ibérica a convertirse al catolicismo o ser expulsados, con término el 10 de julio de 1492. Según informó aquel Edicto, la asimilación de los conversos se complicó por la presencia de los judíos que cultivaban con ellos relaciones parentescas, amicales y profesionales. Mientras quedaran judíos en España, los conversos, a su contacto, nunca podrán renunciar a unas costumbres antiguas y serán incitados a judaizar. Por eso, era necesario expulsar a los judíos. Pero, existió otros motivos mucho más comprensibles. En efecto, el año 1492 marcó el fin de la Reconquista que se acompañó con otra, la de España por la cristiandad europea. De ahora en adelante, España anheló convertirse en un país como los otros en una cristiandad, que, desde mucho tiempo, sólo aceptó en su seno la religión católica. El otro motivo fue la creación de un Estado moderno que pareció postular la unidad religiosa. El Estado moderno no estaba dispuesto a reconocer ni el derecho a la diferencia ni la diferencia de los derechos a favor de las minoridades religiosas. La España de los Reyes Católicos enseñó el camino que era imprescindible seguir a saber los soberanos se creyeron autorizados a imponer una fe a sus súbditos.

De este modo, existe una ruptura total entre la dominación musulama en la que se practicaba la libertad del culto bajo ciertas condiciones y la dominación católica que anhela más bien hacia la unidad religiosa de manera forzada lo que constrata con la dominación anterior.

Así, los textos que me tocan estudiar son fragmentos de la obra Memorias del reinado de los Reyes Católicos redactado por el eclesiástico e historiador español Andrés Bernaldez que nos ofrece su particular visión más bien antisemita de los acontecimientos ocurridos durante la expulsión de los judíos.

¿Cuáles son los dispositivos empleados a fin de caracterizar la expulsión de los judíos como una ruptura entre dos épocas?

A fin de contestar a dicha problemática, intentaremos entender en primer lugar el motivo principal de la expulsión de los judíos por parte de los Reyes Católicos y en segundo lugar analizaremos los mecanismos empleados por Bernáldez para endoctrinar a su lector acerca de dicha expulsión.

I) El catolicismo en el centro del antisemitismo

A) El bienestar de los judíos a la hora de ser expulsados

Según escribió Andrés Bernáldez en el capítulo CX, los judíos, a la hora de ser expulsados, tenían la elección o sea dejar para siempre el reino con la prohibición de no llevar con ellos oro y dinero en el caso de que no quisieran convertirse al catolicismo o quedarse en el reino con todos los suyos siempre que se convertieran al cristianismo, como subraya el autor desde la línea 1 a la línea 9 “Visto por los católicos... salvono sacasen oro ni plata”. Así, el autor quiere difundir la idea de que la expulsión no era algo forzada y que contra viento y marea los judíos tenían la elección. En otros términos, se trataba de una expulsión pacífica y no hóstil. Además, Andrés Bernáldez quiere poner de relieve la benevolencia que tenían los Reyes Católicos hacia los judíos en tales condiciones.

No obstante, en dicho capítulo, el autor pone hincapié en el hecho de que los judíos tenían derecho a vender sus bienes, como precisa Bernáldez en la línea 14 “vendieron è malbarataron cuanto pudieron de sus haciendas” también en la línea 18 “è daban una casa por un asno” con el fin de subrayar el aspecto pacífico de dicha expulsión insistiendo sobre el plazo de la expulsíón como destaca en la línea 13 “En el tiempo de edicto de los seis meses” también en la línea 22 “En el plazo de seis meses”, en otros términos los Reyes Católicos les permitían salir de España con algo de dinero y con un plazo bastante largo para iniciar un nuevo principio. Pero, aunque tengamos que matizar que a los judíos les costaron mucho para vender sus bienes.

Además,

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