La Leyenda Del Arcoiris
Enviado por Tanit • 4 de Octubre de 2012 • 1.272 Palabras (6 Páginas) • 615 Visitas
La Leyenda del Arco-Iris
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Hace mucho tiempo,en la Edad Media había un arquero que hacía maravillas con las flechas.
Vivía en un pequeño pueblo llamado Yarirer, en el reino Perla.
Era joven y siempre estaba solo. Le encantaba salir al campo y coger su arco y sus flechas y lanzarlas lejos. En Yarirer todos le admiraban porque era el único capaz de lanzar siete flechas a la vez con los ojos cerrados; un día, fue a su casa un emisario del rey y le dijo:
-¡Oh, maestro de las flechas, su majestad el rey Eduardo, soberano del reino Perla, necesita tu ayuda!
-¿Y qué necesita de mí? -Preguntó el arquero.
-Pues verás; los demonios están saliendo del infierno y atacan el palacio. Las murallas no aguantarán mucho más y sólo alguien tan valiente y con tanta puntería como tú podría acabar con ellos.
-No será difícil. -Decidió el joven.
-¿Pero qué dices? ¿Te acuerdas de ése general desterrado? Pues se ha unido a ellos y les está ayudando.
El arquero se lo pensó durante un rato y luego dijo:
-Dile al rey que le serviré.
El emisario se marchó a palacio y el chico preparó sus flechas y su arco. Después fue a hablar con el rey, quién le explicó la historia de los malvados.
-En una ocasión, los demonios vivieron en la Tierra, pero tras siglos de juicios los antiguos reyes decidieron encerrarlos bajo tierra. Cuando desterramos al malvado general por sus sanguinarios planes para conquistar otros países, éste utilizó un conjuro para abrir las tierras y liberó a los demonios; su propósito es apoderarse del reino Perla para gobernarlo con sus demonios. Ahora los enemigos han salido de su prisión y quieren acabar con nosotros. La única manera de detenerles es buscando la ayuda del viento, pero me temo que está soplando en las montañas.
-Yo lo encontraré. Apuesto a que los malvados no podrán encontrar una ayuda más fuerte que el viento, y si yo lo encuentro no podrán vencer. -Propuso el arquero.
Pero se equivocaba. El general había ido a la costa a hablar con el ser que es vida y tiene todo el poder: el agua.
-¡Escúchame, reina de reinas, eres la más fuerte, la única capaz de derrotar al rey y a su ejército!
-¿Qué necesitas? -Preguntó el agua.
-Quiero acabar con el reino para que los demonios y yo gobernemos toda la eternidad.
-¿Sabes que es un conflicto difícil y largo?
-Sí, pero sé que con tu ayuda lograré vencer. -Aseguró el general. -¿Por qué das por hecho que te voy a ayudar? Yo jamás ayudaría a un ser con fines tan horribles para la humanidad.
-Vamos, te dejaré fluir por mi futuro reino, dejaré que fertilices mis tierras cuando quieras.
Ante esta oferta el agua accedió y se dejó caer en forma de lluvia sobre el castillo.
Mientras, el arquero iba camino de la montaña. Caminaba cansado pero en ningún momento pensaba en abandonar la marcha; sabía que tenía que cumplir con su misión. De pronto un resplandor le cegó.
-¡Saludos, mortal que caminas por estos senderos! ¿Adónde te diriges? -Preguntó una fina voz.
-¿A quién le importa el destino de un siervo del rey? -Contestó el arquero deteniéndose.
-Pues le importa a alguien como yo, alguien que se preocupa por iluminar el camino de las gentes.
El arquero supo quién era: la luz.
-Voy sin rumbo, ¿basta con eso?
-Si vas sin rumbo, ¿adónde vas? -Indagó la luz.
-¿Te importa mucho?
-Vas a algún sitio, siempre se va a algún sitio, y tú vas a algún sitio, pero si sigues manteniendo el que vas "sin rumbo" significa que te has desviado y vas a otro lugar que no es el indicado.
-Está bien, voy a la montaña, pero me he perdido. -Reconoció el arquero ante la sabiduría de la luz.
-¡Ah, con que también mientes! Creo que no voy a ayudarte.
-¿No te preocupa el iluminar el camino de las gentes? Pues yo necesito que alguien
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