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La Pobresa Del Hombre


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2014  •  8.832 Palabras (36 Páginas)  •  254 Visitas

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Para entender el problema de la deuda externa de Rumania hay que hacer un breve resumen de la historia más reciente de este país.

Los políticos rumanos siempre lamentaron el hecho de que Rumania se había integrado en la economía internacional, lo que entonces significaba más o menos: europea, como proveedor agrícola y de materia prima (trigo, madera y petróleo). Este descontento se manifestó más fuerte con la llegada al poder del Partido Comunista después de la Segunda Guerra Mundial y resultó en la intención declarada de fomentar la industria en detrimento del sector agrario. La misma intención era la base de la política económica bajo el gobierno de Nicolae Ceauşescu (1965-1989).

Como la política del COMECON (Consejo de Asistencia Económica Mutua, Organización económica de los estados del antiguo bloque oriental) destinaba Rumania a la suerte de un país agrario, los políticos rumanos se dirigieron paso a paso a compañías occidentales para la importación de maquinaria y a bancos occidentales para concesiones de crédito para financiar estas importaciones. En el mismo ritmo se desvincularon más y más del comercio con los países socialistas a base de intercambio de bienes (comercio de trueque), subordinándose al sistema de comercio capitalista donde se paga en divisas.

Para desarrollar su industria – de acero, maquinas, coches, (petro)química, muebles, tejido etcétera – el gobierno rumano había contraído una deuda de casi 10 mil millones de dólares hasta 1980. Los pagos de amortización e intereses se habían elevado a 800 millones de $ en este mismo año. Eso se debía parcialmente al hecho de que los tipos de interés internacionales subieron. Mientras tanto, los ingresos de las exportaciones rumanas decrecieron. El terremoto de 1977 dañó fuertemente la infraestructura del país, pero también tuvo un fuerte impacto la caída del Shah de Persia en 1979, su principal proveedor de petróleo a base de trueque.

En consecuencia, el petróleo se convirtió en un asunto problemático para Rumania. Su industria petroquímica estaba basado en fuertes importaciones de petróleo que desde entonces tenía que pagar con divisas. Por otra parte, los precios para los productos agrícolas que Occidente admitía en sus mercados disminuyeron. Enfrentando problemas de mayor tamaño para satisfacer a sus acreedores, en 1981 el gobierno rumano se dirigió al FMI para un crédito, que el FMI inicialmente estaba dispuesto a conceder. (Rumania había sido el primer país del bloque oriental que se hizo miembro del FMI, en 1972.) Con la crisis polaca del primavera de 1981, sin embargo, todas las operaciones de crédito con los países del bloque soviético se revisaron, el FMI se retractó parcialmente de sus promesas ya firmados y Rumania tenía que pedir una moratoria con los bancos acreedores. Finalmente, el FMI concedió un crédito de estabilización, pero con condiciones peores de lo negociado anteriormente. Y empezó a exigir condiciones de Rumania que del punto de vista del gobierno rumano constituyeron una grave intromisión en los asuntos internos del país.

Todo eso afectaba gravemente la situación del país que como consecuencia de su confianza en las instituciones occidentales había llegado a ser muy dependiente de importaciones de cualquier tipo, y sin divisas de repente se vio afectado gravemente, tanto en el campo de la alimentación como en el campo de la producción.

De todo eso los dirigentes rumanos sacaron la conclusión que todo el sistema de crédito occidental era una trampa en la que habían caído y de la que había que escapar lo más pronto posible. Decidieron que había que ahorrar en todas las esferas de la vida de sus súbditos para pagar la deuda externa. Hasta 1988 la tenían reducida a menos de 5 mil millones de $. En 1988 el gobierno rumano consiguió que Irán y Libia les pagaran sus deudas en forma de petróleo que Rumania vendió en el mercado mundial.

Mientras tanto, las importaciones de los países occidentales prácticamente se acabaron. Con este gran esfuerzo finalmente lograron su propósito: En la primavera de 1989 declararon que Rumania se había quedado sin deudas.

El pato lo pagaron, como suele ocurrir, los habitantes de Rumania. Padecían malnutrición, porque la agricultura ya antes había sufrido desatención, carecía de mano de obra, maquinaria y fondos; además una parte de la producción agraria iba a la exportación. Además, se exportaron electricidad y el ya escaso petróleo, y como consecuencia, la gente padecía frío y apagones.

Cuando los rumanos no aguantaron más se levantaron y acabaron con Ceauşescu y su camarilla. Solo que con un cambio de las figuras no se alcanza mucho, si persiste el sistema de estado, de gobierno, de dinero etcétera.

El primer gobierno poscomunista, el del Frente de Salvación Nacional del ex-comunista Iliescu, concedía pasaportes y la libertad de viajar, y también permitió el comercio particular. Así el estado rumano renunciaba a su monopolio del comercio exterior. Eso, la escasez de productos básicos y el descenso fuerte de las exportaciones llevó a un aumento rápido del déficit comercial con el extranjero, que a finales de 1990 alcanzó 1,2 mil millones de $. La deuda externa se elevó a 7 mil millones de $ hasta 1996, hoy está en 29,47 mil millones de $, y sigue creciendo.

En ese contexto hay que mencionar la compañía “Caritas” que funcionaba en la ciudad transilvana de Cluj entre 1992 y 1994 como un esquema de pirámide y, según dicen, había movido más dinero que el entonces en circulación en Rumania. La compañía quebró en 1994, su jefe, Ion Stoica, pasó un rato en la cárcel, pero hace tiempo ya está en libertad. Se mantienen rumores de que el gobierno de Ion Iliescu se habría servido de una u otra manera de Stoica para emitir cantidades no registradas de dinero y así burlarse de las instituciones financieras internacionales.

A ver: Que tiene el país que ofrecer al capital internacional para equilibrar su balance de pagos, y como puede abastecer su economía nacional?

La minería

Rumania tradicionalmente tiene muchos recursos minerales que en su tiempo han sido la base de la riqueza de los estados que precedieron la Rumania moderna, sobre todo de Transilvania. La constitución rumana de 1991 define las riquezas del subsuelo como propiedad exclusivamente publica, así prácticamente excluyendo los trabajadores y vecinos de yacimientos de cualquier participación en el proceso de decisión sobre abrir o cerrar minas. Y Rumania, en su esfuerzo para atraer inversiones, ofrece condiciones favorables en cuanto a la casi no existente protección del medio ambiente y de los trabajadores que quizás no se encuentren en ningún otro país europeo, sino solo en la India u otros

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