La Roja De Guadalupe

LA ROJA DE GUADALUPE

En Tangamandapio, el pueblo natal de Guadalupe, un hermoso pueblito con crepúsculos arrebolados, vivía una niña de 17 años llamada Roja quien era nieta de Guadalupe, una señora muy anciana. Roja siempre la acompañaba a la plaza, donde iban a platicar y a pasear, no sin antes cobrar sus quinientos pesotes del programa amanecer.

Un día, estando en su casa la abuelita, pisó mal y se cayó de espaldas ya que no obtuvo el beneficio del programa piso firme; debía ir al doctor pero no tenía seguro social porque no tenía hijos, entonces Roja debió conseguir dinero, decidiéndose por vender fruta en el parque central.

Pasaron unos días y cuando a Roja ya le faltaba poco para obtener el dinero suficiente, sucedió la segunda tragedia. Roja iba caminando hacia el lugar donde vendía, muy entusiasmada porque solo le faltaban 5 pesos, y sin querer queriendo pasó a traer a un señor que también iba distraído en su Samsung Galaxy S4 y se lo tiró al suelo, haciéndolo pedacitos; Roja se quedó congelada pero el señor le reclamó que se lo pagara. La luz de la felicidad de Roja se apagó, y tuvo que darle todo el dinero que había conseguido.

Unos días más pasaron y Roja se encontraba ahora vendiendo ropa, le fue muy bien y sabía que necesitaba urgentemente el dinero. Logró entonces juntar el dinero necesario para llevar al doctor a su abuelita. Las dos entran a la Farmacia Similares de la esquina y entran a la consulta con el doctor, éste les dijo que la abuelita tenía problemas de la columna y necesitaba un colchón ortopédico. Saliendo de la farmacia se dirigieron a WallMart a comprar un colchón; al llegar se encontraron en la tienda con un señor alto, peludo y algo gruñón, le pidieron el colchón ortopédico y él con mala cara se los fue a mostrar, el problema fue que estaba muy caro para ellos y el señor peludo no les quiso hacer un descuento porque la viejita no tenía INSEN. La abuelita estaba muy preocupada y triste, pero Roja fue a reclamar al gerente de la tienda que era un poco más alto que el señor peludo y muy bueno, y Roja decía que hasta güapo. Entonces el gerente discutió con el empleado y lo despidió.

El señor peludo se fue, pasó al lado de Roja y susurró –Volveré. A Roja no le importó ya que el gerente bueno les vendió el colchón casi gratis claro, más el impuesto. La abuelita estaba feliz, llevaron el colchón a su casa y dormía muy bien en el colchón, todo gracias a Roja, a la que consideraban en el Tangamandapio como una Santa, como la Roja de Guadalupe.

...