La divina comedia es una epopeya medieval escrita por Dante Alighieri

La Divina Comedia

La divina comedia es una epopeya medieval escrita por Dante Alighieri, es considerada como una de las obras maestras de la literatura italiana. El poema cuenta con tres partes o cánticas (Infierno, Purgatorio y Paraíso), está dividida en cantos, y cada parte cuenta con treinta y tres cantos (XXXIII). El poema se ordena en función del simbolismo del número tres, representando la Trinidad Sagrada; el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El poema cuenta con tres personajes principales: Dante, que personifica la humanidad; Beatriz que personifica la Fe; y Virgilio, que es la razón. El infierno, representa al ser humano frente a sus pecados y sus consecuencias, el Purgatorio es la purificación de la culpa hasta la liberación de esos pecados, y el Paraíso representa el saber y la ciencia divina.

Dante Alighieri nació en Florencia, c.29 de mayo de 1265. Fue un poeta italiano en donde su obra más conocida, “La Divina comedia”  es una de las grandes obras del pensamiento medieval renacentista. Participo en las luchas políticas, lo que lo llevo a que fuese desterrado de su ciudad natal, a su vez fue un defensor de la unidad italiana, escribió varios documentos en latín sobre literatura, política y filosofía. Dante murió en 1321, cuando regresaba a Rávena, quizás por la malaria a la edad de 56 años, fue enterrado en la iglesia de San Pier Maggiore (más tarde llamada San Francisco de Asís). En Florencia, en la Basílica de Santa Cruz, se encuentra una tumba en memoria de Dante, aunque su cuerpo siempre estuvo en Rávena.

Infierno

El Poeta, se encuentra perdido una noche entera en una intrincada selva, al salir de ella subiendo un collado que se presenta iluminado por los rayos del sol naciente, se encuentra con tres bestias feroces que le impiden el paso1. En ese apuro se le aparece la sombra de Virgilio, que lo tranquiliza, ofreciéndole sacarle de allí, llevándole por entre el Infierno y el Purgatorio hasta el Paraíso, en el cual será acompañado por Beatriz (la joven que Dante amó cuando era tan solo un niño). Virgilio echa a andar y Dante le sigue. Solo había un camino que se debía seguir, ese camino los conduciría al mundo de los espíritus. Virgilio le explico cuál era el sendero que abarcaría la fantástica visión del poeta, primero, verían el sombrío lugar en donde se encuentran quienes pecaron en la tierra. La primera escala sería, el infierno, que es un abismo inmenso, que está dividido en círculos y en cada uno de ellos se purgan los pecados. Llegado el poeta a la puerta del infierno, lee sobre ella una inscripción espantosa, entra precedido del buen maestro, y ve en el vestíbulo el castigo de los indiferentes, que pasaran la vida sin hacer nada en el mundo2.Llegan a la ribera de Aqueronte, donde el infernal barquero trasiega las almas de los condenados, y allí, deslumbrado por un relámpago de fortísima luz, cae sumergido en un sopor profundo. El Poeta, despertado por un trueno, prosigue su camino, y baja al Limbo, que es el primer círculo del Infierno, el hogar del maestro Virgilio, donde reside eternamente y allí se hallan las almas de los que, aun cuando vivieron una vida arreglada a la razón y a la virtud, pero al no estar Bautizados no podían gozar de la gloria del cielo, aunque tampoco debían sufrir los terribles castigos del Infierno. De allí bajan al segundo círculo, que era más pequeño, pero contenía más dolor que el primero.

A la entrada del segundo círculo encuentra Dante a Minos, el antiguo rey de Creta. Éste examinaba la falta de los condenados y les indicaba cuál es su lugar en el Infierno. Ya dentro de él, ve a los condenados por lujuria, cuya pena consiste en verse eternamente sacudidos por fierísimos vientos en un ambiente oscuro y tenebroso. Entre esos infelices reconoce a Francisca Arminio, de la cual escucha la historia lamentable de sus desgraciados amores, al igual que Cleopatra la gran reina de Egipto, que en vida, disfruto de los amores de Julio Cesar y a su vez lo engañaba con Marco Antonio, o Helena de Esparta, que fue por ella que se inició la guerra de Troya. Recobrando el sentido, se halla el Poeta en el tercer círculo, allí recibían su castigo los glotones, la pena que sufrían era proporcional a la culpa, siempre estarían mojados por una fortísima lluvia mezclada con grueso granizo, y ensordecidos al mismo tiempo por los horribles ladridos del can Cerbero, que además los desgarra con uñas y dientes. Entre esos infelices encuentra a su compatriota Ciaco, con el que se entretiene hablando de las cosas de Florencia.

Los Poetas encuentran la entrada al cuarto circulo, al del señor de la riquezas, que con extrañas voces tratan de espantarlos; pero Virgilio lo tranquiliza y baja con su alumno a ver el castigo de los pródigos y de los avaros, que empujan con el pecho, para que rueden, enormes piedras, y se chocan con ellos unos tras otros; porque están formados por dos grupos separados, de los que cada uno ocupa una semicircunferencia del círculo. Virgilio explica lo que es la fortuna, y luego bajan al quinto círculo, donde está la laguna Estigia, en la que padecen espantados los iracundos y debajo los perezosos. Mientras los Poetas giran alrededor de la laguna, Flegias, a quien le han dado la señal, acude con su barca para pasarlos a la cuidad de Dite, que separa el “alto Infierno” del “bajo Infierno”. En este tránsito encuentra a Felipe Argente, un florentino conocido por su orgullo y su carácter iracundo, que en vida paseaba por las calles de Florencia en su caballo, atropellando hombres, mujeres y niños. Llegando a la puerta de la cuidad, los demonios se oponen furiosos a su entrada. Trata Virgilio de aplacarlos; pero en vano, porque les cierran las puertas, entonces el maestro, aunque inquieto también, asegura al alumno que vencerá esta prueba, y que a va a venir quien los socorra. Dante, asustado todavía, pregunta al maestro si otra vez ha andado aquel camino. Mientras oye la respuesta, es sorprendido por la repentina aparición de la Gorgona en lo alto de la torre. Virgilio le precave de sus artes maléficas, y le advierte que no debe mirarla a los ojos, en esto llega un divino mensajero, que les abre las puertas de la cuidad terrible. Entran en ella, y ven allí castigados dentro de arcas de fuego, a los herejes. Repelidos los poetas por el hedor, se refugian detrás del sepulcro que encierra a  Anastasio II 3. Virgilio le explica las condiciones de los círculos restantes. El séptimo es el de los violentos, repartidos en tres espacios, que cada uno contiene una clase de ellos, y son: los violentos contra el prójimo, contra sí mismos y contra Dios. El octavo es el de los fraudulentos, que están repartidos en diez sacos. Y el noveno es el de los traidores, divididos en nueves compartimentos concéntricos.

...