La escapada de Rex
Enviado por Antonella Bordón • 16 de Noviembre de 2016 • Ensayo • 717 Palabras (3 Páginas) • 130 Visitas
La escapada de Rex
Estaba reclinado en un sillón de tela blanca, con el diario apoyado en una pierna y una taza de café rozándole los labios. Pasó varias hojas y se detuvo, por encima de un anuncio de papás fritas bailarinas apareció una nota de hace dos días al dueño del museo más grande de toda Inglaterra. Según tenía entendido, ese hombre se había hecho famoso por las impresionantes recreaciones de grandes de la historia y una cantidad exorbitante de objetos antiguos. Al parecer, había sido robado recientemente. Habría pasado de página, sino fuera por el gran número que asomaba por debajo de una fotografía: $100 000 000, a quién pueda recuperar el material robado. ¡Y tanto por un viejo cacharro!
Llegó al museo al poco tiempo, no era un hombre de prestigio, pero logró que los guardias y policías reconocieran su autenticidad. Encontró al hombre de su futura buena fortuna y se presentó. Albus Tranci, enorme en los negocios, pequeño de tamaño. No le llegaba ni a la cintura, pero fue suficiente para que pudiera estrecharle la mano. Tranci le explicó la situación: le habían robado la cabeza del Tiranosaurio Rex (su principal y nueva atracción), y le propuso comenzar a buscar. Le sorprendió la facilidad con la que aceptó su ayuda, era obvio que estaba enormemente preocupado.
Comenzó por inclinarse en las marcas que habían hecho los policías. Habían estado buscando huellas, aparentemente sin éxito. Perkins se metió debajo y decidido a encontrar algo más, sacó sus guantes y unos trapos blancos de aspecto extraño. Los apoyó junto al cuerpo del dinosaurio y hecho encima una sustancia fluorescente de color azul. Unos minutos después, tenía marcado en los papeles un zapato: la huella de un zapato. Era pequeño y angosto, por lo que supuso que sería propiedad de un niño o de una mujer.
Perkins salió de ahí luego de haberle preguntado al dueño quién había estado de guardia la noche anterior y si tenía idea de a qué hora ocurrió el crimen. El guardia confesó haber ido al baño cerca de la media noche y que, por cuarenta minutos, abandonó su puesto. Era sospechoso. Había sido el último en ver el dinosaurio completo. Nadie era inocente hasta probar lo contrario.
El detective llevó las huellas a su despacho, donde intentó compararlas con cualquier tipo que hubiese estado en el museo un día antes de la muestra de su nueva adquisición. Tranci dijo que era el único al que los guardias tenían permitido dejar pasar, por lo que, le era aún más extraño que alguien haya sido capaz de robarle. Y tenía razón, ¿cómo se había hecho?
Pero Perkins tenía una idea. Sabía qué hacer. Le tendería una trampa.
Al día siguiente, volvió al museo con una gran caja de cartón en las manos. Fue directamente hacía Tranci, quién estaba rodeado de un montón de periodistas y le dijo: –Fue difícil entrar con tanto amontonamiento afuera, Tranci.
–Con lo del dinosaurio tenemos mucha más publicidad –le dijo. Y Perkins supo que tenía razón.
Se acercó con la caja a Tranci y le dijo:
–He encontrado a su culpable, Tranci –el hombre enrojeció, y luego sonrió ante las cámaras–. Tengo las pruebas aquí dentro.
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