La mente no escolarizada.

La mente no escolarizada.

Desde siempre el ser humano ha ido buscando formas de comunicarse, a lo largo del tiempo ha ido desarrollando y perfeccionando sus métodos de comunicación hasta llegar a lo que conocemos como el lenguaje, que, tanto en el viejo continente como en el nuevo, se ha ido desarrollando hasta llegar al punto de llamarlo idioma. Durante la infancia nosotros vamos adquiriendo el lenguaje de nuestro entorno, es muy impresionante lograr dilucidar todo nuestro alcance cerebral en nuestros primeros años de vida, sobre todo en el aspecto del idioma, tanto escrito como hablado. Por ello la adquisición de la lengua en uno de los grandes enigmas de la cognición humana.

Desde pequeños los niños dominan sistemas de símbolos y lenguaje medianamente hablado. En el transcurso de su proceso de alfabetización, a la hora de presentarse en la escuela, los niños presentan algunas dificultades con el lenguaje, esto se debe a que la forma de enseñar natural, universal o intuitiva, que se da en el hogar o en su contexto, es bastante diferente al de la escuela. Las escuelas se hicieron para inculcar habilidades y concepciones que no se adquieren de forma sencilla, en la actualidad los institutos no consiguen lo más importante. Hasta los estudiantes preparados se equivocan y resuelven problemas de manera intuitiva o de sentido común, pero equivocado.

Sigmund Freud hace mención en un texto que “la vida emocional de los primeros años de vida del niño afecta los sentimientos y el comportamiento de la mayoría de los adultos”. Nos da a entender que muchas de las reacciones dadas en la edad infantil repercuten en el comportamiento del adulto.

Los tres personajes en busca de un escenario son: el primero, el aprendiz intuitivo, este es el aprendiz empírico, el niño pequeño soberbiamente dotado para entender el lenguaje y sus símbolos.

El segundo es el estudiante tradicional o aprendiz escolar, el pequeño de siete años al adulto de veinte, procura dominar la lectura y la escritura. Formas disciplinares de la escuela, y el tercero el experto disciplinar o especialista.

Cada uno de estos tres personajes centrales, presentan sus alcances predecibles en su comprensión, aquí es donde entra una cuestión bastante presente en cualquier lugar educativo, la adecuación. Dependiendo siempre del contexto en que se encuentre la escuela, los alumnos tendrán cierto grado de avance o en el peor de los casos un retraso.

El primer vacío entre el que aprende empíricamente y el estudiante tradicional, en este vacío los estudiantes que poseen comprensiones intuitivas presentan una enorme dificultad para aprender, estos son quienes presentan problemas de aprendizaje. Otro de los vacíos es que entre el tradicional y experto disciplinar, los estudiantes bien considerados no transfieren de un modo afortunado su saber a nuevos ámbitos y, lo que es peor, tampoco perciben que han recaído en las potentes comprensiones, es decir todo lo que aprende el alumno es intuitivo. Y el ultimo vacío es el de entre el aprendiz instintivo y el experto disciplinar; aquí estos dos personajes comparten la apacible propiedad consistente en que pueden utilizar sus habilidades además del saber de un modo fluido es decir que la comprensión que tienen es menos estudiada y fácil de que la obtengan que otros estudiantes que intentan recurrir al saber adquirido dentro de la escuela.

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