La producción del discurso oral

La educación

La educación, (del latín educere 'sacar, extraer' o educare 'formar, instruir') puede definirse como: El proceso multidireccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. La educación no sólo se produce a través de la palabra, pues está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes. El proceso de vinculación y concienciación cultural, moral y conductual. Así, a través de la educación, las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores, creando además otros nuevos. Tipos de educación. Existen tres tipos de educación: la formal, la no formal y la informal. La educación formal hace referencia a los ámbitos de las escuelas, institutos, universidades, módulos. La educación no formal se refiere a los cursos, academias, e instituciones, que no se rigen por un particular currículo de estudios. La educación informal es aquella que fundamentalmente se recibe en los ámbitos sociales, pues es la educación que se adquiere progresivamente a lo largo de toda la vida. La educación formal se divide en: Educación infantil. Educación primaria, Educación secundaria, Educación superior

La producción del discurso oral

La claridad en la expresión:

Somos conscientes, de que la mejor manera de construir el discurso es presentar las ideas en un orden y siguiendo una progresión, desde la introducción, pasando por el nudo o cuerpo, hasta el desenlace o conclusión. La introducción implica captar la atención del publico para lo cual debemos seguir ciertas pautas como hacer referencia al tema breve y explícitamente, aludir a nuestra persona reflejando modestia y sinceridad, iniciar nuestra intervención con una pregunta retorica, una afirmación sorprendente o una cita conocida. El nudo o cuerpo es la parte donde se distribuyen jerárquicamente las ideas principales del texto. El desenlace o conclusión, representa la síntesis del discurso previo, añadiendo en lo posible la afectividad (moviendo al público (risa, emoción). Entre los objetivos fundamentales del orador son: Dominar los recursos que la lengua le ofrece. Estos recursos se dividen según su descripción en dos ámbitos: el de las tácticas verbales y el de las tácticas prosódicas. Para dominar las tácticas verbales se requiere esfuerzo de asimilación y voluntad de aprendizaje. En cuanto a las tácticas prosódicas, el orador debe meditar sobre la fuerza acústica de sus palabras. TÁCTICAS VERBALES: El discurso no es algo que se elabore sobre la marcha de forma espontanea, irreflexiva, sino que es el producto final de una elaboración previa. El orador debe entender desde un principio que escribir de antemano el discurso lo ayudará a reconocer sus deficiencias lingüísticas más habituales. Los errores se observan más si el discurso

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