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Las características que definen de forma oral y escrita Código


Enviado por   •  29 de Abril de 2013  •  Tutorial  •  2.232 Palabras (9 Páginas)  •  719 Visitas

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL

LIBERTADOR

INSTITUTO PEDAGOGICO RURAL “EL MACARO”

ESPECIALIDAD: INFORMATICA

ASIGNATURA: LENGUA ESPAÑOLA

LAPSO ACADEMICO: 2012-2

CODIGO ORAL Y CODIGO ESCRITO

Autor: Peralta M. Carlos G.

C.I.: 19552196

Sección:

Profesora: Yurbitay Inciarte

Turmero, Febrero de 2013

Para poder comprender el código oral y escrito es necesario saber que la comunicación es un proceso mediante el cual se transmite información, sentimientos, etc. Pero para que sea adecuada deben existir ciertos elementos imprescindibles para que se lleve a cabo de manera correcta, estos son:

El mensaje: Lo primero algo que se desee transmitir.

Emisor y receptor: deben existir dos partes interviniendo en ella. La primera se refiere a la que transmite el mensaje, y la otra, es a quien se le transmite.

El Código, son el conjunto de signos que le permiten al emisor transmitir el mensaje, de manera que el receptor pueda entenderlo.

Para que se produzca comunicación se necesita que tanto el emisor como el receptor manejen el mismo código. Y con esto se hace referencia al idioma. Al referirnos a los códigos orales y escritos que poseen un emisor receptor y mensaje es importante mencionar que varia es el modo de transmisión. Gregory y Carroll (1978) intentan sistematizar los tipos de variedad lingüística. Por un lado, distinguen entre dialectos y diatipos; por otro lado, con respecto al discurso, diferencian entre campos del discurso- técnicos y no técnicos-, tonos del discurso personal y funcional- y modos del discurso- lenguaje oral y lenguaje escrito-. No obstante, para comprender el concepto de modo del discurso es necesario distinguir entre lenguaje y medio: la misma lengua puede ser transmitida por medios diferentes y, según el medio, existen posibilidades de variación. Sin embargo, Labov (1972) había establecido una clasificación más restringida fijándose sobre todo en la actitud del hablante frente a un determinado mensaje según la cual distingue cuatro estilos que denomina A, B, C y D. El estilo A se puede subdividir en dos diferentes tipos de discurso, el discurso espontáneo ("spontaneous speech"), que hace referencia al habla cargada de excitación o de emoción y donde las constricciones de una situación formal desaparecen, y el discurso informal ("casual speech"), que aparece entre los interlocutores con un mayor número de conocimientos compartidos, y, por tanto, que prestan una atención mínima al lenguaje que están utilizando. El estilo B, por su parte, corresponde a aquel que se ajusta a las constricciones sociales de la situación de entrevista. El estilo C se basa en la lectura de un tipo de texto escrito en estilo coloquial para que el hablante se introduzca en la historia y se aleje del estilo de lectura propiamente dicho. Por último, el estilo D se refiere a la lectura de lista de palabras o pares mínimos. Searle (1965), siguiendo la línea de investigación propuesta por Austin (1962), afirma que hablar una lengua es tomar parte en una forma de conducta gobernada por reglas. Por tanto, para considerar desde el punto de vista pragmático clasificaciones de estilos de habla, es necesario incluir factores tales como la intención de comunicación, la fuerza ilocutiva y la presuposición.

La mayoría de los teóricos definen la comunicación haciendo especial énfasis en el código oral, sin embargo, cuando se refieren a él toman como basamento la expresión oral en un contexto público. Por su parte, Héctor Maldonado Williman (1998), afirma que “la comunicación oral es una forma de relación entre individuos que consiste en la transmisión de mensajes a través de la palabra hablada”. Según Álex Grijelmo (2002), “Nada podrá medir el poder que oculta una palabra, porque ellas tienen un poder de persuasión y un poder de disuasión. En determinadas circunstancias el código oral es más amplio que simples palabras habladas, ya que se requiere de elementos paralingüísticos para completar su significación final. Estos deben observarse con mucha atención: Voz: La imagen auditiva tiene un gran impacto para el auditorio. A través de la voz se pueden transmitir sentimientos y actitudes. Postura: Es necesario que el orador establezca una cercanía con su auditorio. Por eso, debe evitarse la rigidez y reflejar serenidad y dinamismo. Mirada: De todos los componentes no verbales, la mirada es la más importante. El contacto ocular y la dirección de la mirada son esenciales para que la audiencia se sienta acogida. Dicción: Como se dijo anteriormente, el hablante debe tener un buen dominio del idioma. Tal conocimiento involucra un adecuado dominio de la pronunciación de las palabras, la cual es necesaria para la comprensión del mensaje. Estructura del mensaje: Es forzoso planear con anterioridad lo que se va a decir. Fluidez : Utilizar las palabras en forma continua. Volumen: Intensidad de voz. Ritmo: Armonía y acentuación. Claridad: Expresarse en forma precisa. Coherencia: Expresarse de manera lógica.

El código escrito constituye un código completo e independiente. Cassany (1989) planteo que No sólo es un medio para vehicular mediante letras la lengua oral. Es un verdadero medio de comunicación. La relación oral-escrita se ha concebido de formas muy distintas a lo largo de la historia. Entre los autores que han estudiado dicha relación se encuentran Gérard Vigner (1982) y Leonard F. M. Scinto (1986), que ofrecen dos visiones globales y complementarias.

El status del escrito (Vigner), analiza desde una óptica de la didáctica de la lengua presentando tres modelos de relación, que se corresponden con tres concepciones de la enseñanza de la lengua:

En la concepción tradicional, el escrito constituye el modelo normativo que hay que aprender y seguir. La gramática es oracional, prescriptiva y se basa exclusivamente en el código escrito. La lengua se presenta como monolítica y neutra, prescindiendo de las distintas variedades dialectales y también de los registros. Se proscriben los usos más funcionales de la lengua (cartas, instancias, etc.) y se utilizan textos descontextualizados y menos frecuentes como la redacción o el ensayo. Los estudiantes tienen modelos literarios clásicos y hacen ejercicios de traducción y transformación de textos. Vigner dice que esta concepción se corresponde con la utopía de la existencia de un lenguaje universal (el esperanto. el latín o el escrito académico) y, también, con aquella época en la que escribir era solo patrimonio de una minoría.

El escrito, en calidad de código segundo, se fundamenta en los planteamientos de la lingüística moderna,

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