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Lenguaje Femenino Y Masculino


Enviado por   •  30 de Julio de 2013  •  2.112 Palabras (9 Páginas)  •  554 Visitas

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Lenguaje Femenino y masculino.

¿Hay diferencias entre el lenguaje de los hombres y el de las mujeres? Muchos dicen que podemos llegar a hablar idiomas diferentes, otros expresan que solo tenemos diferencias de estilos y características fonéticas al hablar.

El lenguaje se configura como aquella forma que tienen los seres humanos para comunicarse. Se trata de un conjunto de signos tanto orales como escritos, que a través de su significado y su relación permiten la expresión y la comunicación humana pero hombres y mujeres usan el lenguaje de manera diferente provocando así problemas de pareja producto de la falta de buena comunicación entre sí. En este escrito expondremos y analizaremos las diferencias del empleo del lenguaje entre hombres y mujeres para poder dar soluciones a la falta de comunicación existente entre parejas.

Que hombres y mujeres hablan de forma diferente no es ya ningún descubrimiento científico. En infinidad de culturas, tanto antiguas como contemporáneas, mujeres y hombres desarrollan desde muy jóvenes estilos diferentes de comunicación y uso del lenguaje. A continuación estudiaremos cada cultura por separado.

El estilo que caracteriza el habla de la mayoría de mujeres se rige por una aparente cortesía que puede descubrirse en los siguientes rasgos generales:

• El deseo de incluir en el discurso como iguales a las otras personas participantes, haciendo énfasis en la relación entre ellas.

• Una atención extrema a las palabras ajenas y a los mensajes externos verbales o no verbales.

• La indicación expresa de su escucha e implicación en la conversación.

• Una búsqueda de intimidad.

• El desarrollo de los temas de forma cooperativa.

Veamos cómo se manifiestan y cómo se realizan los rasgos anteriores:

La mayoría de mujeres tienden a hacer reconocimiento expreso de su interlocutor/a: se interesan por la otra persona, le hacen saber que nota si lleva un jersey nuevo, si ha cambiado de peinado, y formulan preguntas sobre su familia, su salud o sus preocupaciones.Necesaria para abordar el auténtico motivo por el que la conversación ha tenido lugar, que puede ser solicitar una información determinada, dar cuenta de una gestión, redactar un informe, hacer una consulta... Para muchas mujeres ese preámbulo es necesario para poder sentir que trabajan en un medio laboral no hostil, para humanizar los ambientes despersonalizados de las oficinas, empresas y organizaciones.

Las mujeres tienden a dar rodeos para expresar sus ideas, no necesariamente porque duden de lo que desean decir, sino porque se preocupan por el efecto que sus palabras puedan tener sobre su interlocutor/a. A menudo suenan imprecisas por el afán de sólo concretar con consenso o para no sonar pedantes en la elección de un término excesivamente técnico. Recurren a expresiones que modulan sus afirmaciones (“algo así como”, “una especiede” “era más bien alto”, “a mí me parece”...) Por la misma razón, eligen cuidadosamente sus palabras, que descubren con lentitud, siempre receptivas a los mensajes ajenos. Prefieren expresiones estándar, usan pocos tacos y formas vulgares o excesivamente coloquiales que pudiesen herir por su descuido o informalidad a las demás personas.

Muchas mujeres ponen énfasis en su entonación, para indicar su implicación con el tema y no parecer distantes y frías; sin embargo se muestran suaves y lentas si temen no ser exactas o herir con sus palabras. Cuando les interesa el tema, las oyentes se involucran en la conversación, tomando parte activa y cooperando con risas, comentarios, exclamaciones, ruiditos “respuesta” (mmm,ajá), afirmando con la cabeza, “poniendo caras” que se correspondan con la intención comunicativa de la otra hablante, haciendo preguntas... Incluso si no participan directamente, señalan que están atentas a la conversación articulando ruiditos del tipo mmm, ajá, expresiones verbales como claro, sí, eso, justo, o asintiendo con la cabeza.

Suelen utilizar un timbre más agudo y un tono de voz algo más alto y dinámico del que suelen usar los hombres, con mayor inflexión tonal y cambios más acusados (mayores subidas y bajadas).

Las mujeres buscan intimidad en la expresión recíproca de experiencias vitales. Tienden a tratar los temas desde una perspectiva personal, partiendo de su propia vida. Les agrada abrirse al intercambio de experiencias personales y afectivas; cuando ostentan una posición superior, esta estrategia trata de esconder (no siempre satisfactoriamente) tal superioridad. Prefieren intercambiar opiniones en grupos minúsculos que hablar en grupos numerosos. No se sienten a gusto haciendo partícipes a grandes audiencias de sus ideas.

Aunque hay multitud de similitudes entre el habla femenina y masculina, el estilo que caracteriza la de la mayoría de los varones occidentales de clase media parece tener una orientación general hacia objetivos lingüísticos algo diferentes a los que guían la conversación femenina. Los rasgos que más parecen diferenciar el habla masculina son los siguientes:

• El deseo de afirmarse frente a las demás personas participantes.

• Su participación se mide más por el tipo de intervención que por la demostración de atención.

• Una búsqueda de objetividad y distanciamiento.

• El desarrollo de los temas de forma individualista y frecuentemente competitiva.

• Una expresión aparentemente hostil de la solidaridad masculina.

Veamos a continuación cómo se manifiestan y cómo se realizan los rasgos anteriores:

Para los varones, el estatus está en constante proceso de negociación en la interacción verbal. Por eso tratan de destacar aquellas diferencias que puedan dar lugar a mostrar su superioridad. No les disgusta hacer de instructores, papel que interpretan fielmente según el guion de “persona superior que sabe más o es más experta”. En ambientes masculinizados, las alabanzas se miran con recelo porque pueden ser indicativas de segundas intenciones. Y es que los hombres se muestran poco aficionados al cumplido o al halago. A veces entienden ambos como una acción verbal apta para subordinados/as. En consecuencia, sospechan cuando reciben un alago por parte de sus colegas varones (les suena condescendiente, amenazador, por situarles como inferiores), pero pueden dirigirla ocasionalmente (aunque no con frecuencia) con subordinadas o mujeres colegas, a quienes sirve para situar en “su” lugar.

Los hombres están acostumbrados a hablar sin que otros hombres den señales de interés, o simplemente de escucha, ni hagan preguntas (lo cual no significa que no estén pendientes de sus palabras: simplemente no lo manifiestan como hacen

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