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Leyendas El callejón del muerto


Enviado por   •  7 de Octubre de 2014  •  Tesis  •  1.244 Palabras (5 Páginas)  •  217 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Las leyendas son una narración oral o escrita, ya sea en prosa o en verso con mayor o menor elementos imaginarios y la hacen pasar un hecho verídico. Se trasmite en generaciones y casi siempre son transformadas.

En esta antología está formada por leyendas que te llevaran a lugares mágicos de México en una época colonial. México es un pueblo maravilloso y su gente fantástica; rico en cultura, agricultura, minería y gastronomía

Desde hace cientos de años el hombre ha creído en seres que lo han aterrorizado, que hasta se creía que existía y pensaban que era obra del demonio.

El callejón del muerto

Cuenta la leyenda que por el año de 1600, tuvo lugar en México un suceso extraordinario en que tomó parte el arzobispo Don Fray García de Santa María Mendoza, quien cultivaba amistad con un humilde y honrado comerciante, Don Tristán de Alzucer, el cual, en compañía de su hijo, que también se llamaba Tristán, llegó procedente de las Islas Filipinas, yéndose a vivir a una estrecha y apartada callejuela, y estableciendo un pequeño comercio que le daba para vivir modestamente.

Al poco tiempo de haberse radicado en México, el hijo de Don Tristán tuvo que ir a hacer algunas compras a la costa, enfermó de gravedad al punto de estar muy cercana su muerte; pero al fin se salvó. Su padre, lleno de dolor, había prometido a la Virgen de Guadalupe, si su hijo sanaba, ir a pie hasta el santuario, como acción de gracias por aquella salvación. Pero pasado el peligro y restablecido el muchacho, su padre olvidó la promesa hecha a la virgen, aunque de cuando en cuando, su conciencia le reprochaba el no haber cumplido su promesa.

Para ver si esos escrúpulos desaparecían de su mente, fue Don Tristán a platicarle al Arzobispo el suceso: el arzobispo no vio nada grave moralmente, por lo que le dispenso la referida promesa, de manera que salió satisfecho sin volverse a acordar del asunto.

Tenía el sacerdote la costumbre de ir todos los días 12 de cada mes, a celebrar misa en el santuario de Guadalupe; la mañana de 12 de mayo de 1600 se encaminó a cumplir su devoción; ya de regreso a la ciudad encontró en la calle a su amigo Alzucer el cual, con voz cavernosa, le dijo que iba a cumplir la promesa que le había hecho en el pasado a la virgen de Guadalupe.

Grande impresión causó al prelado ver a su amigo lleno de tristeza, muy pálido el rostro, como si fuera cadáver, las manos heladas y flácidas y, al verlo caminar, más le pareció un muerto que un ser viviente. Lleno de hondas preocupaciones al llegar a su casa se puso a meditar y, después de reflexionarlo bien, se fue a casa de su amigo para salir de dudas.

La realidad no dejo ya lugar a incertidumbres; al llegar a la casa vio a un grupo de personas que llevaban al campo santo el cadáver de su amigo, con el mismo rostro pálido con el que lo había visto en la calle. En ese momento se dio cuenta que había hablado con un difunto, por lo que lleno de terror y arrepentimiento rezó fervorosamente en unión de los familiares y amigos que llevaban el cadáver.

Entre los vecinos corrió la noticia de aquella muerte, agregándose que por las noches, al dar las doce, aparecía el muerto envuelto en un amplio sudario blanco y con una vela amarilla en la mano, y se paseaba por el callejón, de esquina a esquina, rezando a grandes voces.

Ese callejón se llamó por muchos años, El Callejón del Muerto y aunque la casa de Don Tristán desapareció, el pueblo siguió llamando así aquel tenebroso sitio que corresponde hoy

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