Los Vecinos

Los vecinos

“cumpleaños Feliz, te deseamos a ti, cumpleaños señora Aida, cumpleaños Feliz”

Algo tan simple como eso, como un cantico que con el pasar de los años se lo hemos cantado a la mayoría por no decir todos los integrantes de nuestra familia. Pero para la señora Aida la vecina “casi nueva” jamás se lo había cantado. Que pálida se ve en este frio y marrón ataúd. Nadie pensó que justo el día de su cumpleaños jalo del gatillo y a sus 85 años dejo a sus nietos de un hogar lleno problemas totalmente ¡solos!, pero bueno ¿Quieres saber que paso? Antes cuando era niño vivía ahí una familia amiga de la mia, pero ellos por razones que en otra de mis cuentos te diré se fueron. El caso es que la familia Benítez se había mudado en esa gran casa.

Antonio el padre de los dos niños de 8 y 3 años era algo seco, poco dado con el barrio pero aja uno sabia de su existencia: claro es que era hasta mi conocimiento el era uno de los cuantos hombres armados del pedazo y que en la temporada en que los amigos de lo ajeno rondaban el barrio el descanso y él se había ofrecido a darles “plomo”. Por lo que escuche en los comentarios de la tienda su relación con la señora Marta (su esposa) no iban muy bien y dicen las malas lenguas de la zona que hasta más de un ojo tri color le ha dejado; poco a poco se habían arrumado los cuentos, chismes, hipótesis y mala fama de que su matrimonio no se sabe el motivo original se iba a acabar. Cuando mi Tío murió 5 días después el señor Antonio hizo una fiesta y además de eso abuso de los tragos y sacó su vieja pero plateada Magnum 357 cañón mediano, esa misma con la que le iba a dar plomo a los ladrones en carnavales e hizo unos tiros al aire. La señora marta nerviosa temblando le dijo: “¡Antonio guarda esa vaina, mira qué hora es, ¿Qué dirán los vecinos? Nojoda!” y despachó a los 5 amigos del señor Antonio cada uno en un respectivo taxi del 35555555. Después de esa noche cuenta el cachaco de la esquina que a la señora Marta lucía un tremendo moretón en el ojo y las huellas de una boca partida, mientras me despachaba la libra de arroz, las 2 latas de atún en aceite y los 200 de revuelto pa mi almuerzo antes de irme para el colegio; con el tiempo las peleas eran más notorias, se sentía el escándalo de los dos pelaitos gritar y la señora Marta llorar. Cuando llego septiembre de 2013 el día en que la selección clasifico a mundial ese día la señora Aida cumplía sus 85 años, no fue un buen día para ella, como que el viejo Antonio no se portó muy bien con su hija Marta y ella había sido testigo de esos momentos de conflictos, Algo había pasado.

Mi hermano y yo veíamos una película en la sala, mi mamá intentando luchar con su sueño y mi papá casi dormido ya. Eran las 12:30 pm y los borrachos celebrando la clasificación en la esquina de la cuadra y se escucharon unos gritos en la terraza de la casa

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