Los modernos idiomas de Europa
Enviado por katherinejf94 • 21 de Septiembre de 2013 • Ensayo • 5.480 Palabras (22 Páginas) • 248 Visitas
i\S.\ YO SOBRE L\ GRAl\lATICA C.\STELLANA
DE DON ANDRES BELLO
Por l\rAReo FIDEL SUÁREZ
I:\TRODLCCIO;\i
1
Cuando los modernos idiomas de Europa entraron en su período
de cultura, después de haber atravesado el de su formación dialéctica,
adoptaron para sí la gramática de las lenguas sabias que a varios
de ellos habían dado origen; de donde resultó que Dionisio Traci~,
Donato y especialmente Prisciano constituyeron durante largos SIglos
autoridad absoluta en lo tocante al arte del lenguaje. Arte decimos,
porque en el tiempo que prevalecieron los principios de las gramáticas
griega y latina fue el empirismo el método impuesto a las
inteligencias: los nuevos idiomas al ser reducidos a la enseñanza, se
amoldaron al sistema gramatical inventado en Atenas, Roma y Alejandría.
Natural era que así sucediese en una época que para no ser
bárbara tenía que vivir vida prestada, asimilándose en cuanto podía
la cultura de los antiguos, y en que el espíritu predominante era,
en cuanto a la ciencia, más especulativo que experimental.
Así como la necesidad de enseñar un idioma extraño fue la causa
probable del primer aná lisis del lenguaje, o sea de la primera gramática,
del propio modo el estudio más o menos general de las lenguas
ha sido parte en reciente época para que éstas se clasifiquen; clasificación
que, permitiendo observar junto con las semejanzas las profundas
diferencias que separan los innumerables ramos del habla, ha dejado
en el aire y sin fundamento alguno el sistema de aplicar a un
idioma la gramática propia de otro. Débese, pues, en gran parte a la
moderna Filología, tan cultivada hoy, tan ilustrada, el haber sustituído
en los estudios gramaticales un método científico al antiguo de
secular dominación. Esta reforma, empero, no se ha verificado de un
modo tan completo, que pueda decirse universalmente olvidado el
sistema de la rutina en lo que ha tenido de tiránico.
Por aquel camino hubo de andar la lengua castellana que, después
~: lenta .elabora~ión entró en su edad dorada al tiempo que
la naCl~m a qUIen habla tocado en dote, se hallaba también en época
de glona. Pero aun antes de llegar a este período juvenil ya la lengua
:lOO \1\1(<:() Fuu.r. SI.\IU:Z
de Castilla tenía cultivadores: sin hablar de antiguas colecciones de
refranes, encontramos en tiempo de los Reyes Católicos bastante cultivada
la afición a este linaje de estudios, siendo su digno representante
el restaurador Antonio de Lebrija, autor del Arte de Gramática
para la enseñanza en la Corte de Fernando e Isabel.
Bien que fue durante los reinados de Carlos 1 y de los Felipes
cuando la lengua alcanzó mayor esplendor, plles adqllirió entonces
la elegancia, riqueza y majestad con que aventajó a sus hermanas,
no siendo por lo mismo aquél un período de crítica; no por eso decayeron,
antes se aumentaron, los estudios gramaticales, trabajando
en ellos con más o menos perfección y éxito después del Brocense,
López de Velasco, Aldrete, Covarrubias y otros.
En la edad post-clásica, con la decadencia de las letras y la consiguiente
de la lengua, hízose sentir la necesidad de los estudios gramaticales
como remedio a tamaño mal. La Iu nclación de la Real Academia
Española a principios del siglo pasado fue feliz ocasión para que
los hombres ilustrados se diesen a la noble y útil tarea de estudiar el
admirable idioma castellano y limpiarlo, fijarlo y devolverle el esplendor
que había perdido. Fiel a sus fines aquel Cuerpo emprendió
desde luego la formación del Diccionario y la Gramática, y al cabo de
algún tiempo publicó sus primeras ediciones, que seguidas de otras y
otras de un modo u otro ha sido Iucntc abundante v sana de las
doctrinas que sobre la materia se han publicado en las ~bras posteriores.
A aquellas obras, tanto más meritorias cuanto tenían pocos modelos
propios, han dirigido su vista y las han imitado cual más, cual
menos, los gramaticos españoles del presente siglo, entre los cuales
bástenos citar al eximio SaIv.i, cuyo texto ha gozado de grande merecida
aceptación en los pa íses que hablan castellano.
Pero en las obras, que hasta aquí van brevemente enumeradas,
el sistema tradicional, si así es lícito decir, ha sido el religiosamente
seguido. Exactitud y abundancia en la exposición del arte de hablar,
claridad en los conceptos y hasta erudición en la doctrina, todo esto.
que basta para enaltecerIos, se puede hallar en dichos tratados; pero
no se vaya a buscar en ellos el análisis científico del idioma. Al consignar
hechos estamos distantes de lanzar cargos insensatos: con respecto
a los primeros tratadistas, puede afirmarse que bastante se hacía
en una época en que así los métodos como los modernos inventos
eran desconocidos; harto se hacía con preparar la materia prima que
andando el tiempo había de tomar magnífica forma, bajo manos más
adestradas por haberse educado en época más culta. Ni las Humanidades
ni la misma Filología fueron jamás extrañas a aquella nación
que parece haber heredado, más que otros pueblos hermanos suyos,
en las letras y en hechos gloriosos, el espíritu que hizo inmortales las
razas de Cécrope y de Eneas; ella puede, en efecto, mostrar nombres
que, en sus varias épocas, se han ilustrado en estos nobles estudios:
allí está Valdés, que al comenzar la cultura de la lengua escribía sencilla
y elegantemente cosas exquisitas acerca de ella; allí están Mayans
y Caprnanv, eruditos restauradores del idioma; allí el ilustre
Hervás, de esclarecida fama, digno continuador de Leibniz, autor del
301
pasmoso Catálogo a que tanto debe la ciencia, Hervas el encomiado
Jlor Humboldt, UIl Max Mül lcr, UIl Pott.
En lo que se refiere a la Real Academia Española, como ella lo
advierte en el prólogo de su Gramática, la misma naturaleza de su instituto
no puede compadecerse con un indiscreto espíritu de forma, ni
le permite aceptar a la ligera innovaciones por buenas que éstas parezcan
o sean; siendo Cuerpo conservador del idioma, sobre ella pesa
grave responsabilidad que la obliga a examinar mucho y a aguardar
largo tiempo para admitir modificaciones
...