Los rincones de mi memoria

LOS RINCONES DE MI MEMORIA

La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con que jugaba cuando era niño.* Nietzsche

Aunque es un lugar común decirlo, todos hemos sido niños alguna vez. Y sin lugar a dudas, las esquinas de nuestra memoria, reflejan las ténues luces del brillo de la infancia.

Descubrir el mundo, interpretarlo con nuestras primeras teorías, comprender la exquisita trama de las relaciones humanas, las trampas del lenguaje, las desilusiones y las sorpresas, las máscaras de la cultura y sus disfraces... sin duda, se trata de delicadas y sutiles huellas que pueden incluso tener la asombrosa capacidad de influir sobre nuestro presente... porque pueden continuar vigentes, en cada uno de nosotros, aunque revisadas y hasta embellecidas por el paso del tiempo y de las aventuras de la vida.

Soy la decima entre trece hermanos hija de JUAN Y MIRIAM dos malagueños que formaron una familia como mucho amor, esfuerzo y dedicación para que llegáramos a ser personas de bien

RINCON DEL JUEGO

En esta narración relato el juego como una etapa muy importante en mi desarrollo infantil, ese juego dulce, tranquilo sin perjuicios con mis hermanos primos, amigos en diferentes lugares como la casa, la escuela, la cuadra del barrio en fin….vienen a mi memoria el solar de la casa un escenario muy especial donde jugábamos al escondite, los animales de la selva, a la escuela donde yo era la maestra, mis hermanos y amigos eran los estudiantes los cuadernos hojas de mirto, el tablero una tabla ancha de una cama, el salón un árbol grande de míspero el cual nos brindaba sombra, los pupitres troncos grandes de un árbol que mi hermano mayor había cortado y nosotros en una de nuestras clases habíamos decorado

Luis Torrecilla Hernández: Niñez y Castigo. Historia del castigo escolar. Editorial Universidad de Valladolid, 1998.

ENTRE EL CASTIGO Y LA AGRESIVIDAD

El castigo como instrumento de corrección y estrategia de formación moral, aparece como la primera y más persistente justificación del daño que padres y madres maltratadores causan a sus hijos. La repetición de los actos de crueldad y de dureza se presentan como acto de corrección.

Frente al agresor y al agredido el concepto de castigo opera como excusa. Algunos agresores niegan la frecuencia, la intensidad y la desproporción del daño denunciado, mostrando en ese ocultamiento que entienden la arbitrariedad y el exceso al que recurren. En otros casos los maltratadores defienden el exceso y su repetición, por el beneficio que el abuso genera para modificar las conductas que según ellos ofenden. En general, la justificación de los padres, busca mostrar el abuso como pedagogía que se utiliza por el bien del menor y que, mostrado con objetivos educativos y de ideales sociales, normaliza el daño físico o psicológico producido.

Se encuentra que estos padres no quieren encontrar formas diferentes al castigo corporal y al maltrato psicológico. Evitan asistir a consulta para hablar de lo que sucede en su relación con sus hijos. Sólo la obligación legal aplicada por las instituciones logra que en algunos casos estos asistan a tratamiento.

Escudándose en el deber de corregir a sus hijos, los padres ejercen una coacción que presentan como necesaria, es al interior de la familia que se presentan los mayores abusos en la aplicación de la ley.(3)

DIFERENCIANDO

...