Los sonidos seductores
Enviado por Juli Ramirez • 3 de Agosto de 2018 • Resumen • 621 Palabras (3 Páginas) • 476 Visitas
Los sonidos seductores
Desde pequeños el conocimiento del mundo se ha dado por medio de los sentidos, sin estos sería difícil poder comprenderlo. El sonido representa una parte importante ya que funciona como “fachada” o medio por el cual se da este proceso de entendimiento de las palabras, incluso da el tacto de las frases y permite que prescindamos su significado.
La capacidad que tiene el ser humano de decodificar el sonido es impresionante, descifrando un vocablo común en tan solo 150 milisegundos, sin mencionar que no es necesario que se termine la frase para entender lo que se está planteando. Asimismo, es de resaltar la facilidad irracional con la que el cerebro decodifica sonidos tan similares como “be” y “pe”, que se diferencian por la vibración temprana de las cuerdas vocales con un intervalo de 20 milisegundos, donde “be” toma la delantera respecto a “pe”.
Es necesario hacer énfasis en como el proceso de compresión de las palabras se produce, en primer lugar, por una comparación del estímulo fonémico o grafémico con todas las similitudes fonéticas que se encuentran en el diccionario mental de cada persona, actuando como código y mecanismo de reconocimiento.
Retomando la idea del despertar de los sentidos por medio del sonido, se tiene como ejemplo claro a los poetas, quienes sabiendo manejar las palabras, logran seducir a quien lea sus obras, inclusive fueron ellos quienes descubrieron un proceso interno en la lectura llamado “subvocalización”, donde no sólo es posible apreciar las palabras que conforman un texto, sino también sus sonidos. A partir de este planteamiento se desprenden una serie de ideas y sensaciones donde se ve involucrada la parte visual, dándole a cada sonido un color; creando una obra de arte a base de frases; dando brochazos de seducción y dejando atónitos a los ojos por tan colorido lienzo.
Como muestra de lo dicho se tienen las vocales, la u por ejemplo representa palabras relacionadas con flujos de luz negra, tales como luto, lúgubre, crepúsculo, entre otras; la a por su parte se muestra blanca, brillante, con palabras como glaciar, escarcha, álamos, y otras cuantas; la i en cambio se torna amarilla y delicada, como se puede percibir en marchito, ictericia, palidez, limón; la e sugiere tonos marrones y pardos, como el roble, arce, reno y ciervo; y la o toma el negro, el carbón, el luto, el chocolate y también el oro negro.
Varios autores se han pronunciado sobre esta relación, tales como Arthur Rimbaud, Sigmund Freud, Auguste Herbin y especialmente Eulalio Ferrer. Más su conexión no queda ahí, el sonido no solo evoca el color, pero también el tamaño y los sentimientos, desde la impresión de lo inmenso y sonoro que causan la a y la o (faraónico, aparatoso, descomunal), hasta lo diminuto y frágil de la i (microbio, pizca, infantil); desde el desprecio de la j y ch (paparruchas casucha, grupejo), la fuerza y energía de las erres (resurgir, rebelarse, rasgar) y la insistencia de la ñ (ñaca ñaca, ñiqui ñiqui), hasta la suavidad de las eses (suave, terso, delicioso).
...