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MODERNIDAD LIQUIDA


Enviado por   •  8 de Marzo de 2015  •  1.636 Palabras (7 Páginas)  •  572 Visitas

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¿Por Qué la Modernidad es Líquida?

Zygmund Bauman se considera uno de los sociólogos contemporáneos más importantes de esta época. De origen polaco judío, Bauman ha sido profesor en la Universidad de Leeds en Gran Bretaña. En su libro la Modernidad Líquida nos expone sus teorías sobre la modernización en la discusión de cinco temas principales: emancipación, individualización, espacio/tiempo, trabajo y comunidad. Su tesis principal se puede resumir en que la modernidad sólida representada por los sistemas capitalistas ha tenido que ceder ante la modernidad líquida representada por los nuevos sistemas de relaciones sociales donde sus relaciones fluyen con mayor flexibilidad y liquidez.

En este ensayo nos proponemos identificar y discutir las ideas principales que expone Bauman en el prólogo de su libro para más adelante exponer nuestras propias convicciones e ideas en cuanto a este tema. Esperamos que esta discusión nos lleve a exponer cómo el mundo ha dejado de ser uno individual y se ha convertido en uno global o vice versa, donde ya los seres humanos no poseen el control que anteriormente tenían sobre los sistemas, instituciones e individuos en general.

El autor en su obra nos comienza explicando los que la ciencia ha definido la cualidad de ser líquido. Se aprovecha esta oportunidad para introducirnos las diferencias fundamentales entre un líquido y un sólido. Para el autor el que los líquidos no conserven fácilmente su forma y estén dispuestos a cambiarla. Tampoco se fijan al tiempo ni al espacio. Para los líquidos el tiempo significa más que el espacio, ya que pueden rellenar el espacio con facilidad, pero solo por un momento antes de volver a fluir a otro lugar. En cambio los sólidos minimizan el impacto de la dimensión espacial y disminuyen el significado del tiempo.

Es la cualidad más significa del estado líquido su movilidad e inconsistencia. Es esta cualidad la que para el autor define la condición actual de los sistemas y de la etapa temporal en que nos encontramos: la modernidad. Desde el Manifiesto Comunista adoptado hace más de un siglo y medio, las personas han estado en la constante búsqueda de “derretir el sólido”. Esa condición de hacer fluir las cosas para que los cambios que se intenten introducir sean aceptados y las personas se acostumbren a ellos con mayor naturalidad. Es la importancia que se le da a que la sociedad evolucione y no se quede estancada en el tiempo para entonces también poder los ideales, convicciones y lealtades aprendidas e interiorizadas a través del tiempo.

Sin embargo, este deseo de cambiar lo establecido no significa que lo anterior se deseche del todo. Lo anterior se debe utilizar para aprender y mejorar, sino tomarse de modelo para rellenar ese espacio con cosas nuevas y mejores. Los sólidos que se escogerían para ser participes de ese cambio serán aquellos que ya estuvieron predestinados al cambio por su inefectividad o porque ya se encontraban en estado avanzado de desintegración. Esos primeros sólidos serían aquellos que nos atan a convencionalismos y tradiciones sin sentido o aquellos que obstaculizan nuestro deseo de evolucionar y dar paso a los cambios favorables a nuestra nueva vida. La sustitución de esos sólidos se haría pues, por otros sólidos que fueren más duraderos y confiables, pero que a su vez mantengan esa flexibilidad de aceptar todos los demás cambios que fueran necesarios para continuar la transformación.

Para algunos exponentes de este tema, el derretir lo sólido significaría que los comercios tendrían un amplio dominio al verse flexibilizadas todas las reglas domésticas y éticas que lo restringían. Por otro lado, significaría además que las relaciones sociales serían incapaces de resistirse a los cambios establecidos, a las nuevas reglas del juego y a los criterios racionales que dominarían el sistema comercial y su relación con la sociedad. La dominación del comercio y el nuevo orden económico forzaría a la sociedad a adaptarse a ese nuevo orden o estar sujeto al continuo desmembramiento de las instituciones o reglas que detuvieran la reproducción y evolución del mismo.

Es así que la globalización se ha convertido en el nuevo modelo que rige las relaciones actuales entre los individuos, los gobiernos y la economía. La modernidad líquida presupone entonces que los vínculos entre las acciones y proyectos colectivos y las elecciones individuales se están acercando aún más, así también las políticas y comunicaciones colectivas e individuales. Es la unión de lo colectivo y lo individual lo que haría cambiar el status quo a uno donde lo global ejercería su mayor predominio. Para lograr esto el autor nos indica que hay que cambiar las “instituciones zombies” que no son otra cosa que aquellas que “están muertas y todavía vivas”. Muertas en el sentida de que sus ideas, convicciones y tradiciones sucumbieron ante los nuevos cambios, pero siguen vivas porque los individuos las mantienen vivas

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