Martin Fierro

Martín Fierro es una obra literaria muy importante ya que es el pináculo del género de la literatura gauchesco y se inspira varias otras obras del mismo tema. Se publica en 1879 por José Hernández, La Ida es un poema sigue el sufrimiento y el maltrato del gaucho en la sociedad de Argentina en este momento, y temas de injusticia de parte del poder y la estigma de barbarie son evidentes. La segunda parte de la vida de Martín Fierro, que se llama La Vuelta, comienza donde terminó la primera parte, y habla de la vida de Fierro después de su regreso a su familia e hijos. Aunque los dos poemas se centran en el tema de los gauchos en la sociedad moderna y la vida de Martín Fierro, en particular, ellos diferencien no sólo en su mensaje sobre la cultura de Argentina, sino también en el tono de voz y la forma en que se manifiesta en la cuenta.

En la primera parte de Martín Fierro, el narrador habla en la tercera persona con una voz humilde y una lengua baja para mostrar lo que pasa con los gauchos y la situación difícil en que ellos son tratados desigualmente. Martín Fierro es la representación del gaucho, un individuo que vive como semi bárbaro. Hernández escribe en un lenguaje que imita la voz de un gaucho, y crea una lengua nacional para expresar inicialmente el estado de los gauchos. Por ejemplo, varias palabras son intencionalmente mal escrito para resaltar la idea de que los gauchos viven fuera de las influencias sociales. En el primer canto, Fierro dijo que “no soy cantor letrao.” En esta frase, Fierro habla de su falta de educación, y escribe la palabra “letrado” como “letrao.” Es obvio que como residente de las pampas, el gaucho no tiene la misma educación de otras clases de personas en la sociedad y además, no quiere tener una asociación con los letrados.

Sin embargo, Hernández quiere transmitir que a pesar de estas deficiencias, los gauchos viven en uno mundo libre de la institución. Esta idea se manifiesta en la frase en que Fierro proclamó, “soy gaucho, y entiendanló como mi lengua lo explica, para mí la tierra es chica y pudiera ser mayor.” Una proclamación de su identidad como gaucho, Fierro no se identifica con su nombre, sino un grupo social. Lo hace porque Hernández quiere presentar a la historia de los gauchos como lo de todos. Como padre y marido, Fierro utiliza su voz para enfatizar inicialmente la cultura de los gauchos y sus profundas raíces en tradición antes de que se fuerza al ejército. Los gauchos son hijos de la civilización, sin embargo, el gobierno y los autoridades explotan a los gauchos y los condenan a vivir como barbarie.

Cuando Fierro se convierte en un soldado, el tono y la voz del poema se vuelve más triste y violente. Su vida alegre rompe y la vida idílica está destruida a causa del gobierno de Sarmiento cuando él está forzada luchar en la frontera. Explica la pena de su vida debido a las autoridades injustos. Ellos hacen promesas falsas y no libran a la gente como ellos le dicen. También explica como ahora tiene que luchar y actuar violente a causa de su situación adversa. Por eso, está pensado que el gaucho es un criminal. En realidad el gaucho explica todos los conflictos sociales de su tiempo y como no hay salvación. Los recuerdos nostálgicos de su vida anterior al principio del poema son una manera para revelar la magnitud de las injusticias que reemplazarían a los tiempos felices. A pesar de esta buena vida, Fierro se muestra a sí mismo como un ciudadano argentino bien cuando voluntariamente empaca su vida a seguir las órdenes injustas para ir a combatir en la frontera.

En La Vuelta, Hernández escribe una reacción de La Ida, y úsalo como una guía en como interpretarlo. Mientras la primera parte es una narrativa, la segunda parte es más reflexiva, metafísica y profunda en el mensaje. Esta parte se centra en Fierro como un individuo, y por eso, el formato y la voz son diferentes. Una serie de personas hablan y discuten sobre la sociedad y los problemas del gaucho, y esto ayuda a comprender de la situación de los gauchos, desde diversas perspectivas. La voz es en la primera persona y es más directa de la voz en la primera parte. En la primera estrofa, Fierro dice que “atención pido al silencio, y silencio a la atención…si me ayuda la memoria, a mostrarles que a mi historia le faltaba lo mejor.” El gaucho empieza a revalorizar su vida y sus acciones de la primera parte. Ahora, Fierro ha superado su manera rebelde y está enfocando en cambiar a su vida.

Las ideas que se postulan en esta parte del poema son del padre, y él da consejos a sus hijos. Se reúne por fin con sus hijos y vuelve al seno de la sociedad, para lo que ha de sacrificar gran parte de su preciosa independencia. Al final, es obvio que Fierro no es el mismo gaucho matrero de la primera parte, y es evidente en su voz y la manera en que hablar sobre su vida. Fierro está dispuesto a adaptarse a las condiciones normales de trabajo, diciendo que “debe trabajar hace el hombre/ para ganarse el pan.” Pero, al mismo tiempo que vaticina su propio fracaso y culpa a los demás, con las palabras “sí puedo vivir, y me dejan trabajar.” Además, Hernández

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