Miradas Inocentes
Enviado por Nicolas Gonzalez • 29 de Octubre de 2019 • Reseña • 505 Palabras (3 Páginas) • 193 Visitas
Miradas Inocentes
Siendo las 11:18 de la noche, un miércoles 8 de Mayo del 2019; de un acto imprevisible tal como si en una constelación lejana dos estrellas colisionaran y germinara una supernova decreciente, alineando los planetas, las palabras, el libre albedrío, los sentimientos en busca de un choque de fama en tu pensamiento o llanamente en tu imperativo categórico.
Desde aquí quiero mencionar que espero nunca llegue a ti esta carta porque cuando las caras se cubren la valentía cobra vida y este escrito es sólo un ejemplo de mi cobardía, será anónima para que busques el fascinado poeta detrás de este teclado de ochenta teclas.
El tiempo era el mismo que cuando partiste; con el cielo entristecido y mi piel entumecida al escuchar tu voz por última vez exigiendo que me vaya mientras cada parte de mí exclamaba que me besaras y olvidaras el pasado que tu subconsciente revisaba cada instante que mi mirada no lo distraía. Cuando dije que te quedaras supongo que ya fue bastante tarde, y ahora mi pecho no tiene aire para pronunciar esas palabras, solo hay un manto blanco de neblina que cubre mi boca y me amarra a extrañarte. El día que te fuiste traté de no pensarte, privarme del lujo de tu vagar en mi mente, pero al final de todo la tristeza que siento es la muerte de las simples cosas, esos básicos detalles que quedan doliendo en el corazón; entonces tu mente comprende cómo están de ausentes las cosas queridas que hacían que amaras cada instante del complejo de tu existencia. Hay penumbras en las que me deleito con tu presencia, simples alucinaciones de alguien desquiciado de melancolía; en estas epifanías no hay momentos para mal de amores ni para tristes despedidas, sólo suspiros… suspiros de algunas promesas que quedaron plasmadas con el sendero que recorrimos alguna vez.
Lo siento pero te mentí, el tiempo no es el mismo ni es similar. El tiempo es vacío, el aire pesa toneladas al entrar a mis pulmones como un inmenso iceberg que se abalanza sobre mis costillas mientras a mi mente la taladra el pensamiento roto de que a las cosas simples las devora el tiempo. Pero, ¿qué tiempo si los relojes se detuvieron once días atrás a la 1:37 am? Eres tan implacable que marcas épocas, dividiste mi historia y ese día la culminaste por completo poniendole fin al calendario. Es hoy cuando me pregunto: ¿qué trasciende más allá de tu presencia? ¿Tan sólo apariciones momentáneas de mentes demacradas tratando de tener la oportunidad de tu mirada por una milésima más de segundo? Como el purgatorio de Dante en el cual purifico mi alma de tu amor con la esperanza de caer de la montaña y aterrizar de nuevo en tus brazos.
Ahora camino triste y vacío dando cada paso con amargura, sin querer dejar en el aire las promesas que aún tienen la magia de flotar gracias a la dulce mirada con la que alguna vez me deleitaste.
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