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Modo De Comunicacion


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2014  •  3.350 Palabras (14 Páginas)  •  305 Visitas

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MODO DE COMUNICACIÓN

CONCEPTO GENERAL

La habilidad básica más importante que se debe enseñar a todo psicoterapeuta es el de desarrollar la capacidad de ver y escuchar realmente a los "otros". Esta acción nos capacita para comprender más rápidamente a una persona, prescindiendo de muchas palabras y dudas. Una persona me puede decir que se encuentra perfectamente bien, sin embargo, se puede ver la ansiedad o la depresión en su rostro y gestos.

Resulta bastante difícil adivinar el estado de ánimo o la actitud de otra persona sin empatizar con ella, es decir, sin intentar ponerse en su lugar y experimentar como ella experimenta. La persona que se siente comprendida empaticamente generalmente está más dispuesta a abrirse y mostrarse a niveles más profundos. El interlocutor empático da la agradable sensación de ser alguien que intenta comprender la situación del otro, y así la relación se torna más cálida, el nivel de compromiso puede aumentar, el tono general de la relación se vuelve más flexible, liviano y emotivo.

Contrariamente a la opinión generalizada, contamos con muchas claves para captar la naturaleza de otras personas, pero pasamos por alto gran parte de la riqueza de información y generalmente utilizamos la fuente menos confiable: lo que la persona dice.

Intentando compensar esta actitud errónea, transmitida culturalmente, se pondrá énfasis en todas las otras formas de comprender a una persona. Por consiguiente, nuestro interés se centra en cómo se le oye, en el ritmo y entonación de la voz, no en las palabras. Los gestos también me comunican si lo que está diciendo tiene o no importancia, y si lo que dice es verdadero o falso.

EL ROSTRO

Después de las palabras, la expresión facial es el aspecto que más se observa. Cuando saludamos a un amigo, se espera de nosotros que sonriamos y si deseamos impresionarlo adoptamos una expresión feliz y animada. Todos estamos acostumbrados, en mayor o menor grado, a observar el rostro como parte de nuestra comunicación cotidiana.

Las personas varían ampliamente en cuanto al uso que hacen de sus rostros. Algunos guardan, casi siempre, la misma expresión. Otras permiten que sus sentimientos íntimos se expresen totalmente, casi pidiendo al observador que note el dolor o humor sombrío. Otros consiguen que sus rostros se transformen gradualmente en máscaras inexpresivas.

El estado emocional más frecuente tiende a quedar, con los años, grabado permanentemente en el rostro.

Es relativamente fácil descubrir el estado de ánimo de otra persona en su cara, pero debemos tener siempre en cuenta que el rostro está bajo cierto control conciente.

Cuando una persona dice algo serio la cara se muestra seria, y cuando existe duda la cara muestra duda. Se permite al rostro reflejar claramente el mundo interior de la persona.

Se puede aprender mucho de los ojos. Si uno estuviera en un círculo de personas mirándolo, podría evaluar la distancia psicológica a la que están sólo a través de los ojos. En una persona los ojos pueden acercarse a uno, mostrar confianza; en otros, la mirada puede estar más distante demostrando reserva y poca confianza. Otra persona podrá dirigir hacia uno sus ojos inexpresivos, como si su dueño fuera otro individuo y no el que mira.

La mirada de un paciente puede permitirnos hablar sin reparos de sus problemas, aún en la primera sesión, mientras que otros ojos nos pueden decir: "guarde su distancia hasta que yo lo conozca mejor".

Existen ojos muy abiertos que parecen tocar lo externo y ojos introvertidos que parecen mirar tanto hacia adentro como hacia afuera.

Nosotros como terapeutas deberíamos ser capaces de distinguir las emociones fuertes a través del rostro. Estos le otorgan una tremenda vitalidad; así, las emociones de tristeza casi de inmediato enrojecen los ojos y los hacen aparecer acuosos. La reacción más común en esta clase de personas consiste en ocultar su rostro tratando de esconder dicha emoción hasta controlarla.

La fatiga es también claramente distinguida en la cara de las personas: el rostro da la impresión de algo flojo y colgante.

Vislumbrar dos sentimientos contradictorios en el rostro resulta difícil; sin embargo, aquí prima la experiencia del tera-peuta, su sensibilidad.

VESTIMENTA

La vestimenta refleja partes importantes de la imagen que desea dar la persona de sí. Así, tenemos al narcisista que elige usar anillos, reloj grande, pulsera de oro, ropa meticulosamente elegida, corbata de colores vivos, zapatos impecables. La ropa o apariencia llamativa es, probablemente, menos significativa en las mujeres, en razón del entrenamiento a que en este sentido las somete la sociedad.

En el caso de los narcisistas, lo que evitan es demostrar su inseguridad, su ansiedad y un gran vacío interior.

La vestimenta también puede representar posiciones contradictorias. Así, tenemos psicópatas, esquizofrénicos simples, etc., vestidos con ropas que no encajan con el conjunto. Por ejemplo: pantalón bien planchado y zapatos sucios o camisas arrugadas; también se observa el puño de la camisa desgastado y hasta sucio o la cartera de la mujer que contrasta con su atuendo por su mal estado.

En las mujeres sus ropas reflejan su autoestima; todo esto está relacionado con su movimiento, expresividad y su manera de hablar.

MOVIMIENTOS CORPORALES Y GESTOS

El cuerpo de una persona es su don fundamental. Como terapeutas observamos las manos, los brazos, hombros, cuello, abdomen y piernas para obtener una impresión general de la fortaleza física básica del ser humano, de su estilo de vida. La curva que une cuello y hombro podría revelarnos una fortaleza física generalizada. Si el cuello es delgado o pequeño debemos preguntarnos si esto se debe a que fue desnutrido o si estaba destinado a ser menudo. También es importante observar los movimientos y gestos para ver cómo utiliza su cuerpo. Un hombre identificado con su cuerpo goza con su fortaleza física y la emplea con soltura. Otro tiene gestos afeminados, como si hubiera deseado tener un cuerpo distinto. El hombre de estatura pequeña puede sobrecompensarse haciendo gestos amplios para hacer sentir su presencia.

Del mismo modo como se observa la musculatura del hombre también se hace lo mismo con las mujeres.

Con frecuencia pasamos por alto las características del caminar de una persona; sin embargo, muchos pueden reconocer el sonido que hace un pariente al caminar.

Los pacientes muy cerebrales parecen tocar apenas el suelo; los que están siempre en el futuro, pensando en lo que debe hacerse, tienden a inclinarse hacia adelante. En las personas depresivas el caminar es lento, y los que caminan aprisa están llenos de exigencias y tensiones musculares,

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