Novela "Los Hijos De Sanchez"
Enviado por mianadehoy • 11 de Noviembre de 2014 • 1.086 Palabras (5 Páginas) • 227 Visitas
Sobre "Los Hijos de Sanchez"
"El cuarto tenía una cama, donde dormían Faustino y su mujer. Los demás dormíamos sobre pedazos de cartón o en mantas o trapos esparcidos por el suelo. El único mueble era una cómoda rota, sin puertas, y una mesa que por la noche había que llevar a la cocina para lograr más espacio. Socorrito dormía con su marido y sus hijos en un pequeño sitio entre la cama y la pared. Paula y yo tendíamos nuestras cosas a los pies de la cama. Mi cuñada Delila y su hijo dormían al otro lado de Paula, y mi suegra y su marido dormían en el rincón, cerca de la cocina, donde de día estaba la mesa. Era así como trece de nosotros, cinco familias, nos acomodábamos en ese cuartico". Así vivió unos meses Manuel, el primogénito de Jesús Sánchez, en la ciudad de México. Los Sánchez son los protagonistas de un libro del antropólogo norteamericano Oscar Lewis1; una obra que es ciencia, panfleto, documento, novela y quién sabe cuántas cosas más; con certeza, uno de los libros más inquietantes y más penosos escritos sobre las mores de nuestro tiempo.
Lewis ha trabajado largo tiempo en México; su libro inmediatamente anterior -Cinco familias- logró cierta notoriedad en sectores no directamente concernidos con las investigaciones antropológicas; pero Los hijos de Sánchez parece una culminación no sólo metodológica sino literaria. En el prólogo, el autor describe su método de trabajo: una especie de psicoanálisis biográfico respaldado en todo momento por la constancia y la imparcialidad de una grabadora de sonido. Jesús -el padre- y sus hijos Manuel, Roberto, Consuelo y Marta le concedieron al investigador su amistad y su confianza. Sólo así era posible la obtención del documento en bruto; sólo así era posible rebasar la estadística y la generalización para llegar a esta obra en la que participan la inquisición científica y la creación literaria. "De este modo, creo haber soslayado los dos riesgos más frecuentes en el estudio de los pobres, a saber: el exceso de sentimentalismo y la brutalidad (...).
Espero que este método preserve para el lector la satisfacción emocional y la comprensión que el antropólogo experimenta al tratar directamente con sus sujetos, pero que rara vez se trasluce en la jerga formal de las monografías antropológicas".
La prueba de lo anterior: "Me recordaba a una persona que caminara para atrás entre lo oscuro, sin pisar tierra firme. Caminaba y caminaba sin llegar a ninguna parte. Tan sólo movía las piernas para darle a la gente la impresión de que hacía algo. Su mirada estaba fija en las estrellitas que brillaban en el firmamento. Trataba de agarrarlas y cuando lograba coger una, se sentaba entonces en la soledad infinita hasta que su luz dejaba de brillar. Entonces dejaba que la estrella apagada flotara en el aire, e irresistiblemente iba en busca de otra". Así, en un momento de descanso, en un conato de comprensión y de ternura, en una tregua lírica a la recapitulación de hechos penosos, así habla Consuelo de su hermano Manuel. Este es el mayor de la familia: un irresponsable, un débil, un mitómano; haragán, engreído, simpático, ha sido un completo inútil, un cero -cuando no un fastidio- en sus relaciones sociales
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