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Ofrenda 2013


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2013  •  1.484 Palabras (6 Páginas)  •  265 Visitas

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En la ceremonia de la ofrenda a los difuntos, en el cementerio de la isla de Janitzio en el lago de Pátzcuaro, del estado de Michoacán, México, la tradición del "Día de Muertos" se ha conservado en todo su vigor.

A las 6 de la tarde del día 1° de Noviembre, de cada año, comienza a oírse el toque de muertos, y con intervalos de medio minuto la campana sigue doblando hasta la madrugada.

Poco antes de la media noche las familias de la isla sales de sus casas rumbo al cementerio de la cercana ciudad de Pátzcuaro las personas se dirigen a la isla en sus canoas que semejan mariposas y que a la luz de miles de velas se antoja como un cuento. Los hombres embozados en sus sarapes, las mujeres ataviadas con sus mejores ropas y joyas más vistosas.

Para iluminar el camino cada grupo prende velas, la isla adquiere un aspecto fantástico, como millares de lucecitas, masas de sombras caminantes y el lento e interminable doblar de las campanas.

Los grupos se dirigen a las tumbas de sus familiares, las adornan con guirnaldas de flores, colocan ahí las bateas (charolas de madera) y los platones cargados de comida y frutas y prenden todas las velas que les sean posibles.

A la media noche las mujeres se arrodillan ante las tumbas, los hombre entonan fúnebres alabanzas a los muertos, de cuando en cuando las mujeres desfloran flores de cempaxúchitl llevadas especialmente para ese objeto y riegan los pétalos sobre las tumbas. Así transcurren las horas hasta el amanecer.

Junto al cementerio, en el atrio de la parroquia se celebra una ceremonia, en ese lugar se reúnen las familias que no tienen muertos o cuyos deudos tienen más de tres años de enterrados.

No llevan ramos ni flores, solamente velas y sus bateas con ofrendas, así permanecen mudos a lo largo de toda la noche.

Esta costumbre tiene su concepción desde la época prehispánica según la cual el muerto tenía que hacer un largo viaje que duraría tres años para llegar a Mictlán, lugar donde se establecería para siempre, por ese motivo consideran que al llegar el difunto al final de su viaje, ya no necesita que lo velen en el camposanto y solamente rezan por ellos en la iglesia.

Este día se manifiesta una actitud muy mexicana ante la vida. Un día consagrado a la memoria de los muertos queridos. Entre las comunidades indígenas existe la creencia de que en el más allá se da licencia al difunto para visitar a los parientes que aún viven en este mundo. Para su llegada, le llevan comida y adornan la tumba con flores.

En algunos lugares se hace un altar.

En los altares de muertos se pone comida, golosinas y bebidas, de acuerda a los gustos del muerto al que se dedica el altar, para que, cuando venga a visitar a sus familiares, comparta el banquete, esté contento y se vaya contento.

Un altar de muertos se adorna con colorido papel de china, velas, veladoras y flores de Cempasúchil. Generalmente dominan los colores, morado, verde, amarillo y naranja, aunque pueden existir otros colores.

El altar se estructura en diversos niveles.

En el nivel superior al centro del altar, es usual colocar

una fotografía del difunto al que se dedica el altar.

En el nivel intermedio suele ponerse comida, golosinas y cosas que gustaban al muerto.

En la parte inferior, además de leña, carbón, un brasero o tres piedras empleadas como piraguas para formar un fogón, se coloca agua y una cruz de ceniza.

Altar de tres niveles: representan, el cielo, la tierra y el inframundo, aunque para la religión católica representa la santísima trinidad.

Altar de siete niveles: son el tipo de altar más convencional, representan los siete niveles que debe atravesar el alma para poder llegar al descanso o paz espiritual. Según la práctica otomí, los siete escalones representan los siete pecados capitales. Se asocia el número siete con el número de destinos que, según la cultura azteca, existían para los diferentes tipos de muerte.

Imagen del difunto: se coloca una imagen, pintura o fotografía del difunto al que se honra en la parte más alta y destacada del altar. Según la religión o idiosincrasia, también se colocan los retratos de espalda y frente a ellos un espejo, para que así el difunto sólo pueda ver el reflejo de su deudo y el deudo vea el reflejo de su difunto, simbolizando la pertenecía de ambos.

Arco: se coloca arriba del último piso un arco hecho de [carrizo], [palmilla] o flores que simbolizan ser la puerta de entrada

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