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Pequeñas Historas Del Globo


Enviado por   •  12 de Diciembre de 2013  •  12.426 Palabras (50 Páginas)  •  1.849 Visitas

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Introducción:

Hemos elegido las siguientes historias por diferentes razones, la principal siendo el número de historias que son; Los tilos de Berlín historia número 1, Las casas frescas siendo la historia número 2, Lluvias tropicales que viene siendo la historia 3, La madrina de Girona siendo la número 4, La vida diplomática la numero 5, Adiós pueblo, adiós Río, siendo la número 6, Una noche en las calles de Rio, siendo la numero 7 y finalmente La postal árabe, la cual es la historia número 8. Pensamos que cada una de las historias fue buena por diferentes razones.

La historia de Los tilos de Berlín, fue como una descripción de lo que sentía la gente del muro que los separaba de la otra mitad de la población.

El cuento de Las casas frescas nos gusto por el hecho que describían muy bien la forma en la que vivían y como era donde vivían.

El relato, Lluvias tropicales fue la realidad que vivimos y como los niños se las arreglan para vivir.

La historia de La madrina de Girona fue agradable porque es simplemente linda la forma en que la protagonista, Jayamma, se alegra porque su madrina la va a visitar.

El relato de Adiós pueblo, adiós Río cuenta como la gente tiene problemas en los tiempos de guerra y como los supera. También porque me hizo investigar donde sucedía, ya que en el libro no lo menciona.

La historia de Una noche en las calles de Rio, fue la descripción de la inocencia de los niños.

En conjunto casi todas las historias nos agradaron, todas por razones muy diferentes. Cada una te enseña un poco de cada cultura, sus tradiciones y la forma de pensar de los personajes, ya que algunos personajes piensan muy deferente de los demás. Creo que lo que más nos gustó de las historias es que sus personajes parecen reales (y en algunos casos tal vez lo sean) y que te puedas relacionar con ellos.

Los tilos de Berlín – Pequeñas historias del globo

Cuando Anke se asoma a la ventana de su casa, ve un árbol, un tilo. Su madre le dice que aún es joven y que por eso tiene el tronco tan delgado. -Fíjate-le dijo hace tiempo-, es el mismo tipo de árbol que hay en la gran avenida, por la que paseamos con papa los domingos. -Los tilos de la avenida, que precisamente se llama ‘‘Bajo los tilos’’ porque tiene muchos, ¿a qué son grandes, altos y tienen muchas hojas? Los tilos de la avenida son como papa y como yo, bueno, ¡como los abuelos¡ -ríe su madre-. En cambio el tilo que ves desde la ventana es joven y delicado como tú. Anke decidió bautizar al tilo que había frente a su casa con su propio nombre. El tilo Anke. Recuerda que antes de que vinieran los camiones a plantar el tilo, delante de su casa había una pared. Pocos meses antes de que viniera a plantar el tilo, Anke conoció a sus abuelos. No los había visto nunca, ni a la abuela Ute ni al abuelo Wolfgang, solo en fotografías. Su madre nunca le había hablado de ellos. -¿Dónde están? -Viven muy lejos. Un día Anke vio cómo su madre miraba triste a su padre cuando hablaban de los abuelos y pensó que tal vez por eso siempre le decía que vivían lejos, porque cuando murió el abuelo de Gabi, una amiga del colegio, creyó que quizá los suyos también debían estar muertos. -Mama, ¿los abuelos están muertos?-pregunto un día -No, cariño. Están vivos, pero viven lejos y no pueden venir. -¿Pero dónde viven? ¿Cómo se llama el sitio en el que viven? Su madre la acaricio. -Charlottenburg. Así se llama el sitio donde viven. Ute y Wolfgang enviaban regalos a Anke por su cumpleaños, y también por Navidad. Cosas preciosas de Charlottenburg: cosas que no se encontraban en Berlín. Un día en el colegio, la maestra Frau Borgerding les enseño un mapa del país, Alemania. -Pero, ¡aun es mayor¡ aquí solo se ve un trozo de país en el que vivimos nosotros. Debajo del mapa, a la derecha, estaba el nombre del país: La República Democrática Alemana, dijo la maestra. Anke alzo la mano y pregunto: -¿Dónde está Charlottenburg? La profesora la miro, extrañada. -¿Charlottenburg? ¿Quién vive en Charlottenburg? -Allí viven mis abuelos –dijo Anke- Está muy lejos de aquí, ¿verdad? -No, no esta tan lejos. ¡Charlottenburg está aquí mismo en Berlín¡ -Pero, ¡si Berlín es nuestra ciudad¡-exclamo Anke. Aquella noche los padres le aclararon algunas dudas. -La maestra tiene razón,

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